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Pensar en un encuentro directo con animales salvajes y en su ambiente natural, supone ser algo increíble o por lo menos peligroso. Sin embargo sumergirse a jugar con lobos marinos, es una actividad que hace años se realiza en Argentina, incluso en algunos casos es una práctica que ayuda a reducir el estrés.
La práctica del buceo recreativo abre las posibilidades a conocer un mundo que se esconde a pocos metros de profundidad: desde jardines exóticos en el Caribe, a jugar con curiosos animales, como si se tratara de perros domésticos, en la Patagonia.
Sumergirse a interactuar con lobos marinos es una de las propuesta que tiene la costa chubutense. Durante todo el año recibe cientos de personas que realizan escapadas de fin de semana para vivir un encuentro cuerpo a cuerpo con estos animales que esperan para jugar y curiosear.
“Animales salvajes que buscan el contacto con las personas, no es algo que pasa usualmente. Los lobos juveniles son curiosos y amigables. Basta unos minutos para notar que el disfrute del encuentro es mutuo. Es algo increíble”, cuenta Gerardo Sapia Instructor y Director de OPUS BUCEO. “El animal es el que se acerca nos toca, juega, sube a la superficie a tomar aire y vuelve a buscarnos para seguir jugando”, añade.
La claridad del agua de Puerto Madryn permite ver a los lobos con total nitidez, incluso se los puede reconocer. Los animales suelen elegir a alguien en particular para interactuar. Nadan dando giros y vuelven una y otra vez con la misma persona, en busca de caricias y roces.
“A unos diez minutos de la costa en barco, se encuentra la lobería, lugares donde los lobos se reúnen y permanecen. Al momento de detener la embarcación para alistarse antes de zambullirse, desde tierra, los lobos se adentran al agua a esperar a los buzos. Ya en superficie se inician los juegos. Mordeduras, roces de hocico, aletazos, es la manera en la que ellos demuestran su aceptación con los visitantes”, señala Sapia.
“Cada uno tiene su personalidad, algunos de hecho son más cariñosos que otros o más juguetones. Otros se ponen boca arriba para que le acaricie la pancita y los más confiados se acomodan casi como un bebé a ‘upa’”, comenta el Instructor de su último viaje. “Son los mismo lobos marinos quienes se acercan, curiosean y disfrutan de contacto. Son similares a una mascota, tocan con sus sensibles bocas muy suavemente e investigan el traje de los buzos”.
El buceo es un deporte con altos estándares de seguridad. Requiere de una capacitación previa, para un manejo básico del equipo y el medio. Se utiliza un equipamiento acorde, sujeto al clima y al tipo de actividad a realizar. Todo el que se inicia, lo hace bajo la supervisión de un instructor certificado. En zonas turísticas, las inmersiones se realizan mediante una operadora de buceo habilitada.
Fuente: Por Cecilia Manniello, periodista para http://tn.com.ar/salud/fitness/bucear-con-lobos-marinos-reduce-el-estres_802110