Catriel, Rio Negro, 17 de junio de 2025. En un movimiento que ya genera intensos debates a nivel político, ambiental y económico, el Gobierno de Río Negro anunció el inicio de un proceso de exploración temprana de uranio en zonas cercanas a la localidad de Catriel, históricamente conocida como el corazón del petróleo en la Patagonia argentina. Pero ahora, la narrativa cambia: la minería del uranio vuelve al centro del escenario, reavivando antiguos proyectos, expectativas de desarrollo local y, también, polémicas ambientales que no se hacen esperar. ¿Qué hay debajo de la tierra rionegrina? ¿Podría convertirse Catriel en un nuevo bastión de la energía nuclear nacional?

🔍 Exploración estratégica: así comienza la minería de uranio en Río Negro

El epicentro de esta nueva apuesta energética es el proyecto Amarillo Grande, liderado por la empresa Blue Sky Uranium Corp. y respaldado por organismos provinciales y nacionales. Este plan contempla perforaciones en el yacimiento Ivana, ubicado en cercanías de Valcheta, y nuevas acciones exploratorias en zonas próximas a Catriel, donde ya en décadas anteriores la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) había detectado potenciales reservas de uranio.

Recursos de uranio en Argentina

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La exploración se dividirá en dos etapas bien definidas: la primera, en el núcleo del yacimiento Ivana, y la segunda, en áreas satélites y otras formaciones aún no caracterizadas completamente, pero con antecedentes de interés geológico. Lo más llamativo: los minerales se encontrarían a menos de 5 metros de profundidad, lo que permitiría un método de extracción tipo cantera, más económico y de menor complejidad técnica. Esto abre la puerta a un desarrollo a corto plazo si los resultados confirman la viabilidad técnica y ambiental.

«los minerales se encontrarían a menos de 5 metros de profundidad, lo que permitiría un método de extracción tipo cantera, más económico y de menor complejidad técnica.»

⚛️ El uranio y su potencial geopolítico en Argentina

El uranio, si bien es un mineral que genera controversias, también es un recurso estratégico de gran valor para el país. Argentina cuenta con una sólida infraestructura para su procesamiento —como lo demuestra la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, en la misma provincia— y una red de expertos nucleares respaldada por instituciones como la CNEA, INVAP y el Instituto Balseiro. De confirmarse el potencial del yacimiento, Río Negro se posicionaría como una de las pocas provincias con capacidad completa de producción nuclear: desde la extracción hasta el enriquecimiento del mineral.

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Además, el uranio extraído en Amarillo Grande no solo podría abastecer las centrales nucleares nacionales (Atucha I, II y Embalse), sino también generar divisas mediante exportación, en un contexto global donde la energía nuclear vuelve a cobrar protagonismo ante el colapso climático y la necesidad de reducir emisiones de carbono.

Argentina cuenta con una sólida infraestructura para su procesamiento —como lo demuestra la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, en la misma provincia— y una red de expertos nucleares respaldada por instituciones como la CNEA, INVAP y el Instituto Balseiro.

🌍 Catriel: de capital petrolera a epicentro minero

Catriel ha sido históricamente reconocida como la capital del petróleo en Río Negro. Pero la caída progresiva en la producción hidrocarburífera y la necesidad de diversificar la matriz productiva la colocan hoy en un nuevo cruce de caminos. La minería del uranio aparece como una alternativa energética que podría revitalizar su economía, generar empleo genuino y modernizar la infraestructura local.

Imagen: proyectos de minería de uranio en Rio Negro

Si bien la exploración actual no se concentra aún en el casco urbano, las zonas adyacentes a Catriel podrían ser parte clave de esta estrategia a largo plazo. La reactivación de los registros históricos de la CNEA en esa área confirma el interés geológico persistente por este sector.

Impacto ambiental: el debate puede faltar

El Gobierno de Río Negro, consciente de las posibles objeciones, lanzó el 28 de mayo una campaña de muestreo participativo del agua en zonas cercanas al yacimiento Ivana. La acción incluyó a técnicos, vecinos, docentes y autoridades, con el objetivo de garantizar transparencia y trazabilidad ambiental en cada etapa del proceso.

Se tomaron contramuestras para su análisis en laboratorios certificados, incluyendo al Departamento Provincial de Aguas (DPA), y se anunció que se implementarán mecanismos de participación similares a los que ya se aplican en otros proyectos como Calcatreu. Esto busca despejar temores y reforzar la narrativa de una minería moderna, sustentable y controlada por la comunidad.

Imagen: países con reservas de uranio

El desarrollo completo del proyecto —si pasa todas las evaluaciones técnicas, ambientales y sociales— implicaría una inversión estimada en más de USD 160 millones. A su vez, se proyecta la creación de cientos de empleos directos e indirectos, incluyendo técnicos, operarios, ingenieros y personal vinculado a servicios logísticos y ambientales.

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En una región donde el desempleo y la dependencia del petróleo son temas recurrentes, la minería del uranio aparece como una oportunidad concreta de reconversión productiva. Se prevé además la capacitación de mano de obra local en tareas específicas de exploración, remediación ambiental y análisis de laboratorio.

Vanadio: el mineral “oculto” con alto valor agregado

Además del uranio, el proyecto Ivana también podría generar como subproducto vanadio, un elemento químico estratégico utilizado en la industria del acero, baterías de almacenamiento energético y tecnología verde. Esto ampliaría el impacto económico del proyecto y diversificaría su potencial de exportación. Pocos proyectos mineros en el país ofrecen esta combinación de recursos estratégicos con aplicaciones industriales globales.

Ciclo del uranio como combustible nuclear