Una prueba rutinaria realizada el 26 de 1986 en el reactor cuatro formó nubes radiactivas que provocaron la muerte de 31 trabajadores y bomberos, mientras que miles sucumbieron después a enfermedades relacionadas con la radiación, como el cáncer.
La central nuclear permanece encerrada en un sarcófago gigante para contener las emisiones radiactivas, aunque la zona sigue deshabitada, visitada solamente por turistas a quienes dirigen unos guías pertrechados con medidores de radiación.
En el primer intento de reactivar Chernóbil, se ha construido una planta de energía solar constituida por 3.800 paneles con capacidad para abastecer a 2 mil apartamentos.
Es la primera vez que el lugar se usa para la generación de energía desde el año 2000, cuando los remanentes de la central nuclear de Chernóbil fueron cerrados.