Buenos Aires – Pingüinos, elefantes marinos, cormoranes y orcas invitan a recorrer la Ruta Azul. Se trata de áreas protegidas en la Patagonia argentina que atraviesa en 500 kilómetros tres parques nacionales marítimos.
El circuito se extiende por la Ruta Nacional 3, entre las ciudades cabeceras de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, y Río Gallegos, en la vecina Santa Cruz.
PARQUES AZULES
La primera de estas urbes se constituye como la más importante de la región, por tener buenos servicios, infraestructura y un aeropuerto internacional. En la segunda, el viajero encuentra la mítica Ruta Nacional 40, que conecta de norte a sur casi todo el país. El itinerario costero que propone la Ruta Azul une, a lo largo de 500 kilómetros, reconocidas áreas protegidas identificadas como “parques azules”, en contraposición a los “parques verdes” que integran la Patagonia cordillerana. Y es que este camino conjuga de manera constante la estepa con el horizonte del Atlántico.
Una de las primeras ciudades para visitar es Camarones, también punto de partida del Corredor Bioceánico, reconocida por sus actividades de pesca y buceo, así como por la celebración cada mes de febrero de la Fiesta Nacional del Salmón.
También, en esta ciudad portuaria se creó hace cuatro años el Parque Marino Costero Patagonia Austral, unas 130 mil hectáreas protegidas que cubren un centenar de kilómetros de costas del cabo Dos Bahías y la bahía Bustamante, además de unas 60 islas e islotes. Esta reserva protege unas 40 especies de aves y diez de mamíferos, entre pingüinos, patos vapor, ballenas, guanacos, ñandúes y lobos marinos.
Ubicado al sudeste de la provincia de Chubut, el Parque Marino Costero preserva la biodiversidad del norte del golfo San Jorge, y fue una total novedad en la Argentina por tratarse de la primera área protegida a nivel nacional con jurisdicción en el mar.
TRAS LOS PASOS DE DARWIN
El siguiente destino turístico es Puerto Deseado, una ciudad que alberga el único río sudamericano cuyo cauce abandonado fue ocupado por el mar. Un área fue visitada por el investigador Charles Darwin hace ya más de un siglo.
Constituida en torno al puerto pesquero que le dio vida, Puerto Deseado ofrece, al noreste de la provincia de Santa Cruz, excursiones náuticas y terrestres que recorren el Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino, creado en 2009 para proteger unas 140 mil hectáreas de superficie oceánica, así como otras áreas que invitan al avistaje de la flora y la fauna local. El itinerario comienza en el Refugio de Vida Silvestre, más conocido como Cañadón del Duraznillo. Distante unos 120 kilómetros de la ciudad, alberga guanacos, choiques y águilas. Y desde allí se accede a la Reserva Científica Monte Loayza, la lobería continental más grande de la provincia.
Un poco más cerca de la urbe está Cabo Blanco, el refugio de los lobos marinos de dos pelos. Un área custodiada desde 1937, donde sobresale la flora xerófila de la estepa patagónica. Entre los espacios de mayor relevancia figura la Reserva Natural Río Deseado. Una rareza geológica que hace miles de años permitió, en un cauce de 40 kilómetros, que las aguas del océano ingresaran al continente. Es el hábitat natural de pingüinos de Magallanes, petreles y flamencos. Sobre la costa sur se encuentra la Reserva Provincial Isla Pingüino, elegida por una colonia de Penachos Amarillos, a 24 kilómetros de la ciudad.
Finalmente, entre los faros de Puente Mercedes y Cabo Guardián se sitúa la Bahía Laura, espacio de nidificación de gaviotas coneras, patos crestones y ocasionales toninas overas. Por fuera del itinerario habitual de la Ruta Azul, otro destino recomendado a 250 kilómetros de Puerto Deseado es el Bosque Petrificado Jaramillo, uno de los yacimientos fósiles más importantes de la Argentina, declarado Monumento Natural en 1954.
En el camino hacia Puerto Santa Cruz, donde se erige el más austral de los parques marinos que constituyen hoy la Ruta Azul, vale la pena una visita extra a la ciudad de Puerto San Julián, situada a orillas de una bahía que se adentra en la meseta patagónica. Una urbe reconocida por haber sido base de operaciones durante la Guerra de Malvinas. La biodiversidad que se encuentra en los alrededores de Puerto San Julián también dio lugar a una reserva natural, situada a unos 25 kilómetros del casco urbano, en la que se encuentran especies endémicas de la estepa patagónica, como guanacos, ñandúes y zorros.
En lo que respecta a fauna marina se distinguen toninas overas, pingüinos de Magallanes y dos loberías no reproductivas: una de ellas en cercanías de playa La Mina y otra en las playas de la Estancia Makenke. Entre las excursiones imperdibles de Puerto San Julián están: el Museo Temático Nao Victoria, una réplica en tamaño real de la embarcación que ancló el 31 de marzo de 1520 con la flota magallánica, y la Muestra Arqueológica Florida Blanca, con piezas de más de 13 mil años de antigüedad. El último destino de la Ruta Azul es Puerto Santa Cruz, a orillas del estuario del río homónimo, un poblado que se constituyó como primera capital provincial y mantuvo un importante rol durante la afirmación de la soberanía argentina en la zona sur del país. La ciudad es sede desde 2004 del Parque Nacional Monte León, motor del desarrollo turístico local.
FUENTE: Ambito Financiero