Viedma – Científicos de la Universidad Nacional de Río Cuarto y el CONICET evalúan un biofertilizante para las producciones manisera y sojera de la provincia de Córdoba, donde la posible contaminación de los cultivos por arsénico y el estrés por sequía constituyen una problemática para la región.
Los cultivos de soja y maní son los motores más importantes que activan la producción agrícola de la provincia de Córdoba; de hecho, la industria manisera local es la tercera a nivel mundial. Sin embargo, existen condiciones particulares que se transforman en serios obstáculos.
La sequía es uno de los factores que afecta a la región en forma impredecible y en período intermitente casi todos los años. Las restricciones hídricas se traducen en pérdidas en el rendimiento poniendo de manifiesto la gravedad de la situación para la economía regional.
Otro de los “estreses ambientales” que afecta a esta zona de producción es la presencia de metales pesados y metaloides, en particular el arsénico. Esta característica resulta en un serio riesgo ambiental y sanitario, ya que el elemento tóxico puede ser incorporado y transferirse desde la planta al consumidor.
En la provincia de Córdoba, el arsénico está presente en aguas de pozo o excavaciones destinadas al consumo humano y animal en niveles que, en algunos departamentos, superan el valor máximo permitido en agua de consumo establecido en los artículos 982 y siguientes del Código Alimentario Argentino (FAO. OMS-OPS. 2007). Debido a la sequía que afecta a la región y que una alternativa es la utilización de sistemas de riego artificial, el uso de aguas contaminadas agrava la situación.
Ante esta situación, científicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y CONICET están seleccionando microorganismos para su uso como biofertilizante que mejora el rendimiento de los cultivos y les otorga una mayor tolerancia ante los efectos del arsénico y la sequía.
En diálogo con la Agencia CTyS, la doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET, Eliana Bianucci, cuenta que “el biofertilizante se formulará con aquel microorganismo que presente la mayor tolerancia al arsénico y que, en interacción con la planta, sea capaz de promover el crecimiento del cultivo bajo condiciones de estrés por sequía y arsénico.
Los microorganismos presentes en el biofertilizante tienen una característica peculiar: la capacidad de fijar nitrógeno, un elemento químico que constituye el 78 por ciento del aire atmosférico. “Esos organismos toman el nitrógeno atmosférico y lo transforman en un nitrógeno asimilable para la planta; de esa manera, ésta crece mejor”, explica Bianucci.
Si bien, estos microorganismos son muy utilizados para la producción, lo nuevo que aportan los investigadores es la utilización de cepas de rizobios específicos para cultivo de maní y soja, respectivamente “que disminuyan la absorción del metaloide por parte de la planta y de esta manera se limite la translocación del arsénico al fruto, además de promover el crecimiento vegetal en condiciones de estrés por sequía” subraya la microbióloga.
El biofertilizante formulado para ser inoculado a las semillas de maní y soja, respectivamente, se aplicará acompañado de un osmoprotector a base de alginato el cual podría otorgar una mayor viabilidad a los microorganismo hasta el momento de la germinación de la semilla en condiciones ambientales adversas.
Este proyecto, que se encuentra en la primera fase de investigación, es uno de los ganadores del Concurso INNOVAR 2014. Los investigadores lo presentan como una alternativa al uso de agroquímicos.
Fuente: Agencia CTyS