Cuando los piñones o semillas de la conífera están parcialmente dañados por el ave, se “salvan” de la recolección humana. Y aun así son capaces de germinar, favoreciendo la conservación del bosque, según constataron científicos de Bariloche.
En lo que podría ser un buen argumento para una fábula, una modesta cotorra patagónica podría estar contribuyendo a la preservación de la majestuosa araucaria, un árbol emblemático de la región que figura como “amenazado” en el catálogo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Así lo sugieren científicos de Bariloche, quienes comprobaron que la cachaña o cotorra austral (Enicognathus ferrugineus) estaría “protegiendo” de manera indirecta a los piñones o semillas de la conífera del exceso de recolección humana, sin afectar su capacidad de germinación.
En un estudio que publicaron en la revista “Royal Society Open Science”, los doctores Karina Speziale y Sergio Lambertucci, del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación, y Marcelo Aizen y Gabriela Gleiser, del Grupo de Polinización del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional del Comahue, y colegas de España, observaron que las cotorras consumen los piñones de forma parcial, por lo cual aquellos pierden atractivo para los pobladores de la zona que salen a recogerlos con el propósito de comerlos o alimentar al ganado. “Muchas personas prefieren las semillas intactas y desechan las dañadas”, dijo a la Agencia CyTA-Leloir la primera autora del trabajo, la doctora Speziale.
Ese deterioro parcial, que aleja a los recolectores, sería providencial. Speziale y sus colegas ya habían mostrado en estudios recientes que la cachaña podía favorecer la dispersión de las semillas y que también podría ayudar a la polinización. Ahora, comprobaron mediante experimentos que los piñones dañados siguen siendo capaces de germinar.
El hallazgo indica que, gracias a la cotorra, “el bosque de Araucaria tiene mayor chance de mantenerse, generar árboles jóvenes y a mayor distancia del “árbol madre” gracias a la cachaña a pesar de la gran cantidad de semillas que se pierden”, aseguró Speziale, quien agregó que mucha gente recolecta sin permiso en zonas vedadas o lo hace en cantidades mayores a las autorizadas.
De todos modos, además de la recolección humana, la investigadora puntualizó que existen otras causas que ponen en jaque al árbol: el fuego, la tala, el sobrepastoreo y también es muy importante el consumo de piñones por parte de especies exóticas introducidas en la Patagonia, como el ciervo colorado, el conejo, la liebre y el jabalí.
Los resultados de los estudios recientes llevados adelante por este grupo resaltan la importancia de la interacción entre un árbol milenario como la araucaria y las cachañas.
Del estudio también participaron los doctores Fernando Hiraldo y José Tella, del Departamento de Biología de la Conservación de la Estación Biológica Doñana y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.