MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Cinco nadadores comodorenses participaron del «Desafío del Atlántico Sur» en Islas Malvinas

Luciana Ferreira Mickiewich, María Fernández Van Raap, Fabián Gómez, Alejandro Fritz y Pedro Rimkevich vivieron una jornada emotiva e histórica en el área denominada Moody Brooke, a 2K al Oeste de la Casa de Gobierno de las islas.

La guerra de Malvinas es una fecha especial para la República Argentina, y al cumplirse 35 años, el conflicto bélico es una herida que no cierra. Comodoro Rivadavia fue un punto importante en 1982, y desde esta ciudad se cumplió importantes funciones de apoyo a la guerra.
El pasado mes de marzo, cinco nadadores comodorenses realizaron una travesía a nado en las Islas Malvinas, y vivieron días intensos, cargados de emociones, con una vivencia única compartida con ex combatientes, que habían viajado por diferentes motivos, y escuchando también la historia de vida de los kelpers, que tienen una visión totalmente diferente a los nacidos en territorio argentino.
Luciana Ferreira Mickiewich, María Fernández Van Raap, Fabián Gómez, Alejandro Fritz y Pedro Rimkevich son cinco nadadores que pertenecen al Club Náutico Comandante Espora, que el pasado 15 de marzo participaron del Desafío del Atlántico Sur. La prueba se realizó con una temperatura de 9°C, con viento de 25Km/h, una ligera lluvia y una temperatura del agua de 7°9C en el área denominada Moody Brooke, a 2K al Oeste de la Casa de Gobierno de las islas con acceso al agua vía arroyo Felton (tierras bajo jurisdicción gubernamental).
Cada uno de ellos lo vivió de manera diferente, pero con la particularidad de que ninguno conocía el lugar histórico. El evento llevó como estandarte, en su banner y gorras de los nadadores, el logotipo de la Fundación «No Me Olvides». La misma brega desde hace 9 años por la identidad de los soldados argentinos caídos en combate y no reconocidos aún.
En todas las presentaciones se hizo hincapié en esta importante tarea humanitaria a la cual el grupo adhiere y pudo rendir homenaje el domingo 12 de marzo en el Cementerio Darwin.
A la llegada, cada nadador recibió una medalla de participante. Por la noche, durante una cena de camaradería se entregaron diplomas con la respectiva clasificación.
Dadas las condiciones climatológicas reinantes, y por seguridad de los nadadores, se decidió acortar en 1K la carrera. Los deportistas completaron 2K en un circuito triangulando de 1K entre 2 boyas paralelas a la costa con la asistencia de la embarcación Le Grand Jack en Liberté (de bandera belga) que además sumó su pequeña embarcación a motor y su tripulante, propietario del barco, Dimitry Brouhns.
Luciana Ferreira Mickiewich se ubicó cuarta en el Desafío, pero a ella eso no le importó. No fue en busca de un resultado, no fue a competir. En una charla con El Patagónico contó que «yo iba a nadar en aguas frías y a conocer las Islas Malvinas, pero el desafío de nadar pasó a ser secundario, y tomó protagonismo el estar ahí con otra gente. Vivir esa experiencia, y aprender a ver que las cosas no son como creemos». La rica experiencia vivida le enseñó que la verdad no es solo la que uno conoce. «Lo que me dejó es que vi y escuché la historia de su lado. Vi gente que sufrió y vivió una guerra en su propia casa, que no la vivió de lejos como nosotros, gente que fue invadida, gente que sufrió y la pasó mal. Me quedé con esa versión de las cosas», explicó la nadadora que comenzó a incursionar en aguas abiertas en 2006, y desde ese momento se plantea desafíos. «No competimos, vamos en busca de distintos escenarios donde entra a jugar la temperatura del agua, la altura, las condiciones climáticas, las olas, el viento. Buscamos el desafío y queremos cumplirlos. Es secundario el resultado», subrayó.
Por su parte, María Fernández Van Raap fue invitada por el grupo para un evento de natación, pero al llegar a las Islas Malvinas se encontró con otra cosa, con otra realidad y vivió una experiencia difícil de olvidar
«Nos encontramos con una experiencia muy fuerte cuando nos llevaron al cementerio argentino, y al cementerio inglés. Estuvimos nadando donde desembarcaron los ingleses, fuimos al monte Longdon donde estuvo el Ejército Argentino peleando en 1982. Tuvimos problemas para conseguir traslado y lo hicimos caminando a esos trayectos, y ahí pensás un poco de cómo habrá sido en la guerra. Nos encontramos con gente hostil, pero también con otros que entendieron que nosotros no teníamos nada que ver. Fue una experiencia muy fuerte desde lo humano», explicó.
Para los cinco nadadores, el desafío no pasaba por los resultados. En ese sentido, María repite que para ellos era nadar ahí, y se enteraron que era una competencia en Río Gallegos. «Yo lo tomé como desafío personal, incluso sentí una molestia física faltando muy poco, y decidí seguir para poder terminar que era lo que yo quería», sentenció.
En el grupo de comodorenses viajó Alejandro Fritz, un apasionado de las artes marciales, quien coincidió en afirmar que para todos fue una mezcla de emociones. «En lo personal, la competencia fue una cosa aparte. Llegar a Malvinas, y contactarnos con todo lo que eso significa para nosotros. Cada uno lo vivió a su manera. Estuvimos alojados con ex combatientes argentinos y también ingleses», apuntó y aseguró que para él fue muy sensible el momento de visitar el cementerio. «Es imposible no emocionarse, y a muchos se nos cayeron las lágrimas. Es muy fuerte escuchar los testimonios de ex combatientes, que se acuerdan tanto y con tantos detalles. Se acuerdan en qué lugar estuvieron, y es muy fuerte. También pasamos por los campos minados, y sin dudas que la competencia pasó a un segundo plano», remarcó.
En el caso de Pedro Rimkevich, él fue uno de los nadadores que completó el desafío con aletas y sin dudas que el resultado no le importó. «Esto era un desafío personal que tenía hace mucho tiempo. Creo que ahora, con el paso de los días, caigo de lo que fue la experiencia de ir a Malvinas y de este desafío. Cada día me emociono más por lo que pasó», explicó. Tuvo la posibilidad de compartir jornadas con ex combatientes, quienes le agradecieron el gesto de hacer la travesía. «Un ex combatiente me abrazó y me agradeció lo que hacíamos por ellos. Para mí era nadar, y para ellos era un reconocimiento. Creo que no son reconocidos como se merecen», advirtió.
Recorrieron diferentes lugares de guerra. En bahía San Carlos, fueron al cementerio inglés, y recuerda que en un bar, casi por casualidad, se encontraron ex combatientes, y se saludaron como si nada porque entienden como es el tema ahora.
«En un restaurante había un cartel que decía que no éramos bienvenidos los argentinos hasta que reconozcamos su soberanía. Para mí, las Malvinas son argentinas, pero en general no hubo problemas», explicó.
Durante la estadía visitaron el museo, y más allá de que fueron bien atendidos, ellos tienen un punto de vista y los argentinos, otro. «Han pasado 35 años, y para ellos nosotros fuimos los invasores. Para ellos, la guerra fue frente a su casa. Ellos quieren ser ingleses porque no conocen otra cosa», comentó.
En el contingente, también participó Fabián Gómez, quien tomó el viaje como una oportunidad de ir a las Islas Malvinas. Y si bien fue el mejor ubicado en la categorías Caballeros, el habla desde otro punto de vista. «Cuando visitas esos lugares, se te caen varias lágrimas. Hoy, con el paso de los días, hablas y se te hace un nudo al ver que ahí quedaron muchos chicos jóvenes que ni siquiera sabían que iban a una guerra. Es conmovedor. Estuvimos con un ex combatiente que estuvo hasta el último día de la guerra, pasó mucho tiempo prisionero. Charlar con él fue algo tremendo. Más allá de todo lo que vivió busca sanarse. Las cosas que nos contaba era algo tremendo que nos enriqueció desde todo punto de vista», compartió.
Entre las experiencias vividas, Fabián, recuerda una en particular. «En un momento se encontraron dos ex combatientes. Uno inglés y otro argentino, fue todo muy impactante. Con un traductor de por medio, el inglés le dijo: ‘vos venías a matarme’. Y esas cosas te mueven mucho. Por eso, el respeto eterno hacia ellos que fueron a la guerra. La guerra no tiene ganadores, pierden todos. Las historias fuertes es lo que más me quedó, y la travesía que era en formato competencia pasó a un segundo plano», reconoció Gómez.
La entrevista con los nadadores fue en la costanera local. Fabián fue el último en hablar. Se queda mirando el horizonte, y luego de un silenció remarcó: «tal vez si lo pienso en frío, no volvería. No nos quieren, pero hay que entender que para ellos nosotros fuimos allá a invadir. Te vas con la sensación de que no van a volver a ser nunca más nuestras. Esa sensación me quedó a mí en lo personal», sentenció.
 Fuente: El Patagonico