El sueño era recorrer Sudamérica en una van transformada en casa rodante, una Ford de 1996. Y cuando Víctor Millán perdió su trabajo en el sur de Chile, a él y a Carolina Teixdó se les ocurrió la idea: después de llorar por la leche derramada, decidieron irse a Canadá con la visa Working Holiday. Y en eso, Víctor le propuso a Carolina volver manejando a su país.
Desde Alaska hasta Tierra del Fuego, la pareja de chilenos recorrió 70.142 kilómetros arriba de su camioneta, bautizada como “Piscola” en honor al popular trago de Chile. Para esto, adaptaron el vehículo para que fuese capaz de funcionar a base de ¡aceite vegetal quemado!
“Víctor es bueno para investigar y estuvo meses en internet buscando algún combustible alternativo. Apareció entre medio el gas propano, el gas natural y de repente dio con el aceite vegetal quemado”, cuenta Carolina Teixdó a Metro. “Siguió leyendo y vio que se usa hace bastante tiempo, por lo que era una alternativa probada y comprobada, lo que nos dio bastante confianza”.
La pareja llevó un blog, llamado Upa Chalupa, donde contaron sus aventuras por los 17 países que recorrieron. Finalmente, llegaron a Tierra del Fuego el 16 de marzo, y decidieron establecerse en Villa Cerro Castillo, en la Región de Aysén, al sur de Chile. Desde ahí, pretenden desarrollar un proyecto turístico combinado con la profesión de ambos: el diseño gráfico. Metro habló con Carolina sobre el viaje.
¿Cuál era la intención del viaje?
– En un comienzo la intención solo fue conocer distintos lugares y culturas, recorrer varios países hasta llegar a Chile por tierra. Pero una vez que Vic encontró en internet que podíamos utilizar aceite vegetal quemado como combustible, el viaje tomó otro sentido que a pesar de que nos dio mucho trabajo, fue un aprendizaje enorme el que hemos podido compartir con muchas personas.
– Haciendo un cálculo de cuánto costaría este viaje, nos dimos cuenta de que lo más caro, aparte del vehículo, era el combustible. Vic es bueno para investigar y estuvo meses buscando en internet algún combustible alternativo. Apareció entre medio el gas propano, gas natural y de repente dio con el aceite vegetal quemado. Siguió leyendo y vio que se usa hace bastante tiempo, por lo que era una alternativa probada y comprobada, por lo que nos dio bastante confianza.
Para que funcione, lo primero es que tiene que ser un vehículo diésel. El de nosotros cuenta con dos tanques de fábrica y utilizamos uno para diésel y otro para aceite. Además se necesita una bomba de combustible más poderosa y un filtro adicional.
Partimos la camioneta en diésel hasta que se calienta a 80°C entonces ahí podemos cambiar a aceite, el que se debe calentar antes de entrar al motor ya que es más viscoso que el diésel. En nuestro caso, intercambiamos temperatura con el líquido refrigerante.
Antes de detener el motor, debemos limpiar todas las líneas por lo que volvemos a andar en diésel por unos 5-10 kms (dependiendo de la temperatura exterior) ya que si hace mucho frío y queda aceite en el sistema, éste se solidifica y podría tapar inyectores, por ejemplo.
El aceite lo pedimos en restaurantes ya usado y lo filtramos con una centrifuga para que quede bien limpio, es un trabajo largo y sucio pero vale la pena. Estamos felices de haber elegido este medio y todo lo que hemos aprendido no solo para este viaje, si no que como modo de vida y las implicancias que tiene a futuro poseer el conocimiento de cómo generar un combustible limpio y gratis.
¿Cuáles fueron los principales conocimientos que adquirieron al hacer este viaje?
– Cada uno desarrolló distintas habilidades: Vic por ejemplo se entusiasmó con la mecánica y él hizo casi todas las reparaciones de la camioneta en el viaje (que no fueron pocas). Por otro lado yo desarrollé las relaciones públicas, contactando restaurantes para que nos dieran el aceite, a zonas arqueológicas, museos y atracciones turísticas ofreciendo trueque de servicios para así ahorrarnos la entrada; contacté a diferentes medios para dar a conocer nuestra travesía y promover el uso de combustibles alternativos. Además aprendimos que mientras más nos simplificamos, más felices somos. Necesitamos cada vez menos cosas y disfrutamos de los detalles de la vida. Estamos más conectados con la naturaleza, con las personas y por lo tanto con nosotros mismos.
¿Qué es lo que viene para ustedes, y para Upa Chalupa?
– Al llegar a Chile quisimos recorrer el país con calma, para decidir en qué lugar nos gustaría vivir. Después de 14 meses y 15.000 kms. decidimos que la región de Aysén era nuestra favorita y actualmente estamos instalándonos en Villa Cerro Castillo. Nuestra idea es desarrollar algún proyecto turístico en la zona y combinarlo con el Diseño Gráfico, nuestra profesión.
UpaChalupa como Blog continuará vigente y desarrollaremos contenido práctico para viajeros especialmente para quienes recorran en casa rodante. UpaChalupa como viaje queda en pausa hasta algunos años más. Nos gustaría más adelante viajar en familia y mostrar a nuestros hijos este maravilloso estilo de vida que descubrimos los últimos 4 años de nuestra vida. Felipe herrera