El hallazgo de una nueva especie de Pterosaurio tuvo lugar en la localidad de Cerro Cóndor, a la altura del Río Chubut, en los sedimentos de lo que fue el fondo de una gran laguna en el comienzo de la separación de América con África.
Los estudios estuvieron centrados en la anatomía cerebral del animal. La doctora Laura Codorniu, docente del Departamento de Geología de la Universidad Nacional de San Luis e investigadora adjunta del Conicet, sostuvo que a nivel mundial la estructura de la cabeza de los Pterosaurios es bastante escasa.
El nombre elegido por los investigadores para esta nueva especie se refiere a dos hechos asociados con su descubrimiento. Primero, que el estado de preservación de sus fósiles permitió estudiar en mayor detalle la anatomía del cerebro de los pterosaurios y su evolución. Y, segundo, que esta especie fue hallada en un ambiente de antiguas lagunas patagónicas.
Diego Pol, investigador principal del Conicet en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) de Chubut y uno de los autores del trabajo explica que estos reptiles voladores son los antecesores de los pterodáctilos y compartían con ellos algunas características.
Según la descripción del investigador, estos animales tenían el cuarto dedo, que vendría a ser el anular, muy alargado porque en él se insertaba la membrana de las alas, similar, de alguna forma, a la de los murciélagos. Allkaruen koi era relativamente pequeño: la envergadura alar era de aproximadamente un metro y medio, es decir, que tenía el tamaño de un ave como una gaviota.
Este hallazgo representa –indicó Cordorniú a Argentina Investiga– una novedad dentro del grupo de los Pterosaurios. “Está preservado en forma tridimensional, excelentemente preservado. Esto permitió que hiciéramos tomografías computadas a escala nanométrica”, señaló. Estos estudios se realizaron en Argentina y en Alemania.
La investigadora contó que luego del trabajo tridimensional se logró reconstruir y visualizar cómo eran las partes blandas de este animal. Junto a una especialista en neuroanatomía se investigó el cráneo y se obtuvo información acerca de la estructura del cerebro, lóbulos ópticos, bulbos olfatorios, y una parte del cerebro, que es parecida a la de las aves, que es el Flóculo, muy importante en la actividad del vuelo.
Al ser una investigación compleja, que incluyó nanotomografía, procesamiento, y análisis cladistico (rama de la biología que define las relaciones evolutivas entre los organismos basándose en similitudes derivadas), la paleontóloga indicó que el estudio duró entre cuatro a cinco años hasta llegar a los resultados actuales.
“Este hallazgo ayuda a comprender la evolución del cerebro en todo el grupo de estos reptiles voladores. Es una nueva especie dentro de los Pterosaurios, que estaría estratigráficamente justo a nivel intermedio entre los más antiguos (Triásico Superior, aproximadamente 228 millones de años), y los más derivados, que son los últimos que existieron, que se extinguieron con los dinosaurios (66 millones de años)”, señaló Codorniu e indicó que vivieron durante el Mesozoico.
“Este que se encontró es del Jurásico medio bajo y tiene características primitivas de los más antiguos y características morfológicas de los derivados”, explicó. La paleontóloga recalcó que el trabajar en equipo con diferentes especialistas es lo que permitió obtener un trabajo importante a nivel internacional. “Si fuera por el esfuerzo de uno solo no hubiera podido ser posible”, dijo.
Tomando los estudios tridimensionales realizados en el Allkarue koi –muchos de ellos en Alemania– la doctora Laura Codorniu realizó una serie de procedimientos de comparación con los fósiles del Pterodaustro Guinazui, reptil volador encontrado en el Parque Nacional Sierras de las Quijadas, en la provincia de San Luis, que vivió en el Cretácico inferior hace unos 120 millones de años.
“Teniendo en cuenta este material tridimensional me puse a buscar dentro de los materiales del Pterodaustro Guinazui, tratando de encontrar una similitud en los elementos de la cabeza”, dijo, a lo que añadió que fue una investigación que llevó tiempo porque las muestras de este pterodaustro se encontraban en dos dimensiones.
La investigadora realizó un estudio sobre los nervios craneanos y los vasos sanguíneos. Para poder determinar los resultados Codorniu investigó 16 cráneos del reptil volador Guinazui. “Puede ver la ubicación de toda la estructura morfológica dentro de la cabeza”, explicó, a lo que agregó que para el estudio tomó cráneos del Pterodasutro Guinazui y los preparó artesanalmente.
Los resultados de este estudio determinaron que el reptil Guinazui es un pterosaurio derivado, es decir, de los más nuevos. “Pude confirmar la presencia de caracteres diferentes que apoyan la evolución de los reptiles voladores que vivieron hace millones de años en San Luis”, exaltó la paleontóloga. “Buscaba las estructuras que veía en el tridimensional. Esto también fue un gran estudio del Pterodaustro Guinazui que tampoco era conocido”, concluyó.
Fuente: Argentina Investiga