MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Después de 70 años, nace el primer huemul en una estación que les da protección en Chubut

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Un huemul nació en la Estación Shoonem, un espacio de conservación y preservación de estos animales en la provincia del Chubut. Esto constituye el primer nacimiento de esta especie en un contexto de cautiverio en siete décadas, de la que sólo existen 1.500 ejemplares en todo el mundo, informó hoy la Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) desde la cual investiga uno de los fundadores del proyecto.

“El nacimiento ocurrió en noviembre pasado, es macho y sigue creciendo bien, saludable y lleno de energía”, señaló Werner Flueck, investigador del CONICET en el Parque Nacional “Nahuel Huapi”, que depende de la Administración de Parques Nacionales, y uno de los fundadores de la Estación.

Y continuó: “Bautizamos a la cría como “Shehuen”, que en idioma tehuelche significa ‘fuente de luz’, en alusión a la esperanza de que su nacimiento contribuya a la recuperación de la especie.

Creado en 2013, el Parque Protegido Shoonem se ubica sobre la cuenca hídrica del Río Senguer que engloba a los lagos Fontana y La Plata, en el ejido de la Municipalidad de Alto Río Senguer, y lleva el nombre del huemul en lengua aónikenk: Shoonem, que habita la zona refugiado en el bosque andino patagónico.

Un año después se conformó la Fundación con el mismo nombre, con el objetivo de colaborar con el Estado en la preservación y conservación de la naturaleza de la región.

A mediados de 2022, y a partir de una donación de la Fundación Erlenmeyer, de Suiza, Flueck y sus colegas lograron terminar la construcción de la Estación enfocada principalmente en la rehabilitación y recría de estos cérvidos más australes del mundo.

“La Estación Shoonem tiene como objetivo la rehabilitación de huemules con problemas de salud encontrados por terceros (como ha pasado anteriormente), o capturados por el proyecto Shoonem”, explicó Flueck a Télam.

Con este fin, el investigador -de origen suizo- detalló que “la estación permite disminuir los riesgos en el ambiente (como la exclusión de depredadores), el monitoreo del animal y la intervención veterinaria, si es considerado necesario”.

Además, consignó que “otro objetivo es la recría eficaz, para llegar a un número de huemules que permitirá la re-introducción de grupos en sitios donde históricamente estaban presentes”.

Flueck describió que la estación Shoonem es un sistema de semicautiverio, es decir, que ahí los huemules habitan un área cuya extensión y vegetación permite que puedan desplazarse a considerables distancias y acceder a cantidades apropiadas de agua y comida.

“Si es necesario, se puede proveer alimentación suplementaria. Cada día se monitorean las señales de sus radio-collares, y a veces nos acercamos para evaluar su salud y comportamiento”, explicó el investigador.

La diferencia con una “reserva” es que esta última es un espacio abierto “con algo de protección”.

En el caso de la estación, a lo que se apunta es a generar las condiciones óptimas para criar grupos de huemules que luego sean reintroducidos: “Sería ideal que en el futuro se puedan reconectar subpoblaciones que hoy en día están separadas y aisladas, y puedan reproducirse. Una recuperación de este tipo conlleva la necesidad de convivencia con los humanos, particularmente porque el huemul tiene poco o nada de miedo de las personas, lo que ha causado su exterminación local por sobrecacería”, explicó el investigador del CONICET.

Además, advirtió que en 1936, en la entonces famosa revista La Chacra (Vol 72, pg 71-73) el jefe de sección del Museo Nacional de Chile, Enrique Ernesto Gigoux, ya alertaba sobre el peligro de extinción de esta especie.

En la actualidad se estima que existen unos 1.500 ejemplares de huemules en todo el mundo: unos mil estarían del lado chileno.

En la Argentina, sólo quedan entre 300 y 500 ejemplares fragmentados en unos 70 grupos a lo largo de 1.800 kilómetros de los Andes, con uno de los grupos poblacionales más destacados en el Parque Protegido Shoonem, donde se desarrollan tareas de investigación con el apoyo de la Dirección de Flora y Fauna de la provincia del Chubut.

Recluidos ahora en las zonas altas de las montañas andinas como resultado de la sobrecacería, en el pasado los huemules circulaban por zonas abiertas (praderas) y hasta se han encontrado evidencias de su presencia en la costa atlántica.

Como investigador del CONICET, Flueck ha liderado y participado en casi 70 artículos científicos, y escrito capítulos y libros sobre diferentes aspectos de la vida de los huemules: salud, anatomía, comportamiento, nutrición, ecología, su distribución actual e histórica, recría y conservación.

“Entre otras cosas, nuestros estudios comprobaron que al estar recluidos los huemules en zonas altas de los Andes, se alimentan de forraje demasiado pobre en determinados minerales. Por esta razón desarrollan osteopatologías y pierden los dientes sin los cuales no pueden alimentarse bien”, explicó el científico.

Los huemules adultos suelen pesar entre 70 y 90 kilos y alcanzar un metro de altura.

“Como herbívoro nativo principal de ciertos ambientes, el huemul tiene un rol importante en estos ecosistemas y esa es otra razón para prevenir su extinción”, subrayó el investigador del Conicet.

En este sentido, añadió: “Sería esencial que ciertas zonas pobladas históricamente por el huemul, tengan un nivel de protección adecuada para permitir su recuperación y educar a la población para el cuidado de esa especie. Pueden ser Parques Nacionales y también campos privados que reciban incentivos para apoyar a una futura convivencia”.

“Poder habitar en esas regiones fértiles permitiría a los huemules vivir de manera más saludable y por más tiempo, lo que se traduciría en un aumento de las tasas de su reproducción y crecimiento poblacional”, concluyó.

Respecto de la Estación, se encuentran actualmente en la búsqueda de fondos adicionales para cumplir con toda la logística que el proyecto requiere.

“A corto plazo necesitamos garantizar que pueda seguir funcionando en la mejor forma posible. Esto significa asegurar que haya un grupo de cuidadores, mantenimiento, aprovechar oportunidades para poder estudiar ciertos temas científicamente; a mediano plazo, y con un aumento del número de individuos adentro, se ubicarán buenos sitios para las re-introducciones, para finalmente liberar los grupos”, concluyó.

Fuente: www.tiemposur.com.ar

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