El 17 de octubre marca una fecha significativa en el calendario ambiental: el “Día de las Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe”. Esta conmemoración, establecida en 2019 durante el III Congreso de Áreas Protegidas en Lima, Perú,
busca resaltar la importancia crucial de estas zonas para el bienestar humano y la preservación del patrimonio cultural y natural de nuestras regiones.
Las áreas protegidas son fundamentales no solo para la conservación de la biodiversidad, sino también como refugios que aseguran la salud de los ecosistemas, contribuyendo a la regulación del clima y a la purificación del aire y el agua. En este contexto, el desafío es ambicioso: para el año 2030, se espera que al menos el 30% de las áreas terrestres, acuáticas y marinas estén protegidas y gestionadas de manera efectiva. Esto implica establecer sistemas ecológicamente representativos y bien conectados, además de garantizar una gobernanza equitativa que involucre a las comunidades locales.
En el caso de Argentina, la situación es alentadora. Según el Sistema Federal de Áreas Protegidas (SiFAP), a octubre de 2023 se registran 616 áreas protegidas en todo el país. De estas, 556 son terrestres, que abarcan aproximadamente un 16,17% del territorio continental. Además, 57 son áreas costero-marinas y 3 son áreas marinas protegidas, que cubren un 7,11% de la plataforma submarina. Este entramado de áreas protegidas es esencial para la conservación de la biodiversidad y la mitigación de los efectos del cambio climático.
Un aspecto notable en la conservación es el auge de las áreas protegidas urbanas, que se han vuelto cada vez más relevantes en la vida de las ciudades. Estos espacios no solo ofrecen un respiro de la vida urbana, sino que también contribuyen a la calidad de vida de los ciudadanos. En nuestra ciudad, contamos con ocho áreas protegidas que forman parte del sistema municipal, destacando las tres áreas creadas hace cuatro años. Estas incluyen parques ribereños que son vitales para la conservación de los ecosistemas locales, especialmente el río Limay y el río Neuquén.
Las áreas protegidas como la Península Hiroki, el Parque Ribereño Perlas del Limay y el Parque Agreste no solo son espacios de recreación, sino también de educación ambiental. Invitan a la comunidad a explorar su belleza natural y a participar activamente en su conservación. Se organizan actividades de sensibilización y cuidado del medio ambiente que fomentan el compromiso de los ciudadanos hacia la preservación de estos ecosistemas.
Este Día de las Áreas Protegidas es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro papel en la conservación y el uso sostenible de nuestros recursos naturales. Es un llamado a la acción, recordándonos que la protección de nuestras áreas verdes y cuerpos de agua es responsabilidad de todos. Te invitamos a descubrir, recorrer y cuidar estos tesoros naturales que nos rodean, asegurando que las futuras generaciones también puedan disfrutar de su belleza y diversidad.