En el 2009 la ex Secretaría de Energía solicitó al Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), la elaboración de una norma para el diseño de un sistema de certificación energética de viviendas. Meses más tarde se aprobó la norma IRAM 11900, con el nombre de “etiqueta de eficiencia energética de calefacción para edificios”.

Pero la reciente modificación significó un cambio de estructura comparado con la primera edición de la norma, y la razón es que incluye la demanda de energías en viviendas unifamiliares y multifamiliares de uso residencial. Donde además de la calefacción, el cálculo está conformado por todo lo que tiene que ver con climatización, agua caliente sanitaria, iluminación y energía fotovoltaica. El objetivo del estudio de la IRAM 11900 es la unificación a nivel nacional de los criterios de evaluación y calificación energética de viviendas para la aplicación de políticas públicas de ahorro de energía.

Ahora las viviendas van a tener calificaciones en la escala de eficiencia como los electrodomésticos. La ciudad de Rosario fue la primera donde se desarrolló una prueba piloto de certificación de eficiencia energética de inmuebles. Bariloche es la segunda, a partir de este mes se comenzaron a postular viviendas.

Esta modificación se llevó adelante por especialistas y sectores profesionales que forman parte del subcomité de eficiencia energética en edificios. Ahora la 11900 contempla todo lo que tiene que ver con energías renovables para colaborar a la calificación final.

Es decir que, si una vivienda tiene paneles fotovoltaicos, va a tener una mejor valoración en la escala de calificación de eficiencia energética de su vivienda que una persona que solo utiliza energías convencionales.

Aparte de viviendas ya existentes la norma tiene aplicación para proyectos nuevos. En el caso de proyectos existentes se pueden realizar modificaciones a las viviendas para elevar la calificación, y esto tiene que ver con modificaciones pertinentes a la estructura de una vivienda como las aislaciones, pero también a la renovación de electrodomésticos o artefactos que estén etiquetados.

Artefactos etiquetados

El proyecto a largo plazo es que todos los fabricantes apunten a al desarrollo de artefactos de clasificación “A”. Sin embargo actualmente hay niveles mínimos de eficiencia energética para productos específicos que fueron establecidos por la ex Secretaría de Energía. De los cuales está prohibida su comercialización por debajo de esos estándares.

Par aires acondicionados el nivel mínimo de refrigeración deber ser “A” o superior y en modo de calefacción “C” o superior. Para lavarropas, heladeras y freezers, la eficiencia mínima es de tipo “B” o superior. En esta categoría también están los artefactos de cocción a gas, calefones, calefactores por convección y los termotanques a gas, según detalla el Ministerio de Energía y Minería de la Nación. Para lámparas halógenas y fluorescentes, balastos para lámparas fluorescentes, motores de inducción trifásicos y monofásicos, televisores, termotanques eléctricos y microondas hay etiquetas obligatorias, pero sin estándares mínimos. En la categoría de etiqueta voluntaria se destacan las electrobombas de uso domiciliario, hornos eléctricos portátiles y empotrables, ventiladores de pared y pie, lavavajillas, lámparas led y calderas. La diferencia en cuanto al ahorro de energía entre una clase y otra puede ser considerable. En el caso de los aires acondicionado, la diferencia de consumo puede ser de entre 8% a 10% y en una lámpara entre un 15% y un 20%.

El mes pasado el Gerente de División de Normalización del IRAM, Pablo Paisan dijo que el próximo producto que vendrá con etiquetas serán los televisores. Y como innovación van a traer otra etiqueta que mostrará el consumo del artefacto cuando está en modo espera o stand by.

“Esto tiene un consumo que es muy pequeño, pero es un artefacto que está consumiendo sin que nosotros lo estemos utilizando”, indicó el gerente. El objetivo es que la suma de estos consumos pequeños, representen un gran ahorro cuando se sumen.