Santa Cruz.-Investigadores del INTA y la UNPA simulan sequía en un pastizal bajo pastoreo. El trabajo de investigación se desarrolla en la Ea. Los Pozos. La Ing. Daniela Ferrante, responsable del área de Recursos Naturales del INTA, recalcó que “toda información que se genere sobre la dinámica del pastizal en respuesta a los cambios en los niveles de lluvia permite buscar herramientas que reduzcan la variabilidad en la producción de corderos ”
El grupo de Investigación en Recursos Naturales de la EEA Santa Cruz impulsa el trabajo “Impacto de la sequía sobre el crecimiento y calidad de forraje en el pastizal natural”, con el objetivo de conocer cómo la sequía interfiere en la cantidad y calidad de forraje producido en la zona sur de Santa Cruz. El trabajo se desarrolla desde el año pasado en la Estancia Los Pozos, establecimiento ganadero situado frente a la costa del Río Gallegos.
Las responsables de esta investigación son las Ing. Daniela Ferrante y Ariela Cesa. La Ing. Ferrante comentó que “se instaló un ensayo para simular sequía en un pastizal que tuvo un evento de pastoreo y luego se dejó descansar”. “Queremos evaluar cómo la sequía interfiere en la cantidad y calidad del forraje producido, a fin de generar información útil para la toma de decisiones del sector productivo”, recalcó.
En los ambientes áridos la sequía y la presión de pastoreo son los principales factores que condicionan el crecimiento y los cambios en la vegetación. Cuando los herbívoros cosechan el forraje para alimentarse, promueven respuestas en las plantas, que pueden ser beneficiosas o perjudiciales para mantener la carga del sistema. En los periodos secos las plantas dejan de crecer y el forraje disponible es de baja calidad.
Los tipos de manejo que promueven el descanso del pastizal buscan reducir el impacto de los animales sobre las plantas, permitiendo que rebroten y acumulen reservas antes del nuevo pastoreo. Para poder aplicar estos manejos se necesita conocer la cantidad y calidad del rebrote porque eso condiciona el tiempo de uso de un potrero.
En Santa Cruz, el carácter extensivo de los sistemas de pastoreo condiciona la producción animal al forraje producido por el pastizal natural, principal fuente de alimento. La cantidad y calidad del forraje junto con factores ambientales determinan el porcentaje de corderos logrados. En este ambiente donde el objetivo es producir lana y carne, lograr buenos niveles de señalada puede marcar la diferencia en la rentabilidad de un establecimiento ganadero.
Ferrante explicó que “este trabajo es importante porque la producción de forraje está sujeta a las variaciones ambientales” y recalcó que “toda información que se genere sobre la dinámica del pastizal en respuesta a los cambios en los niveles de lluvia, permite buscar herramientas que reduzcan la variabilidad en la producción de corderos”.
Los investigadores realizan mediciones en las parcelas para conocer los niveles de humedad y temperatura de suelo y la cantidad de agua de lluvia interceptada. A fines de abril cuando termine la primera temporada de crecimiento van a realizar cortes de biomasa vegetal para evaluar cantidad y calidad nutricional de estos pastos.
El trabajo es financiado por la UNPA y el INTA y participan miembros del equipo de Recursos Naturales de la EEA Santa Cruz: Daniela Ferrante, Ariela Cesa, Paula Paredes y Gabriel Oliva. Se desarrolla en el marco de los proyectos de la UNPA: “Pastoreo y sequía como modulador del crecimiento en gramíneas” y el Proyecto Regional con Enfoque Territorial de la zona sur de Santa Cruz.
Actualmente, los investigadores desarrollan gestiones para concretar la incorporación del ensayo a una red internacional de experimentos de sequía, “Drought Net”, que tiene por objetivo evaluar la sensibilidad de los ecosistemas terrestres a la sequía extrema. Esto permitiría que la región pueda ser comparada con otros pastizales áridos en cuanto a la respuesta de la vegetación ante los eventos climáticos extremos.
Para simular las sequías los investigadores construyeron un sistema de “interceptores de lluvia”. Estos consisten en estructuras metálicas que encierran o determinan una parcela de muestreo. Sobre éstas se colocaron “techitos”, formados por una serie de canaletas de acrílico transparente. Según la densidad de canaletas instaladas se determina el grado de intercepción de lluvia. Cuantas más canaletas, mayor es la superficie que no deja pasar la lluvia y por lo tanto mayor es el estrés hídrico en las plantas que están dentro de la parcela.
La investigadora relató que “este tipo de estructuras para evaluar el efecto de sequía han sido utilizadas y probadas con éxito en otros pastizales áridos del mundo, incluyendo otras áreas de Argentina”. Juan Carlos Kofalt, técnico de INTA Santa Cruz, adaptó estas estructuras y las rediseño en función de las características y necesidades de nuestro ambiente.
Ferrante contó que en Los Pozos “se están midiendo cuatro tratamientos: dos niveles de sequía, un tratamiento ´húmedo´: el cual recibe riegos a lo largo de la temporada de crecimiento; y después están los testigos que reciben la lluvia del año”. “La ventaja de este tipo de ensayos es que uno reemplaza el tiempo por el espacio. No hay que esperar a que se produzca un año seco y otro húmedo para obtener los datos, sino que en el mismo periodo uno puede tener una idea de la respuesta frente a distintos niveles de precipitación”, agregó.
Fuente: La Opinión Austral