Ingeniero Jacobacci, Rio Negro, 11 de julio de 2025. ¿Qué sucede cuando una provincia decide que ninguna familia quedará al margen de la energía, sin importar lo remoto del paraje donde viva? ¿Cómo se transforma una vivienda rural cuando, en lugar de velas o generadores a gasoil, cuenta con energía limpia, constante y segura? En una era marcada por el cambio climático, la justicia energética y la transición hacia fuentes renovables se vuelven desafíos urgentes. Con una inversión histórica de más de 343 millones de pesos, el Gobierno de Río Negro puso en marcha un ambicioso plan de mantenimiento de instalaciones solares domiciliarias en zonas rurales aisladas, que ya alcanzó a más de 100 hogares y promete beneficiar a más de 500 familias a lo largo de la provincia. Esta nota te cuenta cómo se gestó esta política, quiénes la implementan, por qué es clave para el desarrollo sostenible de la Patagonia y cómo se enmarca en una estrategia más amplia de inclusión energética.
Energía segura como derecho: el rol de la transición energética en contextos rurales
La energía es mucho más que un servicio: es condición de posibilidad para una vida digna. En zonas rurales alejadas de los grandes centros urbanos, la electricidad no solo permite encender una luz o cargar un celular, sino que garantiza acceso a la información, a la educación, a la salud, a la seguridad y al desarrollo productivo. Sin embargo, en muchos parajes de la Patagonia profunda, el acceso a la energía sigue siendo intermitente, precario o directamente inexistente.
Frente a esta realidad, el Gobierno de Río Negro decidió priorizar una política estructural: llevar energía solar segura y renovable a los lugares más remotos de la provincia, mediante la instalación y mantenimiento de sistemas fotovoltaicos domiciliarios. Esta decisión no solo mejora la calidad de vida de cientos de familias, sino que se inscribe dentro de una visión más amplia de transición energética, resiliencia climática y equidad territorial.
La energía renovable, especialmente en su formato distribuido, es la mejor aliada de los territorios rurales: no requiere grandes redes, puede adaptarse a cada hogar, reduce la dependencia de combustibles fósiles y, con un mantenimiento adecuado, garantiza años de autonomía y sustentabilidad.
El programa en marcha: mantenimiento preventivo y correctivo de sistemas solares
Durante el mes de julio de 2025, se puso en marcha el plan anual de mantenimiento preventivo y correctivo de instalaciones solares domiciliarias en zonas rurales aisladas de Río Negro. La ejecución está a cargo de la Secretaría de Energía y Ambiente, a través de su área de Generación Aislada, y cuenta con financiamiento directo del gobierno provincial, con una inversión que supera los 343 millones de pesos.
La empresa adjudicataria de las tareas es El Mangrullo S.A., seleccionada mediante licitación pública. Su responsabilidad incluye la revisión integral de cada sistema solar instalado, la reparación de paneles, inversores o baterías en mal estado, el reemplazo de piezas dañadas, y la capacitación a las familias beneficiarias sobre el uso eficiente y seguro de los equipos.
En esta primera etapa del programa, ya se reacondicionaron 100 viviendas en parajes como Corralito, Cerro Alto, Atraico y Chaiful, cercanos a Ingeniero Jacobacci y Paso Flores. Cada uno de estos hogares cuenta con sistemas fotovoltaicos diseñados para cubrir necesidades básicas como iluminación, carga de dispositivos móviles, uso de electrodomésticos esenciales y eventualmente conexión a internet satelital.
Tecnología al servicio de la inclusión: características de los sistemas solares
Los sistemas solares domiciliarios instalados en estas viviendas están compuestos por:
Paneles fotovoltaicos de alta eficiencia, diseñados para captar radiación solar incluso en condiciones climáticas adversas.
Baterías de almacenamiento, que permiten conservar la energía generada durante el día y utilizarla en horario nocturno o nublado.
Controladores de carga y sistemas de protección para garantizar la seguridad de la instalación y evitar sobrecargas.
Inversores, que transforman la energía continua generada por los paneles en corriente alterna utilizable para los artefactos del hogar.
Estos equipos son apropiados para zonas de difícil acceso, requieren bajo mantenimiento y tienen una vida útil que supera los 10 años si se realizan revisiones periódicas como las contempladas en este plan. Además, se evita el uso de generadores contaminantes, reduciendo la huella de carbono, los riesgos de incendio y los costos operativos para las familias.
Coordinación territorial: el rol de los comisionados de fomento
Una de las claves del éxito del programa es su coordinación territorial con los Comisionados de Fomento, que cumplen un papel fundamental para facilitar el acceso a los hogares, identificar las necesidades locales, organizar la logística de los recorridos técnicos y acompañar a las familias beneficiarias.
En muchos casos, los comisionados conocen en detalle la realidad de cada paraje, lo que permite adaptar las soluciones tecnológicas a las características culturales, climáticas y sociales del lugar. Esta articulación entre el Estado provincial y los gobiernos locales fortalece la gestión pública y permite que la política energética llegue donde más se necesita.
Impacto ambiental y social: energía limpia contra el cambio climático
Desde una perspectiva ambiental, este programa representa una respuesta directa al cambio climático. Al reemplazar fuentes fósiles (como gasoil o querosén) por sistemas solares, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero, se evita la contaminación del aire y se promueve una matriz energética más limpia, descentralizada y eficiente.
Desde lo social, el impacto es aún más profundo. Las familias que acceden a energía segura experimentan mejoras inmediatas en su calidad de vida: mayor seguridad, menor dependencia de combustibles costosos, mejor rendimiento escolar, acceso a servicios de salud remotos, y oportunidades de comunicación, organización y emprendimiento.
Este tipo de políticas públicas reduce brechas estructurales, mejora la equidad territorial y demuestra que la transición energética no debe ser un privilegio urbano, sino un derecho que llegue hasta el último paraje de la provincia.
Estrategia provincial: energía renovable como política de Estado
El programa de mantenimiento forma parte de una estrategia más amplia impulsada por la gestión del gobernador Alberto Weretilneck, que prioriza la inclusión energética, el impulso a las energías limpias y la diversificación de la matriz energética rionegrina. Esta visión incluye:
Ampliación de parques solares y eólicos en distintas regiones de la provincia.
Fomento de la eficiencia energética en edificios públicos y viviendas sociales.
Promoción del uso responsable de la energía en sectores productivos.
Apoyo a la investigación y desarrollo en tecnología energética a través de universidades e institutos técnicos.
Participación activa en la agenda nacional de transición energética.
El objetivo es claro: construir una provincia con energía accesible, asequible, limpia y sustentable, capaz de responder a los desafíos del presente y del futuro.
Capacitación, monitoreo y sostenibilidad del programa
Una de las condiciones de éxito del plan es su sostenibilidad en el tiempo. Por eso, no se trata solo de reparar equipos, sino de capacitar a las familias en el uso eficiente de la energía, fomentar el cuidado de los sistemas y establecer redes de monitoreo que permitan detectar fallas a tiempo.
La Secretaría de Energía y Ambiente, junto con los municipios, promueve campañas educativas, entrega de manuales de uso, talleres comunitarios y asistencia técnica en terreno. Además, se está diseñando un sistema de georreferenciación de cada instalación solar, que permitirá llevar un control digital del estado de cada equipo, su historial de mantenimiento y su evolución en el tiempo.
Río Negro como ejemplo nacional en justicia energética
Con estas acciones, Río Negro se posiciona como una de las provincias más avanzadas del país en materia de justicia energética. A diferencia de otras regiones donde la electrificación rural depende de grandes obras costosas y lentas, aquí se ha optado por soluciones tecnológicas simples, eficientes y adaptadas al territorio.
El modelo puede ser replicado por otras jurisdicciones y representa un ejemplo concreto de cómo la transición energética puede ser inclusiva, descentralizada y transformadora, si se diseña con enfoque territorial y compromiso político.
Próximos pasos y convocatorias
Durante lo que resta del año, el programa continuará con la visita y reacondicionamiento de más de 400 viviendas rurales, abarcando regiones de la Línea Sur, la Región Sur Andina y el Alto Valle Oeste. Se prevé también la incorporación de nuevas tecnologías, como kits solares de mayor capacidad, sistemas híbridos (solar-eólico) y la incorporación de baterías de litio de segunda vida.
También se estudia la posibilidad de incluir a escuelas rurales y centros comunitarios, como beneficiarios directos del programa, ampliando así su impacto social y educativo.