MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Estudio demuestra que hay que “educar” a los turistas para disminuir impacto del buceo en la vida marina

impacto del buceo en la vida marina

Puerto Madryn, Provincia de Chubut, 6 de marzo de 2015.-Un estudio pionero en las aguas patagónicas encendió una señal de alerta sobre el impacto ambiental que genera el buceo recreativo en los ecosistemas marinos de la zona. Investigadores del CONICET, en conjunto con universidades nacionales e internacionales, concluyeron que la actividad humana relacionada con el turismo subacuático está generando alteraciones en la biodiversidad de los arrecifes rocosos más frecuentados de la costa de Puerto Madryn, una de las capitales nacionales del buceo.

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La investigación, recientemente publicada en la revista científica Marine Environmental Research, forma parte de la tesis de licenciatura del biólogo Gonzalo Bravo, egresado de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), sede Puerto Madryn. Bajo la dirección del doctor Gregorio Bigatti, reconocido investigador del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), el equipo de trabajo llevó a cabo un relevamiento meticuloso sobre la flora y fauna que habita en las zonas utilizadas para el buceo recreativo.

El estudio utilizó fotografías submarinas no invasivas para comparar la cobertura y diversidad de especies marinas —como macroalgas, caracoles, erizos y gusanos— en sitios turísticos y en otros similares pero alejados del contacto humano. El análisis arrojó un dato preocupante: en los lugares más visitados por buzos se observó una reducción de algas nativas y un incremento de especies invasoras, como el alga Undaria pinnatifida, lo que sugiere un impacto ambiental sostenido, aunque moderado, producto del contacto directo de los visitantes con el ecosistema.

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“Cuando los buzos tocan organismos del fondo marino, ya sea por curiosidad o por desconocimiento, están generando una alteración en el equilibrio natural del hábitat”, explicó Bigatti en diálogo con la Agencia CyTA-Leloir. Para el científico, la solución no pasa por restringir el acceso sino por implementar estrategias educativas efectivas: “Charlas informativas previas a la inmersión podrían marcar la diferencia y reducir considerablemente la presión sobre estas comunidades biológicas tan sensibles”, propuso.

Puerto Madryn, que recibe cada año más de 7.000 buzos —el doble que hace una década—, se ha consolidado como un polo turístico de relevancia internacional por la calidad de sus parques subacuáticos. Sin embargo, este crecimiento también exige una mayor planificación y control ambiental. A raíz de los resultados del estudio, los investigadores presentaron sus conclusiones a la Secretaría de Turismo local, que ahora enfrenta el desafío de regular y monitorear estas áreas de uso recreativo con un enfoque en la sostenibilidad.

Además de Bravo y Bigatti, participaron del proyecto los científicos Federico Márquez y María Martha Méndez (conocida como “Pitu”) del CONICET y la UNPSJB, y Ezequiel Marzinelli, investigador de la Universidad de Gales del Sur (Australia). La iniciativa fue financiada por Proyectosub, una plataforma de divulgación científica enfocada en la conservación de la vida marina en la región patagónica.

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El estudio representa un primer paso fundamental para repensar el turismo en clave de conservación. Según el equipo científico, el desafío está en armonizar el disfrute de las bellezas submarinas con la responsabilidad de protegerlas, garantizando que las futuras generaciones también puedan conocer y valorar estos frágiles ecosistemas marinos.

 

 

 

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