El Comité Europeo de las Regiones (CDR) ha aprobado un dictamen sobre la estrategia europea para el plástico en una economía circular. Muy alarmadas por el impacto del plástico en el medio ambiente, las ciudades y las regiones dan prioridad al diseño ecológico y a una mayor responsabilidad del productor en la lucha contra la contaminación provocada por los plásticos. En Europa, menos del 30% de los residuos de plástico se recogen para su reciclado.
Según el CDR, “más de trece millones de toneladas de residuos de plástico acaban en los océanos del mundo cada año. El 80% de los productos que se encuentran en las playas de la UE son plásticos. Los artículos de plástico de un solo uso representan alrededor de la mitad de toda la basura marina encontrada en las playas europeas. En la UE se utilizan cuarenta y nueve millones de toneladas de plástico cada año. Las propuestas de ciudades y regiones se basan en el papel central que desempeñan en la gestión de residuos, incluidos la recogida, el transporte, el tratamiento y la eliminación. El uso de plástico se ha multiplicado por veinte en los últimos cincuenta años Y solo el 9% de los plásticos se recicla en el mundo”.
André van de Nadort, alcalde de Westellingwerf y ponente del dictamen Una estrategia europea para el plástico en una economía circular, ha afirmado que “la prevención de los residuos debe ser la prioridad absoluta. Hemos de empezar por limitar el uso de los artículos de plástico y establecer criterios obligatorios de diseño ecológico de los productos. Necesitamos menos y mejores plásticos. Debemos eliminar las subvenciones actuales a los combustibles fósiles y los obstáculos a un mercado único de materias primas secundarias, ya que ambos hacen que los plásticos vírgenes resulten más baratos que los plásticos reciclados o los bioplásticos y frenan el desarrollo de una economía circular del plástico”. El proyecto de dictamen se ha aprobado por unanimidad.
Las ciudades y regiones de la UE apoyan que los productores cubran la totalidad de los costes de recogida y tratamiento de los residuos que generan sus productos. Asimismo, proponen que los productores e importadores de plásticos de origen fósil asuman la responsabilidad económica por el coste de reducir las emisiones de CO2 derivadas del tratamiento final de sus residuos plásticos.
Por otro lado, se declaran partidarios de una prima basada en el rendimiento y de incentivos financieros para fomentar el uso de plásticos reciclados y respaldan el requisito de que, para 2025, se utilice un mínimo del 50% de materiales reciclados en la producción de nuevos plásticos. Los líderes locales recuerdan que los plásticos biodegradables actuales no son una solución para la basura plástica, ya que no se biodegradan de forma natural.
Por lo que respecta a la controvertida cuestión de los microplásticos, los dirigentes locales exigen tecnologías de medición y procesos fiables y eficaces para evaluar con precisión su impacto en la salud y el medio ambiente. Las ciudades y regiones quieren prohibir los microplásticos añadidos de forma voluntaria y los plásticos oxodegradables en todos los productos cuando no sean necesarios para la salud humana.