Tapa de “Kutralwe, herramientas para las luchas”

Tapa de “Kutralwe, herramientas para las luchas”

Las imágenes y las frases se repiten. Encapuchados, atrincherados, tomando terrenos, los actos coordinados y repetitivos de los mapuches en las tierras patagónicas de Argentina parecen ser calcadas de una manifestación a otra, como si un hilo conductor los atravesase y revelan, cada vez, mayor similitud con los eventos transcurridos tras-cordillera, en Chile.

Si se toma en cuenta que los mapuches, antes llamados araucanos, no son pueblos originarios del país -existe documentación histórica que así lo avala, como también la absorción de los antiguos tehuelches y la extinción de su lengua- de dónde proviene el relato y, sobre todo, por qué poseen una forma de organización similar. Algunas de las respuesta puedan encontrarse en la publicación mapuche-chilena Kutralwe, herramientas para las luchas, un extenso manual de organización discursiva, factual y cooptación,  que circula por las tierras del sur.

Weichafes, los guerreros de élite

Weichafes, los guerreros de élite

Las primeras páginas de la publicación revelan una preocupación por la deforestación, por la explotación de los recursos naturales, con estadísticas y planteos más bien simplistas, pero que terminan con un llamado a la protección del patrimonio, con una invocación -todavía suave- hacia la acción: «¿Qué vas a hacer tu?, ¿Dejar que sigan saqueando y aniquilando nuestro territorio ancestral? ¿O te levantarás en lucha y resistencia para revertir esta compleja situación en que está pasando gravemente la naturaleza, el agua y el pueblo mapuche?«

Estas preguntas iniciáticas, si bien revelan intenciones, no muestran en profundidad la dirección que irá adquiriendo. Son como un anzuelo romántico, una presentación liviana que se plantea como idealizante. Pero una vez terminada la lectura, que se desarrolla a lo largo de 278 páginas, divididas en 17 capítulos, el mensaje es claro. El romanticismo queda de lado y Kutralwe, herramientas para las luchas se revela como lo que es, un manual básico, pero complejo y completo, sobre todas las instancias que implican «la guerra de liberación».

Kutralwe significa fogón

Kutralwe significa fogón

«Para los que quieran profundizar sobre la legítima lucha anticapitalista y anticolonialista del pueblo Mapuche, entre ellos podemos encontrar información contingente sobre el sistema procesal penal, los montajes judiciales, nuevas leyes, estado policial, militarización, autodefensa, sobre el arte del sabotaje, comunicados de PPM y Lof en Resistencia del Wallmapu en procesos de defensa y recuperación territorial, trucos para hackear drones, tácticas para romper el cerco mediático, técnicas para burlar vigilancia en celulares pinchados por la policía», dice y llama a «trabajar en función de sumar más gente, familias y comunidades a los procesos de lucha y defensa de la tierra. Los vínculos y lazos hechos con diversos sectores, comunidades e identidades territoriales del pueblo mapuche, que estén comprometidos con la causa, son las que nos darán victorias a futuro».

Un repaso histórico sesgado

Como está pensado para neófitos, para personas que podrían interesarse y que aún no están involucradas, el manual comienza a desandar el camino con un repaso de la historia desde la perspectiva mapuche, siempre dejando en claro que hay un «nosotros» y «ellos», desde la posición de víctimas para lograr empatía: «Cada Butalmapu se compone de varios conglomerados, centros sagrados o espacios ceremoniales, llamados Aillarewe y estos eran o son según el territorio, integrados por diversos clanes familiares de una misma comarca, comunidad o aldea, llamados Lob o Lof. Con los diversos procesos de invasión, desde la colonia española, la guerra del pacifico, la pacificación de la Araucanía, la contra reforma agraria, hasta actualmente la fase neoliberal (globalización, libre mercado, industrias extractivas, expansión forestal, políticas integracionistas, megaproyectos), los diversos Butalmapu del pueblo nación mapuche han sido despojados de sus inmensos territorios, sufriendo múltiples consecuencias, del cual en gran parte fueron de forma abrupta o lenta siendo desintegrados, reducidos, fragmentados, evangelizados, cristianizados, occidentalizados, desarticulados, sometidos, domesticados, separados, divididos, relocalizados y hasta exterminados en sus amplias y ancestrales formas de organización originaria». Luego, se desarrolla un repaso de cuál es el territorio patagónico que creen les pertenecen, a través de mapas y los diferentes Butalmapu.

Mapa de los territorios “mapuches”

Mapa de los territorios “mapuches”

Para recuperar los territorios, dice el manual, se deben poseer ciertos valores, que van desde «ser correcto, transparente, leal, una persona de palabra, comprometida con la lucha y resistencia» hasta «ser valiente, fuerte, ágil, que cultiva su cuerpo y se entrena día a día para condiciones físicas y psicológicas cada vez más exigentes para una resistencia en escalada«.

Siguiendo el repaso histórico, se muestra cómo se preparaban para el combate en la antigüedad, ya mostrando un grado de organización militar, dejando en evidencia que existen jerarquías según el compromiso: «Las fuerzas de resistencia Mapuche contaban con guerreros de élite, los conocidos Weichafes, quienes tenían una alta preparación militar a nivel de estrategias, pero a la vez con un exigente entrenamiento físico y mental, el cual les permitió tener gran resistencia en los combates».

Fuego, toma de terrenos e inteligencia: las estrategias esenciales

Una vez planteado un escenario, donde el pasado y el presente se rozan de manera elíptica, «Kutralwe» pasa directamente a la organización en el capítulo «Apuntes sobre tácticas y estrategias de lucha, acciones y procesos».

En éste se plantean tres tipos de estrategias de manera directa, que consisten en la elección de un territorio para el combate a través de un trabajo de inteligencia previo; la que denominan «Golpear sin ser golpeados» y las acciones de destrucción de la mercancía del enemigo.

«Una táctica útil en este sentido, es la lograr la forma en que nuestros enemigos no puedan evitar entrar en las realidades y reglas de la lucha que uno establece, eso le da desventaja a la contraparte, ya que estará forzado a resolver las condiciones, demandas y exigencias en un área donde ellos no dominan las circunstancias y acciones. Has que estén obligados a entrar en el escenario o campo de batalla que uno les tiene preparado premeditadamentedonde uno domina y ellos no. Aprovechar las ventajas y particularidades del tiempo y del terreno para que ellos queden desprevenidos y desconcertados por los planes rigurosamente estudiados. Conocer a fondo al enemigo, la forma de comportarse y de trabajar que tiene, sus programas, protocolos, ideologías, aliados y operadores».

Luego, plantea que para producir un cambio se debe renunciar a las instituciones fuera de la comunidad mapuche, como «las iglesias, las instituciones y los colegios», ya que «son espacios donde ellos dirigen y reproducen sus formas, contenidos y lógicas funcionales a los intereses políticos y económicos». Y agrega: «Sin duda dentro de estos espacios uno puede influir en un grado leve, siempre en desventaja y en tela de juicio, obtener ‘beneficios’ a cambio de condiciones y limitaciones, son estructuras de poder, uno puede optar luchar desde adentro o desde afuera, siendo conciente si, que potenciar la institucionalidad y sus programas, son en ocasiones avalar al Estado y sus políticas en los territorios, asistencialismo y paternalismo que perpetúa la dominación y dependencia».

Una vez fuera de los circuitos del Estado la lógica dominante es la de «la comunidad» y allí sostienen que «es necesario aprender y acercarse a otras formas de luchas reales, claramente en ya múltiples sectores del Wallmapu si están las condiciones para entrar en los predios y fundos, trabajarlos, recuperarlos, quedarse con los recursos, atrincherarse, resistir adentro, protegerlo y por sobre todo levantar las ceremonias mapuche que correspondan de forma independiente a los programas asistenciales que ofrecen los gobiernos».

Destruir a través del fuego, un consejo que se repite una y otra vez en el manual

Destruir a través del fuego, un consejo que se repite una y otra vez en el manual

De esta manera, asegura el libro, «ellos llevarán la lucha y sus integrantes a su área de control: el de las leyes, el de la judicialización, el de la persecución política, el hostigamiento, la brutalidad policial, la difamación, la tergiversación mediática, de la censura, de la negación, al de la mentira, a la manipulación política y económica, a la intervención para generar conflictos internos, al del asistencialismo institucional como forma de cortar todo brote de rebeldía, al de la falsa moral cristianaburguesa, que por un lado condena la protesta violenta y por otro ocupa la peor violencia cuando sus intereses económicos se ven afectados».

Con «Golpear sin ser golpeados» refiere a realizar «diversos tipos de acciones de sabotaje que hagan un daño irreparable a las maquinas del capitalismo, previamente planificadas, estudiadas meticulosamente, organizadas secretamente,capacitándose en los elementos que sean necesarios para que la acción en contra el sistema que nos tiene invadido sean llevadas a cabo exitosamente, sin represalias ni investigaciones posibles, en la completa invisibilidad e impunidad, ocupando la velocidad y la firmeza para aturdir al enemigo, tomarlo desprevenido, desconcertarlo, dejando pruebas falsas que confundan a los persecutores y lo hagan perder el tiempo buscando un seudo responsable que no existe o es imposible de perseguir bajo sus mismas leyes y normas impuestas».

Para lograr estos objetivos se recomienda pasar a la acción: «Preparar acciones de sabotaje a los medios de transporte e infraestructura del empresario usurpador y junto con eso preparar una defensa jurídica ante cualquier eventualidad, construir movimiento político y social para realizar y respaldar todas las acciones que se hagan. La guerra de liberación requiere un conjunto muy amplio y diverso de disciplinas que hay que aprender a dominar para vencer. Hay que saber identificar y esquivar aquellas consecuencias que hacen frenar o retroceder pasos que se demoraron años en avanzar».

El rechazo a las estructuras del Estado

Si bien denostan las estructuras que hacen posible la democracia, el manual acepta la necesidad de las mismas para conseguir su cometido: «Se requiere capacitación y formación en contenidos de materias jurídicas y DDHH. Entender y analizar los procesos de liberación que han desarrollado otros pueblos… Recorrer el territorio plenamente, conocerlo como la palma de la mano, saber de los movimientos y horarios del enemigo y sus vigilantes, saber de aquellas maniobras que hará en contra de nosotros, para responder con anticipación y salir libre».

Además, para combatir al «represor, que está adoctrinado bajo formación ideológica y militar, con formas muy similares al del fascismo» asegura que las manifestaciones pacíficas solo sirven para visibilizar un problema, pero que jamás serán la solución: «Todo funciona con tácticas y estrategias políticas y comunicacionales. Nada es casual. No devolverán las tierras, no dejarán de cortar bosques nativos, no dejarán de contaminar las aguas, no anularán un mega proyecto capitalista con simples manifestaciones pacíficas o de violencia insignificante que no repercuten gravemente en la productividad empresarial en la zona ni en la agenda del gobierno de turno».

«Las marchas, los actos cívicos o hechos aislados son un acompañamiento al movimiento mapuche en general y que puede servir para circunstancias, para una defensa jurídica o la instalación de una demanda, pero no son determinantes en el proceso territorial mismo… Sabotear de forma inteligente, certera, silenciosa y con la reiteración necesaria hasta invalidarlo y luego expulsarlo. Que los sabotajes lo dejen en un estado de parálisis, desconcierto e incertidumbre total, que el fuego haga su labor».

El fuego, los incendios, se plantea como la principal herramienta para causar daño. Su uso es tan importante que, no por casualidad, es la primera imagen que ilustra la tapa, incluso antes del nombre del manual.

«Una vez adentro del predio, atrincherarse, hacer escondites, trampas, barricadas, cortar cercos, hacer campamentos, construir casas, levantar Rewe y todo lo que se estime necesario… En ese contexto, cuando es un predio forestal, agrícola o ganadero, se puede dar pie a trabajar colectivamente con lo que allí existe, producir ganancias con los recursos que se generan en el lugar, los cuales serán útiles para la resistencia y las consecuencias que lleva este camino y sus gastos».

La tercera estrategia busca «someter al enemigo a una verdadera desventaja táctica», imposibilitándolo de «producir su mercancía»: «En resumen, generar un clima de descontrol y caos para el enemigo, pero organización y empoderamiento para las comunidades en lucha. Que al empresario se le haga poco viable desarrollar su negocio en la localidad. Que se pongan en riesgo sus proyectos de inversión en el territorio en conflicto».

Por otro lado, cuando no sea puedan realizar «grandes sabotajes a sus bienes, para lograr un golpe definitivo», el manual plantea una «prolongada y silenciosa lucha anónima de hostigamiento y micro recuperaciones, con el objetivo de atacar en sus puntos vulnerables, con esto debilitarlo, quitarle espacios lentamente y se vea envuelto en una espiral de violencia».

«Así se entiende que sean ejecutados en las noches, para evitar daños a personas o evitando enfrentamientos y otros efectos colaterales. El objetivo es la propiedad material y se utiliza el factor sorpresa como método».

Cómo actuar ante las fuerzas de seguridad

En «Procedimientos Policiales: Aspectos básicos, consejos útiles» se presentan las diferentes fuerzas de seguridad como enemigas que actúan «de forma indiscriminada y abierta, a toda hora». Alí incluyen no solo a las fuerzas estatales, sino también al paramilitarismo extraestatal, que incluyen a «civiles, sicarios, mercenarios, trabajadores y peones funcionales a una elite local».

Como el manual también tiene como fin ser una herramienta de cooptación, se dan los consejos para actuar en cualquier tipo de situación cotidiana, más allá de los actos vandálicos, con un estilo de pregunta y respuesta. «¿Cuándo me pueden hacer un control de identidad?, ¿Qué documentos sirven para identificarme?, ¿En un control de identidad me pueden hacer abrir mi mochila? o ¿Cuánto debe durar este procedimiento?» son algunos de los interrogantes, como también «¿Por qué me pueden detener?» o «¿Cuándo una detención es ilegal?».

Y en caso de una detención se exclama: «¡Es recomendable no hablar nada hasta que llegue tu abogado! ¡Si te hacen preguntas fuera de este protocolo básico no se las respondas! ¡Menos si preguntan sobre tu comunidad u organización! ¡No les hagas la pega! … ¡Despístalos!».

En todos estos ítems, como así en «Toma y Desalojo», «Allanamiento» e «Interrogatorios» se explica de manera sucinta de qué se tratan y cuáles son los elementos legales necesarios para que se produzcan.

Entre otras reflexiones se encuentran: «¿La toma es un delito? No, en ninguna parte de la ley se señala la «toma» como un delito. Es lo que se denomina «vacío legal» y durante el 2011 varios tribunales la reconocieron como una forma válida de lucha social. Amenos que dentro de esa toma de terreno si hubiesen otros hechos que constituyan delito, como romper cercos, robo de animales, robo de madera, incendios, maltrato a carabineros, etc o exista orden de detención válida a alguien que se encuentre supuestamente en la toma. Pero una toma pacífica en sí no es delito».

Aunque aclaran que como «lo legal tampoco es sinónimo de justicia», lo más importante es lo que «la comunidad» entiende como «construcción diaria y práctica de lo que definimos por justo, mirándonos las caras, discutiendo, escuchando nuestras voces, las voces de la tierra», aunque ya sobre el final de la publicación establecen que las acciones de resistencia no están abiertas al diálogo, ni tampoco a asambleas.

 “La Justicia para nosotros está en el Fuego”

«Expresamos enfáticamente que existen diferencias en términos ideológicos y prácticos, entre la ideología mapuche y las ideologías revolucionarias occidentales (marxistas, maoístas, anarquistas, etc.), la lucha mapuche es distinta, nuestra organización es distinta,
no nos organizamos bajo la lógica de las asambleas por ejemplo, pues respetamos a nuestros pu longko y pu machi, y a través de ellos y ellas a nuestros antepasados (la espiritualidad mapuche), insistiendo que nuestro avance debe estar basado en la reivindicación de lo propio, de nuestra historia, en el respeto a nuestras autoridades ancestrales y los ngenmapu, única forma para no equivocar el camino de lucha y resistencia».

«Si no se puede hacer justicia bajo las Leyes impuesta, haremos Justicia Mapuche, dentro de lo que para nosotros es digno y justo, dentro de lo que nosotros creemos y podamos hacer (…) La Justicia para nosotros está en el Fuego«.

Estrategias para manipular a los medios

«Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en el tratamiento de la información, ya que ellos son constructores. Pero no construyen casas, barcos, edificios, iglesias, calles, cárceles, prostíbulos, ni bares, ¡ni siquiera pueden construir bares! Los medios de comunicación construyen algo mucho más complejo y sólido; construyen realidades», dicen en el capítulo «El rol de los grandes medios de comunicación serviciales a los intereses capitalistas».

En la «técnica de la falsa ‘noticiosa sorpresiva'» invitan a crear, un «llamativo y alarmante hecho noticioso», como «por ejemplo simular un suicidio, una violación, una muerte o una tortura por carabineros, tomarse una embajada o edificio, encadenarse a un ministerio,dar un aviso de bomba», entre otros.

También sostienen la importancia de tener una agenda con periodistas, «tanto de medios burgueses como independientes» que puedan ser contactados y que, en caso de que no puedan concurrir utilizar «influencias» en ministerios o secretarías, por ejemplo.

Con respecto a las conferencias de prensa, explican que «no se podría lograr en el inicio de un ciclo de lucha», sino que hay «convocar cuando la lucha está en un clímax. Cuando el proceso socialmente está en agudización, cuando el escenario se halla polarizado, cuando la atención pública es total sobre los hechos que ocurren y cuando las consecuencias son inminentes en todos los planos: político, social, cultural y sobretodo en la economía, en los intereses de las grandes empresas».

Instan a realizar «Ataque SPAM«, a través de correo electrónico, de manera diaria y desde diferentes cuentas, como también usar la estrategia de «Lobo con piel de cordero entre medio del rebaño», que consta de «hacer una acción de propaganda al momento en que la prensa esté cubriendo otras instancias. Primero pasar como ciudadano común y corriente entre la multitud» y «una vez establecido bien en el lugar sin despertar sospechas, se espera el momento oportuno para interrumpir frente a las cámaras y dejar un mensaje: breve pero contundente, que se entienda fácilmente».

Recomiendan «observar bien la situación, a los operadores de cámara, saber si es en vivo o en directo, ver a los guardias y policías civiles, ya que hay que asegurarse de que la acción no sea bloqueada o interrumpida. Si ellos te toman detenido no queda otra opción que hacer escándalo, gritar consignas, mover la cabeza desquiciadamente, pegar manotazos, romper cosas, tirarte al suelo, hacer show, esas cosas le encantan a la prensa, les encanta el sensacionalismo y de seguro lo van a grabar y saldrá en las noticias».

Drones y smartphones: cómo evadir y hackear las nuevas tecnologías

Ya sobre el final, «Kutralwe» incorpora -en otro registro y con un léxico más llano- información técnica sobre Drones, desde lo modelos que se utilizan y hasta cómo detectarlos: «En la práctica, un ‘Drone’ es una cámara de seguridad con alas, capaz de vigilar y registrar todas las conductas que efectuamos al aire libre». «Pueden, incluso, identificar y registrar nuestros rostros, junto a muchos otros datos, en una invasión desproporcionada a nuestro derecho fundamental a la vida privada».

Posteriormente, dan los consejos para ocultarse de ellos. Si es día «en las sombras de edificios y grandes árboles», si es de noche, «dentro de edificios o bajo la protección de los árboles y el follaje. No use linternas o los faros de los vehículos, aún a grandes distancias los Drones pueden detectarlas con facilidad durante misiones nocturnas».

«Cuando vea que el Drone sigue arriba de usted, a pesar de que se han trasladado de territorio y se han ocultado bajo la espesura del bosque, una solución práctica es hundirse bajo el agua de un río o pozo, ya que estos siguen a las personas por sensor térmico, dentro del agua la visión térmica se distorsiona y así se podría evadir el seguimiento que el aparato está realizando».

También recomiendan utilizar camuflaje térmico con «mantas de emergencia (también conocidas como mantas espaciales) hechas de Mylar (film de poliester) que pueden bloquear rayos infrarrojos» y en caso de no tener opción esperar el mal tiempo, ya que «los Drones no puede operar en vientos rápidos, humo, tormentas, aguaceros o en condiciones climáticas severas».

El uso de celulares debe eliminarse porque «utilizar comunicación móvil o GPS posiblemente delatará su localización. Sacar bateria a celular cuando se quiera evadir el seguimiento» o «Esperar descarga: Los Drones no tienen energía ilimitada, generalmente su batería puede durar de 4 horas a varios días según el modelo».

Para hackear un Drone, el manual desarrolla tres caminos: «Intercepción», que es a través de un «software de captura aérea con un disco satelital y un sintonizador de señal de TV para interceptar las frecuencias de los Drones»; «Interferencia», que se produce «al transmitir en una o en varias frecuencias distintas» y que permite que «el enlace entre la nave y el piloto puede ser desconectada», y «Engañar al GPS», que consta de pequeños transmisores GPS portátiles que pueden «enviar señales falsas y perturbar los sistemas de navegación». El objetivo es que «sigan un recorrido de vuelo autodestructivo o incluso piratearlos para que aterricen en otra parte y robarlos».

Finalmente, se reproduce un curso de utilización de telefonía móvil, en los que se recomiendan los aparatos nuevos, descartables o directamente los teléfonos públicos.

Hackear drones, una de las técnicas recomendadas

Hackear drones, una de las técnicas recomendadas

«De virgen a virgen: Comprar celulares nuevos, con prepago, baratos y se les carga por un monto proporcional a lo que se va hablar. Se hace la llamada solo de virgen a virgen. No a números que están en riesgo de intervención. Luego el celular se puede botar o vender y con eso comprar otros dos celulares nuevos. Es para uso exclusivo, para que jamás puedan ser clonados».

También «sacar la batería del celular» cuando se hablen «asuntos importantes en reuniones, para que éste no funcione como micrófono ni GPS para terceros»; «no abrir mensajes desde números desconocidos, que podrían traer programas espías»; «cambiar a menudo el teléfono podría ser una buena idea y sobre todo, nunca perderlo de vista. Es importante chequear las listas de llamadas y las cuentas ante cualquier cobro o número desconocido, actualizar regularmente el software del teléfono y usar programas antivirus para detectar programas intrusos». Y no aconsejan el uso de celulares modernos porque «son más fáciles de intervenir que uno viejo, es menos costoso, más fácil botarlo y conseguir otro para evadir el seguimiento».

Fuente: Infobae