Rio Negro, 15 de agosto de 2024. El Mar Argentino es uno de los ecosistemas más vastos y diversos del planeta, albergando una enorme riqueza de organismos marinos que cumplen funciones clave en la biodiversidad y en la cadena alimentaria. Sin embargo, rastrear el origen de estos organismos y comprender sus movimientos en un entorno tan dinámico ha sido, históricamente, un desafío para la ciencia.
Hoy, gracias al trabajo de un equipo de investigadores del CONICET, este reto comienza a tener respuesta: el desarrollo de una herramienta pionera basada en el análisis de isótopos estables, que permitirá no solo identificar el origen de los organismos marinos, sino también profundizar en los patrones de alimentación de depredadores como los pingüinos de Magallanes y en la trazabilidad de productos pesqueros.
Este hallazgo, publicado en la revista científica Rapid Communications in Mass Spectrometry, abre un camino inédito para la investigación y la conservación marina, consolidando al Mar Argentino como un laboratorio natural para el estudio de procesos ecológicos fundamentales.
Una herramienta científica que cambia las reglas del juego
El avance se basa en la construcción de mapas isotópicos, también conocidos como isopaisajes, que reflejan la variabilidad espacial de dos isótopos estables: el carbono-13 (13C) y el nitrógeno-15 (15N). Estos elementos, presentes en la sangre de los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), funcionan como “huellas digitales” que permiten reconstruir con gran precisión los lugares donde se alimentan los animales y el origen de sus presas marinas.
Durante ocho años, los investigadores recolectaron muestras a lo largo de la costa argentina, desde Río Negro hasta Tierra del Fuego, logrando un registro sin precedentes de variaciones isotópicas en el Atlántico Sur. Este esfuerzo prolongado garantiza la robustez de los resultados y permite una comprensión más completa de cómo los organismos marinos interactúan con las condiciones físicas y biológicas del mar.
El rol del pingüino de Magallanes en la investigación
El pingüino de Magallanes fue elegido como especie modelo debido a su papel como depredador tope en el ecosistema marino y su fuerte dependencia de las corrientes oceánicas para obtener alimento. Según explica Javier Ciancio, investigador del CONICET en el CESIMAR y autor principal del estudio, “al analizar cómo los isótopos se acumulan en los tejidos de los animales, podemos crear mapas detallados que revelan la variabilidad en el mar y los movimientos de los pingüinos durante distintas épocas del año”.
Gracias a esta aproximación, los científicos pueden reconstruir las rutas migratorias de estas aves, determinar sus áreas de alimentación invernales y entender cómo responden a las fluctuaciones de la productividad marina. Esto es fundamental no solo para la conservación de la especie, sino también para comprender la dinámica de otras especies marinas que comparten hábitats y recursos.
Los isótopos como herramienta ecológica
Los isótopos estables son átomos de un mismo elemento que difieren en su masa, lo cual afecta propiedades físicas pero no implica radiactividad. En ecología, su análisis ha revolucionado el estudio de cadenas alimentarias, ya que permiten rastrear con precisión cómo los nutrientes se mueven a través de los organismos y de los ecosistemas.
En el caso del Mar Argentino, el carbono-13 refleja diferencias en la productividad primaria —es decir, la base de la cadena alimentaria marina—, mientras que el nitrógeno-15 revela el nivel trófico de las presas consumidas. Juntos, estos indicadores permiten construir un mapa biogeoquímico detallado que conecta organismos, corrientes marinas y fuentes de alimento.
Resultados clave del estudio
Los mapas isotópicos obtenidos muestran una notable variación espacial en la composición isotópica a lo largo de la costa argentina. Estas diferencias están asociadas a factores como las corrientes oceánicas, la disponibilidad de nutrientes y la productividad del fitoplancton, que es la base de la vida marina.
Este hallazgo no solo aporta información inédita sobre el ecosistema del Mar Argentino, sino que además permite a los científicos mejorar la comprensión de los patrones de alimentación de depredadores, identificar áreas críticas de alimentación y, a futuro, reconstruir hábitos tróficos del pasado a partir de registros de huesos, plumas u otros tejidos conservados.
Impacto en la pesca y la trazabilidad de productos marinos
Uno de los aspectos más innovadores de esta herramienta es su aplicación potencial en la trazabilidad de productos pesqueros. En un contexto global donde la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) amenaza la sostenibilidad de los recursos, contar con un método científico para rastrear el origen de los productos es un avance enorme.
Gracias a los mapas isotópicos, se podría identificar con mayor precisión de qué zona provienen los peces o mariscos que llegan a los mercados, garantizando prácticas más transparentes y sostenibles. Esto fortalecería la gestión pesquera en la Argentina y brindaría mayores garantías tanto a los consumidores como a las comunidades costeras que dependen de estos recursos.
Relevancia internacional y cooperación científica
El estudio contó con la participación de investigadores de primer nivel: Juliana González, Pablo Yorio, Noela Sánchez Carnero y Esteban Frere, además de Ciancio, y recibió apoyo de la Wildlife Conservation Society (WCS), una de las ONG más reconocidas a nivel global en conservación.
La publicación en una revista internacional de prestigio refuerza la importancia del hallazgo y posiciona al Mar Argentino como un escenario clave para investigaciones que pueden tener impacto más allá de las fronteras, aportando a la ciencia global de los océanos y a la búsqueda de soluciones frente al cambio climático y la sobreexplotación pesquera.
Aplicaciones futuras: más allá de los pingüinos
Aunque el pingüino de Magallanes fue la especie utilizada para validar la metodología, la herramienta podrá aplicarse a otros depredadores marinos, como lobos marinos, aves costeras e incluso especies comerciales de peces. Esto abre un abanico de posibilidades para monitorear redes tróficas completas y detectar cambios en la estructura de los ecosistemas marinos en respuesta a fenómenos ambientales y humanos.
Conservación marina y gestión sostenible
El Mar Argentino enfrenta múltiples amenazas: el cambio climático, la contaminación plástica, la sobrepesca y la actividad hidrocarburífera. En este contexto, disponer de herramientas científicas que permitan comprender y anticipar cambios en la biodiversidad es crucial. La investigación liderada por el CONICET ofrece un insumo estratégico para la conservación de especies marinas y para la implementación de políticas de manejo pesquero basadas en evidencia.
Ciencia que conecta con la sociedad
Uno de los grandes desafíos de la ciencia es acercar el conocimiento a la sociedad. Esta investigación no solo tiene un alto impacto académico, sino que también posee un valor de comunicación y educación ambiental. Mostrar al público cómo los isótopos pueden revelar secretos invisibles del mar es una forma de inspirar interés en la conservación y fortalecer la conciencia colectiva sobre la importancia del Mar Argentino como patrimonio natural y económico de todos los argentinos.
Una revolución para la ciencia marina en Argentina
En definitiva, la herramienta desarrollada por el equipo del CONICET no es un avance menor: representa un verdadero cambio de paradigma en el estudio de los organismos marinos, capaz de transformar la manera en que entendemos la ecología del Atlántico Sur y cómo gestionamos sus recursos.
Al combinar ciencia de vanguardia con aplicaciones concretas en conservación y pesca, este proyecto marca un antes y un después para la investigación marina en Argentina, y coloca a nuestros científicos en la primera línea de la innovación internacional.
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Andrés Nievas
Técnico en manejo ambiental, consultor Ambiental y escritor para medios locales e internacionales sobre temas de geopolitica y medio ambiente.