El arte de pescar con sentido deportivo y sustentable es una práctica que se repite año tras año y convoca, caña en mano, tanto a expertos como a aficionados bajo un reglamento que permite la preservación de este recurso y de los ambientes que lo albergan.
Durante un período de seis meses, de sol a sol, en la mayoría de las áreas protegidas nacionales de los Andes patagónicos comienza este rito anual donde pescadores locales y visitantes se dedican a obtener -y registrar- su mayor logro en cuanto a medidas y peso de la pieza. Los aeropuertos de la región reciben a “mosqueros” de todo el mundo, que suman su aporte a la economía local al contratar tanto los servicios de los más de doscientos cincuenta guías profesionales disponibles como de los prestadores habilitados para brindar logística de traslados, excursiones y alojamiento.
En los Parques próximos a la Ruta 40 existen emblemáticas áreas de pesca que son reconocidas por especialistas de otros continentes por sus frecuentes piques y por la bravura y volumen de las truchas y otros salmónidos que se obtienen cada temporada. Lanín, Nahuel Huapi, Lago Puelo, Los Alerces y Los Glaciares contienen en sus cuencas hídricas cientos de pesqueros localizados en un entorno de montañas y bosques, dando lugar a una combinación ideal para disfrutar del modo pesca.
Permisos al día, equipos en regla y desinfectados y una peculiar ética al servicio de la conservación del recurso, son las características básicas de todo buen pescador deportivo, ya sea embarcado o desde las costas. Hay nombres propios de ríos y lagos que ya son leyenda en las sobremesas de cada lodge y hostería de la zona: Chimehuín, Lacar, Hermoso, Traful, Correntoso, Limay, Mascardi, Steffen, Manso, Puelo, Rivadavia, Futalaufquen y Krügger al norte; y los más sureños y ventosos en los lagos Viedma y Argentino en la tierra de los glaciares.
Las excepciones al listado de parques andinos de la Patagonia son Laguna Blanca, que tiene una temporada especial para la pesca de percas entre principios de abril y finales de octubre, y Perito Moreno y Tierra del Fuego, que tienen restricciones especiales para la práctica de este deporte.
Una recomendación general a todos los ambientes habilitados para la pesca deportiva en los parques nacionales, más allá de las consideraciones específicas del reglamento para cada curso de agua (ver: http://www.reglamentodepesca.org.ar/reglamento_anexos_parques.php), es el especial cuidado para evitar la dispersión de un alga microscópica invasora, llamada comúnmente Didymo (Didymosphenia geminata), ya que su actual expansión por diversos ambientes acuáticos hace indispensable realizar la desinfección obligatoria de los equipos de pesca y todo tipo de embarcación y trailers para evitar su ingreso en ambientes no colonizados.
Prácticas de bajo impacto
Debido a la fragilidad del medio acuático y su entorno, cuando se realizan actividades asociadas al agua se recomienda:
• Acceder a los sitios de pesca sólo por los senderos existentes. No pisar sitios frágiles (juncales, mallines, etc.), caminar sobre superficies duras. No transitar con vehículos fuera del camino; únicamente cruzar cursos de agua por badenes habilitados.
• Acampar en lugares designados o ya utilizados con anterioridad sin hacer canaletas para la carpa.
• Sólo encender fuego donde está permitido. Hacerlo pequeño, en fogones, utilizando sólo leña seca, fina y caída. La basura generada debe transportarse a los centros urbanos.
• No arrojar ningún elemento al agua, no usar jabones ni detergentes en los ambientes; limpiar la vajilla a no menos de 60 metros, llevando agua en un recipiente. No arrojar vísceras de pescado al agua.
• No remover piedras, troncos y ramas del agua. Evitar dejar tanzas o señuelos en el ambiente.