Quinto Encuentro del Foro Patagónico Somuncurá en Viedma: Un debate sobre Política nuclear, ciencia y soberanía tecnológica

Un evento que marcó un antes y un después en la discusión nuclear argentina

Viedma, Río Negro, 3 de julio de 2004. El Quinto Encuentro del Foro Patagónico Somuncurá se llevó a cabo en la capital rionegrina con un objetivo ambicioso: abrir un espacio de debate abierto y fundamentado sobre el papel de la energía nuclear en el desarrollo nacional. En ese momento, Argentina atravesaba un escenario de fuerte repercusión internacional tras la adjudicación a INVAP S.E. del contrato para construir un reactor nuclear de investigación y producción de radioisótopos para Australia, obtenido luego de competir con firmas de Canadá, Francia y Alemania.

La cita reunió a científicos, juristas, legisladores y referentes sociales, quienes intercambiaron opiniones sobre cuestiones clave que ocupaban tanto a los ámbitos académicos como a la opinión pública: si la energía nuclear representaba un riesgo o una oportunidad, de qué manera influía la desinformación en la percepción ciudadana y qué papel desempeñaba la Patagonia en la agenda científica nacional.

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INVAP y la proyección internacional de la ciencia patagónica en 2004

En aquel año, pocas empresas argentinas podían igualar el prestigio de INVAP, con sede en San Carlos de Bariloche. Sus proyectos, que abarcaban desde reactores nucleares de investigación hasta satélites y desarrollos de medicina nuclear, la habían posicionado como un emblema del potencial científico nacional. El contrato con Australia se convirtió en un hito histórico, al demostrar que la tecnología argentina podía competir de igual a igual con los grandes referentes mundiales.

Sin embargo, ese logro vino acompañado de una fuerte campaña antinuclear impulsada por ciertos sectores que, bajo la bandera del ambientalismo, cuestionaban la política científica nacional. Para INVAP y para el país, el desafío en 2004 no fue únicamente técnico, sino también comunicacional: transmitir que la energía nuclear argentina tenía fines pacíficos, cumplía rigurosos protocolos de seguridad y representaba un recurso estratégico para la soberanía tecnológica.

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Desinformación y ambientalismo mal interpretado: un freno para el avance científico

Durante el encuentro, los organizadores advirtieron sobre el impacto de la desinformación en la política nuclear del país. Señalaron que ciertas organizaciones no gubernamentales difundían mensajes que confundían deliberadamente conceptos esenciales, como el combustible nuclear gastado y los residuos radioactivos, con el fin de generar temor en la población.

Esta narrativa, según los especialistas presentes, no era fruto de desconocimiento, sino parte de una estrategia política que favorecía a actores internacionales interesados en frenar el desarrollo tecnológico argentino. El uso de argumentos emocionales y datos manipulados había creado, en 2004, una percepción pública en la que la energía nuclear aparecía injustamente asociada a riesgos ambientales extremos o a potenciales amenazas de seguridad.

Seguridad nuclear en Argentina: más de medio siglo sin accidentes graves

Uno de los puntos centrales que el foro expuso fue el impecable historial de seguridad nuclear del país. Para ese momento, Argentina acumulaba 53 años de actividad nuclear sin registrar un solo accidente grave en sus instalaciones. Este dato, respaldado por la Comisión Nacional de Energía Atómica y organismos internacionales, situaba a la actividad nuclear argentina entre las más seguras del planeta.

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La clave, remarcaron, habían la combinación de infraestructura confiable, procedimientos estrictos y personal altamente capacitado. Desde los reactores de investigación de Ezeiza hasta los proyectos médicos en varias provincias, el país demostraba que era posible desarrollar esta tecnología con respeto absoluto por la seguridad ambiental y la salud pública.

El valor estratégico de la ciencia y la tecnología patagónica en aquel momento

En el contexto de 2004, la Patagonia ya desempeñaba un papel crucial en la estrategia científica nacional. INVAP y otros centros de investigación aportaban desarrollos en robótica, industria espacial, informática, agroindustria y medicina, que no solo generaban beneficios económicos, sino que fortalecían la posición geopolítica de la región.

No obstante, los participantes del foro coincidieron en que la falta de una estrategia de comunicación masiva limitaba el reconocimiento social de estos avances. Plantearon que el país necesitaba difundir estos logros con la misma intensidad que otros símbolos nacionales, para que la ciudadanía entendiera que se trataba de recursos estratégicos tan importantes como el petróleo o el trigo.

El Quinto Encuentro: un espacio abierto al diálogo ciudadano

La jornada del 3 de julio de 2004 en Viedma encabezadas por su presidente, Doctor Luis Nievas, se desarrolló con un formato abierto, que permitió a los asistentes interactuar directamente con expertos y legisladores. Los ejes temáticos incluyeron:

  • Marco jurídico de la cooperación nuclear internacional
  • Aplicaciones pacíficas de la energía nuclear
  • Protocolos de seguridad y mitigación de riesgos
  • Rol de la Patagonia en la ciencia nacional
  • Estrategias para mejorar la comunicación pública

El objetivo fue que cada participante regresara a su comunidad con información clara y verificada, capaz de contrarrestar los mitos que circulaban en medios y redes sociales.

Patagonia y soberanía: ciencia como recurso estratégico en 2004

Durante el encuentro se discutió que, en un mundo crecientemente competitivo, el conocimiento científico era tan valioso como los recursos naturales. La capacidad de Argentina para producir tecnología propia en áreas sensibles como la energía nuclear otorgaba una ventaja estratégica que debía protegerse y potenciarse.

En esa lógica, abandonar el desarrollo nuclear por presiones externas sería equivalente a renunciar a un recurso crítico. La postura predominante fue que el país debía apostar por un equilibrio entre desarrollo tecnológico y sostenibilidad ambiental, asegurando que los beneficios llegaran a toda la población.

La agenda ambiental: cooperación en lugar de confrontación

Uno de los mensajes más repetidos en el foro fue que la defensa del medio ambiente no debía enfrentarse al progreso científico, sino complementarlo. Los especialistas recordaron que la energía nuclear, correctamente gestionada, podía ser una herramienta clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático.

El problema, coincidieron, aparecía cuando ciertos discursos ambientalistas se construían sobre información incompleta o falsa, generando una oposición que ni beneficiaba al ambiente ni a la ciencia nacional.

Educación y cultura científica: la respuesta frente a la desinformación

En 2004, el Foro Patagónico Somuncurá asumió el compromiso de impulsar proyectos educativos que acercaran la ciencia nuclear a las aulas y comunidades. La propuesta incluía charlas abiertas, materiales pedagógicos y actividades interactivas que permitieran a los ciudadanos conocer cómo funcionaba un reactor, qué medidas de seguridad se aplicaban y cómo se manejaban los residuos radiactivos.

La meta era formar una sociedad con pensamiento crítico, capaz de distinguir entre hechos comprobados y narrativas infundadas.

Conclusiones: una apuesta por la transparencia y la participación

El Quinto Encuentro del Foro Patagónico Somuncurá dejó en claro que la Argentina contaba con una base científica y tecnológica de alto nivel, y que su política nuclear debía construirse desde la transparencia, la participación ciudadana y el orgullo por las capacidades propias.

El desafío de aquel 2004 fue, y sigue siendo, consolidar una narrativa positiva sobre la ciencia nacional, basada en evidencias y no en temores infundados, para que la energía nuclear sea reconocida como lo que es: una herramienta estratégica para el desarrollo soberano y sostenible del país.

Infografía: Reactores nucleares de investigación desarrollados por INVAP para el mercado internacional

Reactor nuclear vendido por INVAP a Australia

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