JUAN PABLO VIETA
El pasado 10 de mayo en el Palacio San Martin, sede ceremonial de la Cancillería Argentina, fue presentado el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2017 que elabora regularmente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En un solemne acto que contó con la presencia de la ex ministra de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación Susana Malcorra, el Coordinador del PNUD en nuestro país dio a conocer los resultados correspondientes al año 2016 para el caso de los dos índices que se confeccionan, estos son, el Indice de Desarrollo Sostenible Provincial, y el Índice de Desarrollo Humano para cada una de las jurisdicciones.
El Indice de Desarrollo Sostenible Provincial (IDSP) combina el comportamiento de tres variables fundamentales que son el crecimiento económico, la inclusión social, y la sostenibilidad ambiental. A su vez cada una de estas variables se desagregan en una serie de indicadores que miden la productividad y la innovación, en el caso del crecimiento económico, la pobreza, el trabajo, la salud, y la educación, en materia de inclusión social, y las emisiones de carbono y los residuos para el cálculo puntual de la sostenibilidad ambiental.
En lo que tiene que ver con el Indice de Desarrollo Humano (IDH), se cruzan las variables correspondientes a esperanza de vida, educación, e ingreso. La esperanza de vida constituye un indicador medible en sí mismo, la educación se desagrega en la tasa de analfabetismo y la tasa de matriculación, y el ingreso se releva a través del ingreso familiar per capita.
Toda la información vinculada al Índice de Desarrollo Sostenible Provincial surge del Indec, las Direcciones Provinciales de Estadística, el Ministerio de Salud de la Nación, y también de la cartera de Ambiente. El Indice de Desarrollo Humano se nutre directamente de la producción estadística del Indec, fundamentalmente de la Encuesta Permanente de Hogares. Los valores que pueden alcanzar los índices van de 0, lo peor, a 1, que es el mejor de los escenarios.
La media nacional.
Si se promediaran los resultados de las 23 provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el año 2016 el Indice de Desarrollo Sostenible Provincial alcanzó a 0,570 fruto de que el crecimiento económico fue 0,512, la inclusión social 0,491, y la sostenibilidad ambiental 0,735.
El Indice de Desarrollo Humano, en cambio, es de 0,848 a nivel país, como resultado de 0,870 en esperanza de vida, 0,991 en educación, y 0,682 en ingresos.
Cabe aclarar que, según la propia ONU, la Argentina se encuentra inserta dentro del grupo de países que tienen un Índice de Desarrollo Humano muy alto. En la última medición a escala mundial que corresponde al año 2015, quedamos en el puesto 40° como el país latinoamericano mejor ubicado, seguido por Chile en lugar 42°.
Ello constituyó un importante avance si se tiene en cuenta que según los datos del 2014 Chile ocupaba el puesto 38° y Argentina el 45°, lo que implica que en el término de un año el vecino país trasandino cayó siete posiciones y nosotros subimos cinco.
Ambiental.
En el análisis puntual de los datos correspondientes a nuestra provincia se constata una dispar performance según el índice que se trate. En el caso del Índice de Desarrollo Sostenible Provincial quedamos relegados al puesto 18° y en lo inherente al Índice de Desarrollo Humano estamos en el lugar N° 5 a escala nacional
¿Por qué esta dualidad entre uno y otro? Básicamente ello tiene que ver con la cuestión ambiental en la que no nos va muy bien. En efecto según la desagregación del IDSP, nuestra provincia se encuentra por encima de la media nacional tanto en crecimiento económico como en inclusión social, pero sin embargo cae estrepitosamente en sostenibilidad ambiental por debajo del promedio del país.
En este sentido, si bien en crecimiento económico estamos por arriba de provincias como Córdoba con el 0,525 y Santa Fe con 0,528, y en inclusión social estamos en el octavo lugar a nivel nacional, en sostenibilidad ambiental estamos complicados fundamentalmente por las emisiones contaminantes de la agricultura y principalmente de la ganadería.
Contaminación ganadera.
Según la FAO, que es la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura, la ganadería es la responsable del 14.5% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero dentro del conjunto de las actividades llevadas adelante por el hombre. En Latinoamérica esa proporción se eleva al 18.3%.
Puntualmente las emisiones provienen del proceso digestivo de los rumiantes, el cual libera importantes cantidades de gas metano. En este sentido la FAO viene trabajando en distintas estrategias para disminuir estas emisiones en la ganadería, las que se concentran en la formulación de dietas mejor balanceadas para los animales de modo tal de disminuir la producción de estiércol.
Fuente: Diario La Arena