NEUQUÉN – Cuando se habla de contaminación petrolera, la mayoría de los neuquinos piensa en un pozo perdido en medio del desierto, pero el peligro ambiental puede estar mucho más cerca, incluso a unas cuantas cuadras de casa. En la ciudad de Neuquén hay 52 empresas que manejan fluidos o materiales químicos vinculados a los hidrocarburos, a las que el Municipio les hace un seguimiento constante para prevenir algún derrame.

De ese medio centenar de firmas, sólo Pluspetrol maneja pozos de donde se extrae petróleo y gas. Tiene 111 dentro del ejido, aunque hay unos 20 inactivos. Pertenecen al yacimiento Centenario, que abarca todo el oeste de la ciudad y parte de Plottier.

El resto son firmas que operan los oleoductos que cruzan el ejido o empresas de servicios petroleros asentadas en el parque industrial, que se encargan de los residuos industriales o de determinados procesos químicos.

Existe una ordenanza de 1996 que autoriza al Municipio a controlar toda la actividad petrolera dentro de la ciudad. Por eso, la comuna lleva un registro de estas empresas y un equipo de 12 inspectores recorre periódicamente cada planta, laboratorio, lavadero, depósito y taller potencialmente contaminante.

También se hace una clasificación según el nivel de peligrosidad ambiental, a partir de parámetros como la superficie de la planta, su cantidad de personal, el tipo de fluidos y la complejidad del proceso. “Tenemos cuatro categorías y un 60 por ciento está en la tercera o cuarta, que serían las de mayor riesgo”, explicó Silvia Gutiérrez, subsecretaria municipal de Ambiente. Para evitar una fuga o desborde, las empresas deben presentar un plan de gestión ambiental y dar cuenta de los análisis que hacen del impacto sobre el suelo, agua o aire de los alrededores.

La funcionaria contó que también se ocupan de los pasivos ambientales, es decir, los pozos y ductos abandonados. Comentó que, en esos casos, se exige a las empresas la remediación “mediante el retiro de suelos y los muestreos para ver si han quedado en condiciones”.

Gran parte del pasivo ambiental existente hoy quedó desde la época en que YPF le cedió el yacimiento Centenario a Pluspetrol, hace cuarenta años. Pese al tiempo que pasó, todavía se está tratando de determinar con precisión cuántos pozos y ductos abandonados quedaron y dónde están, a partir de un informe que se solicitó a la operadora a fines de 2017.

Gutiérrez aseguró que las firmas colaboran con el Municipio y, hasta ahora, no tuvieron multas por incumplimientos, “salvo alguna infracción por un incidente que no se podía prever”.

Fue lo que ocurrió en octubre de 2014, cuando el desborde de una pileta de Indarsa provocó literalmente un río de petróleo por las calles del barrio Parque Industrial. Esa vez, el Municipio labró una infracción por 100 mil pesos, la más alta prevista por la ordenanza.

Si ese episodio se repitiera hoy, la cifra podría ascender a los dos millones, menos de lo que vale un departamento.

–> Hubo contaminación en Valentina Norte

El barrio Valentina Norte concentra gran parte de los pozos petroleros que hay dentro de la ciudad y también casi la totalidad de los oleoductos y gasoductos que pasan por el ejido urbano. Allí, un estudio de hace seis años comprobó que hubo contaminación con hidrocarburos en el suelo y en las aguas subterráneas, al punto de que no eran aptas ni para riego ni para recreación.

El estudio se hizo con el financiamiento de la firma Pluspetrol, operadora de los pozos. En 2010, la empresa acordó con el Municipio un plan para remediar la situación ambiental de Valentina Norte, que incluyó un análisis científico sobre el impacto en el suelo y napas. Para eso, contrataron al especialista Juan Manuel Mendía, de la Universidad del Comahue.

La investigación concluyó en 2012 pero recién se hizo pública un año después. Se tomaron 73 muestras y se comprobó que había presencia de hidrocarburos en la tierra y napas. A partir de ahí, se aplicó un plan de remediación en todo el sector.