Santa Rosa.-UN LOCAL SANTARROSEÑO DONA RODADOS QUE FUERON ABANDONADOS
«La cuestión económica tiene su incidencia, por ahí es gente que no puede pagar y las abandona. Pero también hay muchas de chicos que los padres, como los hijos crecen, ya no las retiran», cuenta Juanjo Besi mientras quita el nylon que cubre a esas bicis abandonadas, que se quedaron sin dueño y el paso del tiempo las obligó a quedar ahí, en una especie de cementerio de esos vehículos de dos ruedas.
La bicicleta, compañera fiel de gran parte de la población, sobre todo para los más chicos, vive un resurgimiento a nivel mundial gracias a movidas que buscan descongestionar un planeta atiborrado de autos, motos, colectivos y todo tipo de vehículo a motor. Una compañera fiel que ayuda al medio ambiente, al bolsillo y a la salud. Pero hay una porción de gente que las abandona, las reduce a algo tirado en un rincón de un lugar ajeno.
«Nosotros mantenemos la tradición del taller, acá arreglamos las bicis y entonces van quedando. Y la verdad no está bueno tener tantas acumuladas, sobre todo si hay gente que las puede usar, por eso decidimos donarlas», cuenta el propietario del negocio ubicado en las avenidas Circunvalación e Illia y que hizo conocer la noticia en la edición de ayer del diario LA ARENA.
El pequeño aviso llamó la atención: «Juanjo Besi Bicicletas comunica a sus clientes que las bicicletas que se encuentran en el local sin retirar (más de un año) serán donadas a instituciones».
«Hay una bici que, por ejemplo, está afuera hace tres años. Y hay algunas muy buenas, bicis re lindas y caras, que quedaron acá. Pero empezás a juntar y es un problema, no sabemos qué hacer con las bicis. A la gran mayoría de los colegas que tienen taller les pasa lo mismo. Suele pasar que traen la bici del nene a arreglar y después el chico empieza a hacer otras actividades y las dejan. Crecen y ya les quedan chicas entonces las abandonan», contó Besi.
Sin embargo, la cuestión no es sencilla ya que hay clientes que aparecen «dos o tres años después» a reclamar por lo que habían dejado en algún tiempo lejano. «Es complicado, hay gente que viene y te dice ‘pero si yo te la dejé hace un tiempito’, y en realidad ¡pasaron dos años! Y yo acá necesito el espacio además que no queda bien tener un montón de bicis abandonadas, no da buena imagen, es como tener un auto abandonado. No se mueven, juntan mugre: no tiene ningún sentido que estén acá, molestan. Y sobre todo que hay mucha gente que las puede usar lo más bien».
En buenas condiciones.
Besi recordó que durante un tiempo realizaba donaciones a la Escuela Hogar de Jagüel del Monte, pero algunas malas experiencias le hicieron cambiar de idea.
«Nosotros mandábamos bicis y ropa a la Escuela Hogar, pero después nos enterábamos que no llegaban a manos de los chicos sino que quedaban en el camino, así que lo dejamos de hacer. Yo lo que hago es entregarlas andando, usables, pero tengo que tener la garantía que van a llegar adonde van dirigidas», aclaró Besi sobre el destino que tendrán quienes fueron abandonadas por sus dueños pero esperan volver a hacer lo que saben, rodar y rodar.
Fuente: Diario La Arena