MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Los primeros OVNIS que se vieron en Neuquén

El avistaje de fenómenos extraterrestre tiene larga historia en la región, con relatos de testigos en diferentes lugares.

Por Santiago Rosalejanatierramia@hotmail.com

Los primeros OVNIS que se vieron en Neuquén

Abordar el tema OVNI siempre opiniones encontradas entre los creyentes y los escépticos, que recurren al descrédito y burla exigiendo pruebas fehacientes de los hechos que se exponen. Las fuentes suelen ser en muchos de los casos testimonios de testigos ocasionales, que además puden sumar alguna foto, pero cuyo valor puede ser el mismo que la antropología otorga a los relatos y leyendas de origen folklórico.

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Por cierto, el primer antecedente de un avistamiento OVNI en la Patagonia hay que rastrearlo en una obra literaria del siglo XVI, el poema épico del escritor español Alonso de Ercilla que narra los primeros años de la conquista española de Chile y en el que se describen misteriosas luces que surcan los cielos y que aparecen y desaparecen en el fragor de las batallas.

Un poco más cerca en el tiempo está el rescate del testimonio de Edgardo Troncoso sobre este fenómeno que se produjo en Neuquén en la década del ’70 que realizó el periodista Mario Cipittelli y sentó las bases de una cronología de casos que aparecerían posteriormente, documentados con fotografías, filmaciones y certificaciones de expertos en aeronáutica, astronomía y fenómenos atmosféricos.

Tito Del Bianco, es el pseudónimo de un profesional muy conocido en la ciudad de Neuquén, que aportó testimonios valiosísimos fruto de su experiencia e investigación, con el compromiso de no revelar datos de su identidad. En una entrevista con LMNeuquén dijo que dentro de lo que es el tema OVNI, no solo se divisaron luces en el cielo. «Me estoy refiriendo concretamente a máquinas que podían verse a pleno día y estoy hablando de lo que pasaba en Neuquén a principios la década del ’50», agregó.

«La tecnología a la que teníamos acceso por aquel entonces eran las radios de válvulas al vacío, los transistores estaban en su etapa inicial y esos avistamientos nos daba la pauta de que no eran fenómenos terrestres, sino que parecían venir de otras culturas lejanas y mucho más avanzadas que la nuestra», contó.

«En 1952 la madre de mi esposa le dijo que fuera a buscar a su papá, que estaba trabajando de encargado de motores en la Cooperativa Calf, porque se habían enterado qué en el cielo, a una altura de unos 500 metros, un disco volador en pleno mediodía sobrevolaba la central”, recordó como una de sus primeras evidencias del fenómeno OVNI.

El fenómeno Ovni saltó a la popularidad, por medio de la prensa, a partir de un suceso ocurrido en 1947 en Roswell en el sur Estados Unidos cuando Kenneth Arnold, un piloto de aviación en una tarea de rescate, avistó una formación de siete naves en forma de “platos encimados” que se desplazaban como ningún vehículo conocido hasta entonces podía hacerlo.

Tito es piloto de aviones planeadores, actividad gracias a la cual tiene un panorama preciso y detallado tanto de los cielos nocturnos o diurnos, la composición de la atmósfera y otros fenómenos celestes.

En el año 1955 en la calle Sarmiento a la altura de lo que hoy es el Parque Central, pude ver claramente un disco volador, de apariencia metálica sólida de unos 30 metros de diámetro, ubicado por debajo de una formación de nubes de tipo “cirrus” a unos 3000 metros. Por entonces, yo me había comprado una máquina fotográfica y la tenía cargada con un rollo de 20 asas y corrí a buscarla para tomar fotos. Nosotros estábamos también con mi hermana que salió a buscar a un vecino, un rabino de profesión comerciante que al enterarse de lo que le habíamos contado, se negó rotundamente, a salir a ver de qué se trataba. Al llegar con mi cámara el objeto de había volteado hacia un costado y se perdió entre las nubes elevándose hasta desaparecer”, contó.

Además de ser un apasionado de la pesca, desde chico Del Bianco parece tener una relación muy especial con la naturaleza, que lo impulsa a generarse el tiempo para estar en contacto con ella y cultivar en cada encuentro, la contemplación del paisaje patagónico y sus maravillas.

“En el año 1958 habíamos ido a pescar con un amigo a China Muerta, por supuesto que sin muchas cosas y totalmente improvisados en el asunto, sin carpa, ni nada con que guarecernos, trasladándonos en nuestras bicicletas y con la idea de pasar la noche. Teníamos sólo unas mantas que cuando las tendimos para descansar empezaron a moverse y nos dimos cuenta de que era a causa de un montón de culebras se revolvían por debajo. No sé, por qué, pero por esa época en ese lugar era tremenda la cantidad que había. La cuestión es que decidimos volver y retomamos camino de sur a norte, hacia la Ruta 22 que todavía era de tierra. En eso vimos algo muy extraño en el cielo nocturno, tres luces que se movían de forma muy particular, cambiando de colores desde el rojo hacia el amarillo y otras tonalidades, a la vez que se desplazaban de forma errática. Eso ocurrió precisamente donde hoy está la Central Térmica y cerca de un salitral, siempre me llamo la atención la conexión entre los avistamientos y los salitrales que se dan con tanta frecuencia», recordó.

Toda la zona del Valle de Río Negro y Neuquén fue el escenario histórico de avistamientos y encuentros cercanos, cuyos testimonios constan en prolijas carpetas de recortes que por su antigua data no figuran en una simple búsqueda de internet y es precisamente debido a esas “lagunas” en la cronología de investigación cuando la voz de los testigos se vuelve un recurso más que valioso.

“En el año 1966 en la zona de Pichi Mahuida a orillas del Río Colorado, cerca de dónde pasa el ferrocarril se avistaban muchos OVNIS. Así que como siempre nos había interesado el tema fuimos a investigar el asunto. Al llegar al lugar le preguntamos a un puestero que nos confirmó que allí pasaban muchas cosas extrañas, se oían ruidos que parecían provenir desde el suelo y que de noche lo atemorizaban mucho las luces que solían aparecer de improviso en el cielo. Además, nos mostró lo que parecía haber sido una radio que tenía guardada en una repisa. El aparato estaba totalmente derretido como si se hubiera fundido y nos contó que una noche en la que estaba escuchando uno de sus programas preferidos, una enorme luz invadió toda la casa y la radio dejó de funcionar, constatando después el estado en el que había quedado», dijo Del Bianco.

Al parecer las naves para funcionar lo hacen a través de unos campos electromagnéticos muy intensos, que producen unas corrientes de inducción muy fuertes que afectan específicamente a ciertos metales como el cobre, por las que buscan circular debido a su naturaleza de tener propiedad de ser buenos conductores.

«Eran la época previa a la llegada del hombre a la Luna y la carrera espacial estaba en su apogeo, en los medios aparecían noticias de los primeros satélites, pero algunos fenómenos no estaban vinculados claramente a eso. Unos cazadores de la zona nos contaron también como una noche en plena partida, avistaron unas luces extrañas en la zona rural cercana a los tanques de los molinos y que al intentar avanzar se habían detenido totalmente los vehículos, la electricidad de las camionetas también había dejado de funcionar y que al levantar el capot para tratar de determinar que había ocurrido encontraron la batería fundida y chorreando ácido, típico de la acción que producen las corrientes parásitas que generan lo que se conocen como campos electromagnéticos de Foucault», contó.

«Debido a mi actividad yo tenía acceso a un contador geiger, que nos permitió hacer un estudio más pormenorizado del vehículo en cuestión. Lo primero que nos sorprendió es que cuando quisimos sacarle una foto, sin flash, ni nada, se produjo un destello lumínico que por poco nos cegó. Los valores que indicaba el detector superaban su capacidad de testeo», agregó.

«En ese lugar tuvimos muchas experiencias, cierta noche tuvimos la oportunidad de presenciar algo que no podremos olvidar: llegamos con nuestra camioneta muy adentro del campo por las picadas y al llegar a una lomita, presenciamos una luz inmensa que centelleaba con colores amarillos que se encendían y apagaban en los costados. Era sin dudas por las características, una enorme nave que tenía en su parte central cinco ventanitas de color verde, lo que pudimos ver a través de esas ventanas, las cuatro personas que habíamos ido, fue como si sus tripulantes se desplazaran en su interior y sus siluetas se distinguieran entre la luminosidad verdosa de las ventanillas», recordó.

«Al día siguiente, ya con la luz diurna constamos que en el lugar del avistamiento los alpatacos y demás arbustos estaban como quemados por radiación, que después pudimos constatar con el detector que era altísima. Extrajimos algunas plantas cuyas raíces que estaban totalmente calcinadas porque al parecer funcionaban como conductoras de esa energía”, dijo.

Con los relatos de Del Bianco podría escribirse una enciclopedia entera, escucharlo implica suspender la credibilidad para internarse el desarrollo de cada vivencia. Todos sus testimonios tienen un matiz que lo vuelven genuinos y por supuesto, no falta en ellos el dato científico que, como académico, desliza cada tanto para aseverar sus opiniones al respecto.

En su relato, Tito rememoróa una visita en 1969 a Bahía Blanca a un programa de televisión para integrar un panel de científicos y especialistas para hablar entre otros temas sobre la llegada del hombre a la luna y la expansión de los horizontes de exploración. «En un momento el conductor nos preguntó a los participantes por la posibilidad de vida en otros planetas y por un fenómeno en particular que se había producido durante la trasmisión del alunizaje. Se armó un revuelo bárbaro y se generó una discusión tremenda. A la salida del canal nos esperaba muchísima gente para hacernos miles de preguntas y entre ellos una persona en particular, que no sé cómo logro apartarme de la multitud y me dijo que la manera de saludar a una nave cuando se la veía era trazar con alguna fuente lumínica, en primer lugar, un triángulo equilátero en posición normal, después otro triángulo, pero de forma invertida y finalmente trazando un círculo», contó.

«Al tiempo tuve la oportunidad de comprobarlo, cuando ya estando en Neuquén y viajando hacia la zona de Arroyito, al costado de la ruta presencié la aparición de una gran luz, que al principio confundí con un avión. Paré al costado de la ruta, me bajé con la linterna que llevaba en la gaveta del coche y le hice a esa enorme luz, que ya me había dado cuenta de que no se trataba de ningún avión, la señal que me había enseñado aquel misterioso hombrecito, constando sorprendido, no sólo que las luces imitaron las figuras con su desplazamiento, además la luz se acercó repentinamente para después desaparecer un instante como si se hubiera tratado de la confirmación de la respuesta a un llamado», añadió.

«Yo siempre miro el cielo y cuando uno mira mucho el cielo se ven cosas. La zona de la Cordillera yendo hacia San Martín de los Andes es uno de esos lugares donde más se dan esos fenómenos. Se ven muchísimas luces y no se trata de satélites ni aviones porque te das cuenta por la forma de desplazarse y por las características propias de esas fuentes lumínicas. Siempre le recomiendo a la gente que mire el cielo, el cielo neuquino es muy especial porque hay mucha “actividad ovni”. Si hablas con las personas al respecto siempre te vas a encontrar con testimonios al respecto, muchas personas en algún momento de su vida han visto algo de esta naturaleza en algún momento. La gente que vive en el Cerro Chapelco tiene mucho que contar y también quienes viven o frecuentan las orillas de Lago Lácar. Se cuenta que por las noches en el fondo del Lago se encienden luces y muchos las vinculan con las leyendas de las ciudades sumergidas. También se cuenta que el hijo del Capitán Cousteau visitó alguna vez el lago e hizo una batimetría del lago que, en algunas partes, como el conocido “abanico” presenta registros más que interesantes de cosas que pasan bajo las aguas y que nadie logra explicar”, concluyó Del Bianco.

La cronología de los avistamientos, bien podría continuar, si al finalizar esta nota tomándote un tiempo, para observar atentamente el cielo, descubrís algo extraño y la pregunta que sigue es si elegirás contarlo.

Fuente: LM Neuquen