El agua del río Negro será sometida a un análisis bacteriológico. Fue ordenado por la jueza Federal de esta capital, Mirta Filipuzzi, al declararse competente para resolver el amparo colectivo presentado por ciudadanos de Viedma y Patagones en el que denunciaron que el volcado, sin tratar, de líquidos cloacales en ambas ciudades afectan al río y el medio ambiente.

La magistrada ordenó a la Prefectura Naval Argentina y a la Policía Federal realicen -a través de sus departementos técnicos- ese análisis para determinar la existencia o no de metales pesados y agroquímicos, a partir de muestras en pleamar y bajamar del agua del río Negro en las zonas destinadas a balnearios habilitados en Viedma y Patagones, así como en las zonas de toma del agua para tratamiento de potabilización con destino al consumo de las respectivas poblaciones.

En la resolución la jueza federal tuvo presente el informe solicitado por la fiscalía en función del resultado que arrojen los informes circunstanciados a requererir a los organismos involucrados, “siempre que su objeto -factibilidad de saneamiento- se vincule con una situación de hecho -supuesto vertido de líquidos cloacales en crudo- que debe ser dilucidada como también pudiéndose otorgar oportunamente la participación de ámbitos específicos de las universidades nacionales con de la región”.

En el amparo vecinos, concejales y un legislador provincial pidieron que se ordene a las empresas Aguas Rionegrinas SA, Aguas Bonaerenses, Departamento Provincial de Aguas y a la Dirección Provincial de Aguas y Cloacas el cese inmediato del vertido de líquidos cloacales sin tratamiento en las aguas del río Negro “por provocar graves daños al medio ambiente y poner en riesgo la salubridad de la población que la utiliza, tanto para fines recreativos como para consumo diario”.

En relación al daño ambiental los vecinos advirtieron que tomaron conocimiento público sobre el vertido de los efluentes cloacales sin tratamiento por ambas ciudades en el río Negro, a tal punto que en la última semana de diciembre “se pudo avistar tal circunstancia a simple vista, a más de las emanaciones propias de la materia vertida, justamente cuando las aguas del río son utilizadas con mayor frecuencia para actividades recreativas”. Atribuyeron la situación “a la falta de capacidad o deficiente funcionamiento de las plantas de tratamiento existentes y a la falta de control por parte del DPA y Dipac en su carácter de entes reguladores de la concesión del servicio de distribución y tratamiento cloacal respecto de Arsa y Absa, considerando poco confiable los informes brindados por esos organismos provinciales frente a la patente contaminación”.

Fuente: Diario Río Negro