MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Mensaje Wiñoy Xipantu 2021 del Príncipe Federico I de Araucanía y Patagonia a la Nación Mapuche

Mensaje Wiñoy Xipantu 2021 del Príncipe Federico I de Araucanía y Patagonia a la Nación Mapuche

Año Nuevo Mapuche – 24 de Junio, 2021

Marri marri pu Lonko,
Marri marri pu Machi,
Marri marri pu Werken,
Marri marri Kompuche.

Este día tan especial para nuestra nación, y para otros pueblos de nuestra región, es la fecha en la que conmemoramos desde tiempos inmemoriales un nuevo ciclo de nuestra mapu-ñuke o madre tierra. En esta ocasión tan especial os deseo a todos y cada uno de ustedes un feliz año nuevo.

Ustedes mejor que nadie saben cuán difícil ha sido este año que finaliza porque además de enfrentar la pandemia y la pérdida de seres queridos, muchos de ustedes también han tenido que confrontar los embates de la represión institucionalizada que se remonta por casi siglo y medio. Pero nuestra nación, que sufrió el genocidio y los efectos de una política implacable de persecución y despojo que apuntaba a exterminarlo como pueblo, jamás fue derrotada por la adversidad.

Hoy, frente a la pandemia, nuevamente se levanta con la determinación que la caracteriza. También con confianza y seguridad en nosotros mismos para seguir adelante y nunca claudicar y traicionar los principios heredados de vuestros ancestros. Frente a quienes lo quisieron destruir, ese espíritu mapuche es lo que hoy también inspira al mestizo, al roto o champurria, que a pesar de representar más del 50% de la población chilena jamás han tenido un presidente, porque también son excluidos y discriminados por la elite social y política chilena que hoy está seriamente cuestionada. Fueron ellos, los champurrias, los que enarbolaron la Wenüfoye en esas multitudinarias marchas durante el estallido social en Chile, pidiendo un país más igualitario y una nueva constitución. Vayan para todos ustedes mi simpatía y más sincera admiración.

Las prolongadas y multitudinarias movilizaciones de octubre de 2019 en Chile contra un sistema que perpetúa la desigualdad y por la profunda crisis de credibilidad y confianza que afecta la elite política chilena, tuvieron resultados cuyos frutos hoy observamos con gran interés. A sugerencia del pueblo chileno, los pueblos indígenas fueron invitados, por primera vez, a participar en la redacción de una nueva Constitución Política del Estado, que reemplazará la Constitución heredada de la Dictadura Militar. Los constituyentes independientes, empoderados por el movimiento social a través de la Vocería de los Pueblos, están canalizando las aspiraciones de sus bases, incluyendo constituyentes mapuches que están discutiendo normas que les permita crear los mecanismos pertinentes que faciliten la restitución de sus derechos colectivo que les fueron conculcados.

Sin embargo es importante destacar que si bien los mapuches tienen derecho a participar en la vida política del país, tienen reivindicación históricas intransables como son los tratados, el territorio, la autonomía, la libre determinación y el restablecimiento de estructuras políticas y sistemas de gobernanza indígenas autónomos. El reconocimiento y respeto de los tratados históricos celebrados con la Corona de España y más tarde con las repúblicas de Chile y Argentina, siguen siendo hoy, no un privilegio, sino un derecho legal, de acuerdo al derecho internacional pacta sunt servanda. Derechos que han sido fortalecidos por la evolución y codificación del derecho internacional contemporáneo, en particular el artículo 26 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados (1969).

Sobre la violación de los derechos humanos tanto individuales como colectivos de nuestra nación, en esta ocasión me gustaría detallar algunos ejemplos particulares para demostrar que no se trata de familias y comunidades anónimas, sino familias específicas asentadas en comunidades en diversos lugares, cuyos derechos le son constantemente transgredidos.

Las autoridades chilenas, a través de sus instituciones judiciales y policiales, transgreden diariamente el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, al impedir a los pequeños comerciantes desempeñar sus actividades comerciales tradicionales en diversas ciudades del Wallmapu. Las familias mapuches que, previa a la ocupación de su territorio y apropiación de sus recursos, tenían un sistema sostenible de producción alimentaria que les permitía vivir en la abundancia, según numerosos cronistas españoles de entonces, hoy el gobierno Chileno no solo no les restituye sus tierras, sino que además no les dejan buscar el sustento cotidiano para ellos y sus familias.

Lo mismo sucede con las iniciativas de desarrollo económico y de autogestión emprendida por comunidades mapuches, entre ellas las comunidades del sector Rofue, comuna Padre Las Casas, IX Región de la Araucanía, quienes mantienen un litigio por usurpación de tierras con la Diócesis de Villarrica que se prolonga por décadas.  Las comunidades han intentado de recuperar sus tierras y ocupado las dependencias para efectuar diversos programas de desarrollo autónomo, como hostelería, educación y el desarrollo productivo agrícola y ganadero.  A petición del obispo Francisco Javier Stegmeier de la Iglesia Católica, el 2 de marzo 2021 la policía procedió a desalojar a las familias, incluyendo mujeres que presentaban avanzado estado de embrazo y tres niños. Como resultado de esta acción diversas comunidades mapuches han expresados sentimientos anti-cristianos que debilita aún más las frágiles relaciones con la Iglesia Católica, poniendo a un mismo nivel de rechazo como el que se expresa contra sectas evangélicas fanáticas que se han instalado en las últimas décadas en la región.

Por su parte, la “Comunidad Indígena Sin Tierra” y el Consejo de Autoridades Tradicionales Mapuche de la Comuna de Galvarino, están llevando adelante desde hace 19 años un proyecto de salud de acuerdo a la metodología y tradición de su cultura. Las autoridades políticas y judiciales chilenas no aprueban este proyecto, ni lo dejan operar de manera autogestionaria, a pesar de las quejas de la violencia racista y la discriminación que los mapuche son objetos en los centros de salud occidental y más aún en tiempo de pandemia.  Las autoridades chilenas violan el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos Indígenas al impedir que los mapuches mantengan sus “costumbres e instituciones propias.”

El Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas en particular la consulta previa, libre e informada orientada a la protección y realización de los derechos de los pueblos indígenas es sistemáticamente violada por las autoridades chilenas. La construcción de centrales hidroeléctricas en diversas partes del territorio ancestral Mapuche que destruye los ecosistemas, la biodiversidad, incluyendo lugares sagrados de carácter religioso y ceremonial son implementados sin ninguna consideración por empresas transnacionales como la empresa noruega Statkraft y Pilmaiquen S.A. con la complacencia de las autoridades chilenas. Chile se promociona como un líder en materia de energías renovables, porque tiene enorme potencial para producir energía solar fotovoltaica, energía mareomotriz, geotérmica y energía eólica. Estas actividades se pueden llevar a cabo sin necesidad de destruir ríos y arrasar con comunidades mapuches.

El actual gobierno chileno, lejos de buscar soluciones a las demandas de numerosas comunidades mapuches que reclaman la restitución de sus tierras ancestrales, ha amenazado con militarizar el territorio mapuche.  Los latifundistas, empresas forestales y de infraestructura que incluye centrales hidroeléctricas mantienen un permanente lobby sobre las autoridades para que coarte sus reivindicaciones y reprima al movimiento mapuche. Pareciera no existir la menor intención de buscar el dialogo con los dirigentes y autoridades mapuches para buscar una salida consensuada.

Los mapuche del Puelmapu, además de tener poca cobertura mediática, diversas comunidades se encuentran en la total indefensión. Las mujeres del colectivo “Mujeres Mapuche” de Ñorquinco ubicada en la región del rio Chubut, provincia de Rio Negro, están librando una lucha desigual contra el avance de los usurpadores de sus tierras ancestrales, mientras su clamor por justicia no llega y las autoridades gubernamentales quienes guardan silencio, a pesar que sus derechos están protegido por la Constitución Nacional y por el Convenio 169 de la OIT.

Diversas fuentes mapuche señalan que un creciente número de lof o comunidades son afectadas por la incursión descontrolada de latifundistas y empresarios, entre ellas: Nahuelpan a 16 kms de Esquel contra María Elena Paggi que interrumpe la vida cotidiana de la comunidad. La Lof Cayunao en la naciente del Río Chubut contra empresarios de Qatar, Comunidad Mapuche “Las Huaytekas” en zona de conflicto con intereses forestales, Roemmers, Joe Lewis entre otros, las Lof de la meseta, quienes tratan de frenar la minería, Paillako, Relmu Lafken, Paichil Antreao, Pangui Winkul, Cuesta del Ternero, etc. Es difícil imaginar la poca humanidad que presentan ante el mundo las autoridades argentinas contra un pueblo cuyas heridas causadas por el genocidio aun no cicatrizan, sin piedad lo siguen martirizando. Lo hacen aquellos que llegaron en barcos hace 100 o 150 años atrás, como lo admitiera recientemente el presidente Argentino y que hoy se sienten con más derechos de las tierras que aquellos que vivían ahí miles de años antes.

Los atentados o boicots contra camiones que transportan la madera son atribuido sin ninguna prueba a las comunidades mapuches, ignorando que no solo son los mapuches los afectados por la devastación ambiental causada por las forestales, centrales hidroeléctricas y la privatización de elementos de primera necesidad como el agua, que obstaculiza el acceso a los ríos y lagos del Wallmapu, no solo a los mapuche sino al resto de la población chilena. El acceso al agua es un derecho humano fundamental y como tal se debe respetar, también es importante destacar que la ocupación del territorio mapuche por Chile fue ilegal y por lo tanto las leyes implementadas sobre la privatización y mercantilización del agua son de facto.

La imagen del Reino de Araucanía y Patagonia ha enfrentado una sostenida campaña de injurias y calumnias, que incluía ataques personales a los que han estado al frente desde su fundación. La campaña partió desde las esferas de ambos gobiernos, porque contradecía la imagen que crearon sobre el pueblo Mapuche. Desde mi advenimiento en marzo de 2018 al frente de esta institución, la imagen del Reino ha experimentado un cambio sustantivo, los principales periódicos de Europa lo han reportado positivamente y ya no cuestionan su fundación y legitimidad ni a quienes lo fundaron sino reportan de manera objetiva y con el respeto que merece la historia del reino. Pero lo más fundamental es la cobertura que recibe de estas entrevistas la situación que hoy atraviesa el pueblo Mapuche, la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales que hemos denunciado y lo continuaremos haciendo en la ONU, la ICC, el Parlamento Europeo y otros foros internacionales.

K’me amupe Wiñoy Xipantu kompuche!


Federico I

Príncipe de Araucanía y Patagonia