MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Nibepo Aike una estancia con historia que exporta a través del turismo

El turismo de estancia es una de las opciones más fuertes dentro del segmento receptivo internacional y sin dudas Nibepo Aike es de los atractivos más interesantes en la zona del Lago Argentino.

El croata Santiago Peso llegó a la Argentina a principios del siglo XX y se instaló en las tierras ubicadas sobre el brazo sur del Lago Argentino, que años más tarde se convertirían en el actual Parque Nacional Los Glaciares. Pobló alrededor de 20.000 hectáreas y, en sociedad con un grupo de compatriotas, fundó la estancia “La Jerónima”, donde se dedicaban a la cría de ganado ovino y contaban con una incipiente producción bovina, siguiendo el auge ganadero que se desarrollaba en aquella época en Santa Cruz. En el año 1924, durante un viaje a Río Gallegos, conoció a María Martinic, una joven compatriota croata con quién se casó al año siguiente y tuvo cuatro hijos: Adolfo, quien falleció al año y medio; Radoslava, apodada Niní; Ángela, apodada Bebe; y María, apodada Porota. Luego de la muerte de Santiago, su esposa rebautizó la estancia con el nombre de “Nibepo Aike”, donde “Aike” significa “lugar de” y “Nibepo” proviene de la unión de las primeras sílabas de: Niní, Bebe y Porota. Así reza la historia que cuenta la familia Jansma en los recorridos turísticos que desde 1991 han instalado a la estancia como pionera en el mercado del turismo rural, o turismo de estancia, ya con cuatro generaciones a cargo del proyecto de renombre internacional.MIRA TAMBIENIsmael Enrique: “Es una postura político partidaria la del gremio de la ADOSAC”

“Tenemos dos productos perfectamente diferenciados”, le contó a TiempoSur, Adolfo Jansma, propietario de Nibepo Aike. “El casco antiguo que era de mis abuelos convertido en hostería, reciclado arquitectónicamente. Se lo ha ampliado, pero manteniendo la construcción patagónica”, expresó y detalló: “Chapa y madera. La idea es que el turista tenga una experiencia en una estancia típica patagónica, construida por un yugoslavo que vino hace 130 años a poblar lo que es hoy la reserva del Parque Nacional los Glaciares”.

En esta experiencia los turistas duermen en la estancia, generalmente 3 días, y hacen muchas actividades dentro del casco antiguo, disfrutando de la naturaleza en su máxima expresión. Hacen cabalgatas, caminatas, trekking y senderismo. La hostería cuenta con capacidad para 23 personas.

La otra oferta tiene que ver con el típico día de campo. Los turistas no se alojan en Nibepo Aike, sino que lo hace en El Calafate. El producto ofrece los traslados propios desde los alojamientos en la ciudad, pero también recibe a turistas que llegan por sus propios medios. Las personas llegan al quincho de la estancia donde disfrutan de un desayuno bien tradicional y conocen sobre la historia de la familia, sobre el parque nacional y hacen actividades rurales. Visitan el casco antiguo, se hace una demostración de esquila, prueba de riendas entre caballos criollos, y se termina con un cordero patagónico que se produce en la propia estancia, al igual que las verduras.

Jansma reafirmó que “los dos servicios funcionan muy bien, con buena ocupación”, aunque señaló que “la hostería tiene un costo mucho más caro para los argentinos”. En relación a lo anterior resumió los motivos considerando que  “nuestra hostería es del tamaño de tres casas en la ciudad, el gas no está subsidiado y en el campo la cuenta es de 500 mil pesos al mes. Los costos son otros, con electricidad pasa lo miso, si bien estamos reconvirtiendo el suministro eléctrico a sustentable, los costos de explotación de nuestro producto son caros”, y explicó: “En gran magnitud lo puede pagar el extranjero, a quien le fijás una tarifa en dólares, ellos tienen dólares y lo pagan, o puede pagarlo el argentino que tiene un determinado poder adquisitivo”. 

En otro tramo de la entrevista, el empresario turístico se refirió a la continuidad del legado. “Hoy está la cuarta generación trabajando en el proyecto, que es familiar; lo amamamos, lo queremos. Esto lo comenzó mi padre, quien puso la primera embarcación en el Lago Argentino, en el año 72 cuando casi no existía El Calafate”, contó y añadió: “Las temporadas turísticas eran para los argentinos, fue pionero, con mucho esfuerzo, había que traer las cosas desde Río Gallegos, por camino de piedra, los turistas venían también desde Río Gallegos y era engorroso. Cada vez viene más gente y si hacemos las cosas inteligentemente nos va a ir muy bien”.

Para finalizar, habló de la visión de buscar siempre nuevas alternativas de atracción turística, y adelantó: “Estamos trabajando en sumar una embarcación. Estamos a 13 kilómetros en línea recta al Glaciar Perito Moreno, tenemos un puerto de donde salen algunos privados chicos, pero vamos a poner una embarcación para hacer esa línea y así traer gente del glaciar también y apostar a seguir creciendo”.

Fuente: www.tiemposur.com.ar

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