Mar y riqueza pesquera: por qué el 1 de octubre es clave para Argentina y el mundo

Mar y riqueza pesquera: por qué el 1 de octubre es clave para Argentina y el mundo

 

Un día para reflexionar sobre el mar y su futuro

Cada 1 de octubre se conmemora en Argentina el Día del Mar y la Riqueza Pesquera, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia estratégica, ambiental, económica y social de los océanos. Aunque muchas veces el tema se aborda solo desde la pesca como actividad productiva, el mar es mucho más que eso: es fuente de biodiversidad, regulador climático, motor de economías regionales y escenario de disputas geopolíticas que marcan el futuro de los países ribereños.

Pero ¿sabías que gran parte del Producto Bruto Interno argentino depende directa o indirectamente de la explotación sostenible de sus recursos marinos? ¿O que la sobrepesca y el cambio climático son hoy las dos mayores amenazas para la continuidad de esa riqueza? Este artículo busca profundizar en esas preguntas, analizando no solo el valor del mar como recurso, sino también como patrimonio cultural y natural que requiere una conciencia colectiva para su cuidado.

El Día del Mar y la Riqueza Pesquera: origen y sentido de la conmemoración

El Día del Mar y la Riqueza Pesquera fue establecido oficialmente para reconocer la importancia de los recursos marítimos y generar conciencia sobre la necesidad de protegerlos. Su elección en Argentina no es casual: el país posee una de las zonas económicas exclusivas más extensas del mundo, con un potencial pesquero que lo ubica entre los principales exportadores de productos de mar en América Latina.

La fecha busca además poner sobre la mesa un debate necesario: cómo equilibrar la explotación económica de los recursos pesqueros con la sostenibilidad ambiental. Este dilema no es menor, dado que organismos como la FAO han advertido que más del 35% de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas, y la tendencia sigue en aumento.

Mar Argentino: un gigante azul lleno de riqueza

El Mar Argentino, que se extiende a lo largo de más de 4.700 kilómetros de costa, no solo es imponente en extensión, sino también en su biodiversidad. Alberga especies clave como la merluza, el calamar, la anchoíta, la corvina y el langostino, que constituyen el núcleo de la actividad pesquera nacional.

Este mar también es hábitat de especies emblemáticas como la ballena franca austral, pingüinos, lobos marinos y aves costeras, lo que lo convierte en un espacio vital para la conservación de la biodiversidad y un imán para el turismo internacional. De allí que hablar de riqueza pesquera no implique solo toneladas de captura, sino un ecosistema completo que sostiene vida y oportunidades.

Pesca y economía: un motor clave para Argentina

La industria pesquera argentina representa uno de los sectores más dinámicos de la economía exportadora, con mercados consolidados en Europa, Asia y América del Norte. En 2023, las exportaciones pesqueras superaron los 2.000 millones de dólares, con el langostino patagónico como estrella absoluta, representando más del 50% de las ventas externas.

Sin embargo, el valor económico de la pesca no debe medirse solo en divisas: también implica miles de empleos directos en ciudades como Mar del Plata, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Rawson y Ushuaia, además de actividades conexas como astilleros, logística portuaria e industria alimentaria.

Sobrepesca y pesca ilegal: la gran amenaza

Uno de los problemas más serios que enfrenta el Mar Argentino es la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Flotas extranjeras, principalmente asiáticas y europeas, operan en el límite de la zona económica exclusiva, y muchas veces ingresan clandestinamente a aguas argentinas, depredando recursos sin control.

Se estima que la pesca ilegal genera pérdidas de más de 1.000 millones de dólares anuales para el país. Además, la sobreexplotación de especies como la merluza común ya muestra señales de alarma, lo que pone en jaque la sostenibilidad del recurso y compromete a las generaciones futuras.

Cambio climático y mar: un vínculo ineludible

El cambio climático también golpea fuerte sobre el mar y la riqueza pesquera. El aumento de la temperatura del agua, la acidificación oceánica y los cambios en las corrientes afectan directamente la distribución y abundancia de las especies. Esto implica que pesquerías tradicionales ya no encuentren la misma disponibilidad de recursos, generando incertidumbre económica y social.

Por eso, el Día del Mar y la Riqueza Pesquera también debe ser una jornada para pensar en la urgencia de políticas de adaptación y mitigación frente a este fenómeno global que no reconoce fronteras.

Sostenibilidad: el gran desafío para el futuro

Garantizar que el mar siga siendo fuente de riqueza requiere un compromiso con la pesca sostenible. Esto incluye aplicar vedas biológicas, controlar las capturas, fortalecer la investigación científica y promover prácticas responsables en toda la cadena de valor.

Iniciativas como las certificaciones de pesca sostenible (por ejemplo, el sello MSC) pueden ser una oportunidad para mejorar la competitividad argentina en los mercados internacionales, cada vez más exigentes en términos ambientales.

El mar como motor cultural y social

El mar no es solo un recurso económico: también forma parte de la identidad cultural de las comunidades costeras. Fiestas populares, gastronomía regional y expresiones artísticas están íntimamente ligadas al mar y a la pesca.

Ciudades como Mar del Plata no podrían explicarse sin el vínculo histórico con su puerto, y en la Patagonia, el desarrollo turístico y cultural está directamente asociado con la presencia del mar y sus especies emblemáticas.

Educación ambiental y conciencia ciudadana

Uno de los grandes desafíos es generar conciencia ambiental en la población sobre la importancia del mar. Programas educativos, campañas en redes sociales y la incorporación de contenidos sobre océanos en las escuelas son herramientas clave para que las nuevas generaciones comprendan la necesidad de cuidar los recursos pesqueros.

La educación ambiental no solo sensibiliza, sino que también empodera a los consumidores, que pueden elegir productos de pesca sostenible y exigir mayor transparencia en el origen de lo que consumen.

El mar en la agenda geopolítica

El Mar Argentino también es escenario de tensiones geopolíticas, especialmente en torno a la soberanía de las Islas Malvinas y sus recursos pesqueros. La administración británica otorga licencias de pesca en la zona, lo que constituye un foco de conflicto permanente para la Argentina.

En este sentido, el Día del Mar y la Riqueza Pesquera también debe ser una oportunidad para reforzar la reivindicación soberana y el derecho de nuestro país a administrar de forma responsable sus propios recursos naturales.

Ciencia y tecnología para un mar más protegido

La investigación científica es fundamental para conocer el estado de los recursos y diseñar políticas adecuadas. Institutos como el INIDEP (Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero) desarrollan estudios sobre biomasa, migraciones y sostenibilidad de las especies.

La incorporación de tecnología satelital, radares y sistemas de monitoreo también es clave para combatir la pesca ilegal y garantizar un uso racional de la riqueza pesquera.

Turismo y mar: otra forma de valorar la riqueza pesquera

El turismo costero y marítimo también se beneficia del mar como recurso. Actividades como el avistaje de ballenas en Chubut, las excursiones de pesca deportiva o el buceo en Puerto Madryn generan ingresos millonarios y posicionan a Argentina como un destino de naturaleza privilegiado.

Este tipo de turismo, si se desarrolla bajo criterios de sostenibilidad, no solo genera divisas sino también conciencia ambiental en visitantes nacionales e internacionales.

El mar como patrimonio que debemos cuidar

El 1 de octubre, Día del Mar y la Riqueza Pesquera, no debe ser solo una efeméride en el calendario: es un llamado urgente a valorar, proteger y aprovechar de manera sostenible uno de los patrimonios más importantes que tiene Argentina.

El mar es riqueza, biodiversidad, cultura, identidad y futuro. Pero también es un recurso frágil, amenazado por la sobreexplotación, la pesca ilegal y el cambio climático. La responsabilidad de preservarlo es colectiva: Estado, empresas, científicos, comunidades y consumidores deben trabajar juntos para garantizar que esta riqueza siga siendo fuente de vida y desarrollo para las próximas generaciones.

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