El descubrimiento de la conocida Ave del Terror fue realizado por científicos del CONICET.
“Estas huellas muestran una información sin precedentes en lo hábitos locomotores de este grupo”, expresan los autores del descubrimiento en el trabajo científico publicado en la revista Nature.
Los científicos de las áreas de biología y geología de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) y el Instituto de Ciencias de la Tierra y Ambientales de la Pampa (CONICET-INCITAP) fueron notificados del descubrimiento de las huellas por un guarda ambiental que “reconoció las mismas e incluso, por su gran tamaño, supuso que se trataba de huellas de un “ave del terror”, afirma Ricardo Melchor, director del estudio en cuestión e investigador del CONICET.
El hallazgo se remonta a un ave forusrácida (Phorusrhacidae) que habitó la costa atlántica de Río Negro hace 8 millones de años atrás, en el período denominado Mioceno Tardío. Los investigadores aclaran también que las huellas encontradas difieren de las didáctilas del Cretácico Inferior.
Los investigadores detallan en el paper que el propósito del estudio era inferir los hábitos locomotores de forusrácidos de medio tamaño. Se trata de un trabajo difícil ya que al contar únicamente conregistros fósiles, el análisis se realiza de manera indirecta.
Los fósiles de huellas excelentemente conservados -cabe aclarar que las piezas encontradas son únicas- permitieron a los investigadores concluir que “las huellas analizadas muestran un gran dedo central y otro lateral que actuarían como apoyo principal. Las mismas tienen a su vez un dedo interno muy reducido y casi no se distinguen apoyos del talón. Estas características del pie indican marcadas adaptaciones para la carrera, es decir que corresponden a un ave corredora. Esto se complementa con una gran garra en el dedo interno, la cual creemos que llevaba elevada y sólo tocaba la tierra la punta de la misma. Esta garra habría servido para inmovilizar a la presa, tal como lo hacen las chuñas actuales. Entre sus presas se encontrarían otras aves y mamíferos pequeños antecesores de los actuales carpinchos, de acuerdo a lo que se conoce actualmente de la fauna fósil”, explicó Ricardo Melchor.
Desde Prensa CONICET [1] informaron que “las huellas fósiles del ave descubiertas en Pozo Salado, fueron bautizadas con el nombre científico de Rionegrina Pozosaladensis, y estimaron que “procedían de un animal con un peso mínimo de 55 kilos“. El investigador del Conicet agregó que “Rionegrina apoyaba mayormente dos dedos y eso lo diferencia de las huellas de ñandúes actuales y fósiles, que apoyaban tres. Otras aves actuales como las chuñas apoyan mayormente dos dedos, pero no se conocen como fósiles de un tamaño mayor a las actuales de 2 a 3 kilos, por lo que también se descartan como posibles productores. Las únicas aves corredoras de gran tamaño son el grupo extinguido de las ´aves del terror´ o fororracos, cuyo registro es bastante extenso en Argentina”.
Breve explicación de las “Aves del Terror” en La Liga de la Ciencia:
Invitamos a ver el estudio completo en: First terror bird footprints reveal functionally didactyl posture.
[1] https://www.conicet.gov.ar/descubren-las-huellas-de-un-ave-fosil-gigante-en-rio-negro/