EBjenos Aires, Argentina, 25 de noviembre de 2025. n un año que ya es considerado por la comunidad científica y climática internacional como uno de los más decisivos de nuestra historia reciente, América Latina y el Caribe se encuentran en el centro de un debate que podría cambiar el destino del planeta. El 2025 marca un punto de inflexión en el cumplimiento del Acuerdo de París, un momento en el que los países deben presentar la actualización de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), es decir, los compromisos climáticos que definirán el rumbo de la acción ambiental hasta 2030 y más allá.
Lo que ocurra este año tendrá repercusiones que afectarán nuestras ciudades, nuestras economías, nuestra agricultura, la protección de los bosques, el acceso al agua y a los alimentos, y hasta la magnitud de las migraciones climáticas. La pregunta que muchos expertos plantean es inevitable: ¿está la región preparada para actuar al ritmo y escala que exige la crisis climática? Ese es el gran interrogante que atraviesa esta noticia.
🔎 ¿Por qué 2025 es el año más decisivo para la acción climática global?
El 2025 representa el tercer ciclo formal de actualización de las NDCs desde la firma del Acuerdo de París en 2015. Esto significa que los países deben elevar sustancialmente su ambición climática y proponer metas más estrictas de reducción de emisiones, adaptación y transición hacia energías limpias. De esta actualización depende que el mundo mantenga viva la posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 °C, un umbral que, según múltiples informes científicos, podría marcar la diferencia entre un planeta aún habitable y uno sometido a olas de calor insoportables, pérdidas irreversibles de biodiversidad, ciudades inundadas y millones de desplazados. En este contexto, los países latinoamericanos —ricos en biodiversidad, recursos naturales y potencial energético renovable— son actores estratégicos para garantizar un futuro estable y sostenible, pero también son regiones altamente vulnerables a eventos extremos cada vez más frecuentes.
🌎 América Latina: una región clave para frenar el cambio climático global
La importancia de América Latina en la lucha climática no reside únicamente en su diversidad biológica o en la extensión de sus ecosistemas, sino también en su papel como regulador natural del clima. Territorios como el Amazonas, el Gran Chaco, la Mata Atlántica, los manglares del Caribe, los Páramos de Argentina y Chile, la corriente de Humboldt y la Patagonia forman una red ambiental que absorbe enormes cantidades de CO₂ y amortigua los impactos de sequías, inundaciones y tormentas. Sin embargo, estos ecosistemas se encuentran amenazados por la expansión agrícola, la deforestación, la minería, los incendios forestales y el extractivismo energético. El aumento de la temperatura media global está acelerando procesos de degradación que podrían tener efectos irreversibles si no se actúa con urgencia en áreas de conservación, políticas de mitigación y medidas de adaptación.
💥 El impacto del cambio climático en la agricultura latinoamericana
Uno de los sectores más afectados por el calentamiento global es la agricultura, que en América Latina representa entre el 5% y el 18% del PIB regional y emplea a millones de personas. La degradación de suelos, la proliferación de plagas, la reducción de rendimientos y la incertidumbre climática ponen en riesgo la seguridad alimentaria en una región que posee el 28% de las tierras cultivables del mundo. A esto se suma una demanda global de alimentos que podría aumentar un 60% para 2050, según la FAO. Si los países no integran estrategias de adaptación robustas en sus NDCs —como prácticas agrícolas regenerativas, manejo sostenible del agua y promoción de agricultura resiliente al clima— la región podría enfrentar pérdidas económicas severas y mayor vulnerabilidad social.
🔥 Subsidios fósiles: el obstáculo gigante que impide la transición energética
A pesar de los avances en energías limpias, el mundo aún destina cifras colosales al mantenimiento de combustibles fósiles. Sólo en 2022, los subsidios al carbón, petróleo y gas alcanzaron 1,3 billones de dólares, más del doble que en 2020. En América Latina, estos subsidios continúan representando una barrera para la adopción de energías renovables de bajo costo, además de perpetuar un modelo energético incompatible con los objetivos climáticos globales. Expertos ambientales advierten que seguir subvencionando combustibles fósiles es condenar a la región a un futuro de vulnerabilidad, contaminación y dependencia económica, mientras se desaprovechan recursos clave que podrían destinarse a educación, salud, innovación y proyectos de transición energética justa.
⚡ El potencial renovable de América Latina: una oportunidad histórica
Organizaciones como Global Energy Monitor anticipan que, si los países de la región aceleran las inversiones en energía eólica y solar, para 2030 podría alcanzarse un incremento del 460% en la generación renovable. Esto convertiría a América Latina en un referente mundial de transición energética, con un modelo basado en fuentes limpias, baratas y abundantes. Argentina, Brasil y México, por ejemplo, poseen algunos de los mejores recursos del mundo para expandir parques eólicos, solares y geotérmicos, aunque todavía mantienen grandes inversiones en petróleo y gas. Aprovechar este potencial no sólo permitiría reducir emisiones, sino también crear empleo, dinamizar economías regionales y garantizar seguridad energética.
🛑 El gran problema: compromisos insuficientes y metas inconsistentes
A pesar del potencial de la región, muchos compromisos climáticos continúan siendo insuficientes. Argentina y Brasil sí tienen metas de carbono neutralidad hacia 2050, pero ninguno de los tres países más influyentes —Argentina, Brasil y México— posee planes concretos para eliminar el carbón, reducir drásticamente el gas o abandonar los subsidios a combustibles fósiles para 2030. Tampoco han adoptado metas de reducción de emisiones que sean completamente coherentes con el Acuerdo de París. Esto crea un desfasaje entre el discurso internacional y la acción interna. La actualización de las NDCs en 2025 debe cerrar este vacío con objetivos claros, medibles y vinculantes.
🌐 El G20 en Brasil: un escenario decisivo para la diplomacia climática
En noviembre de 2025, Brasil será sede del G20, una cita clave para la discusión del financiamiento climático, la cooperación internacional y la revisión de políticas de mitigación global. Los países del G20 representan el 80% de las emisiones mundiales, lo que convierte esta cumbre en un espacio crítico para presionar por compromisos más ambiciosos. América Latina tendrá una posición estratégica para influir en la redirección de fondos hacia energías limpias, la eliminación gradual de subsidios fósiles y el fortalecimiento de bancos multilaterales de desarrollo que impulsen infraestructura resiliente y justicia climática.
🌱 “Nuestro Desafío Común”: la campaña que busca movilizar a millones
Frente a este panorama, The Climate Reality Project América Latina lanzó la campaña “Nuestro Desafío Común”, una iniciativa que busca empoderar a la ciudadanía para participar en las consultas públicas sobre las NDCs y exigir compromisos más ambiciosos a los gobiernos. Durante agosto, organizaciones ambientales y expertos ofrecerán capacitaciones, webinars y materiales informativos con el objetivo de generar una base social informada capaz de influir en el proceso político. Esta es una oportunidad histórica para promover la participación civil en decisiones que definirán el futuro de la región.
🧭 ¿Qué debería incluir una NDC verdaderamente ambiciosa?
Una NDC sólida debe incluir metas claras de reducción de emisiones alineadas con 1,5 °C, eliminación progresiva de combustibles fósiles, protección estricta de ecosistemas críticos, financiamiento para adaptación, transición justa para trabajadores y expansión masiva de energías renovables. Además, debe incorporar justicia climática, equidad social y mecanismos de seguimiento y reporte transparentes. La región tiene la capacidad técnica y los recursos naturales para cumplir estas metas, pero requiere voluntad política, cooperación internacional y presión social.
🌊 América Latina ante un punto de no retorno
Los científicos coinciden en que el planeta se acerca peligrosamente a umbrales irreversibles. El aumento del nivel del mar, la intensificación de tormentas tropicales, la desertificación acelerada y la pérdida de glaciares son señales de un clima cada vez más inestable. América Latina, una región altamente vulnerable pero también repleta de soluciones naturales, se encuentra en una carrera contra el tiempo. Las decisiones que tomen los gobiernos en 2025 serán determinantes para saber si la región caminará hacia la resiliencia o hacia el colapso climático.

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Andrés Nievas
Técnico en manejo ambiental, consultor Ambiental y escritor para medios locales e internacionales sobre temas de geopolitica y medio ambiente.





