MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Parques Nacionales analiza un pedido de declarar «Sitio Sagrado Mapuche» al volcán Lanín

NEUQUEN.- La Administración de Parques (APN) conjuntamente con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) deberán expedirse sobre un pedido formal de la Confederación Mapuche de Neuquén (CMN), discutida desde hace meses, para declarar al volcán Lanín como «Sitio Sagrado Natural Mapuche».

El macizo, 3776 msnm, enclavado en Junín de los Andes, emblema de montañistas y amantes de la naturaleza, es considerado por esa etnia como un poderoso centro espiritual, filosófico, energético y de conocimiento mapuche.

La categoría, también propuesta como «Lanín-Patrimonio Biocultural Mapuche», no implica en los hechos una cesión de jurisdicción o de derechos de posesión, ni que el volcán deje de ser público, según señalaron fuentes de APN.

El objetivo, de aprobarse esa categoría, actualmente en revisión en el INAI, dada su competencia en temas de espiritualidad y cosmovisión indígenas, apuntaría a reconocerles a las comunidades mapuches ese ícono natural para propósitos ceremoniales y religiosos. También sentaría las bases para un diálogo intercultural y para la atracción de otro tipo de turismo ajeno al deportivo o de aventura.

Desde 2008 que el Pijañ Mawiza (tal como los indígenas denominan al volcán Lanín) se cierra cuatro días en enero, cuando se restringen los ascensos y visitas del público por el rito mapuche de Gejipun. Se trata de una celebración recuperada hace una década, después de casi un siglo, donde se ora y honran la vida del macizo y la sacralidad de su biodiversidad y se fortalece la espiritualidad de las comunidades.

Esa festividad, que nació también como una alerta ambiental por la sobrecarga turística y la falta de nieve en una de sus laderas y que se llamó originalmente El Grito del Lanín, está programada esta temporada del 10 y al 13 de enero. Se espera entonces que unos 400 mapuches acampen en la cara norte, a los pies del volcán, en un espacio denominado rewe (lugar puro) que permita visualizar el este, ya que allí habita el Nguenechén (dios de los mapuches).

«En APN respetamos sus ritos pero ya les comunicamos que lo ideal no es hacerlo en el punto más alto de la temporada. Por lo demás, nuestra voluntad es escucharlos pero entendemos que la propuesta de sitio sagrado insumirá una larga negociación, que se viene dando en un clima de tensión y distensión. Las posturas al comienzo eran inflexibles y restrictivas, hasta que les transmitimos que lo que proponían no era viable ya que el volcán es de todos. Ahora el eje es rediscutir el área de uso gigantesco que proponen que es injustificada. Abarca desde el extremo norte del lago Tromen hasta la base del volcán y hacia el este en el límite con Chile», dijo el intendente del parque, Horacio Pedrozo.

El proyecto en ésa área propone la creación de un centro de interpretación, que explique el valor cultural y espiritual del sitio para que «el turista acceda a otra mirada y a otro conocimiento del lugar». También la contratación de dos guardaparques que desde un enfoque intercultural puedan transmitir los conocimientos de la cosmovisión mapuche y sobre el sitio en particular y sean capaces de articular los vínculos con las autoridades filosóficas del volcán.

En la propuesta se prevén servicios de caminatas guiadas, espacios para la venta de artesanías y diversas actividades vinculadas al conocimiento tradicional mapuche y a la biodiversidad del sitio a través de talleres, seminarios y encuentros. Un punto neurálgico es la construcción de una ruca-comedor, con servicios de gastronomía mapuche.

El ambicioso plan de infraestructura, según contempla el proyecto, sería financiado por prestadores turísticos que, acercados por el INAI y APN, actuarían como inversores, y emplearía también a los miembros de esa comunidad para brindar las prestaciones.

La iniciativa viene siendo álgidamente discutida en las mesas de comanejo de los parques nacionales Lanín, que cuenta con siete comunidades preexistentes al parque allí instaladas, y del Nahuel Huapi, con otras diez, en diálogo con las autoridades de APN. La última vez que se trató fue el 29 de septiembre pasado en la comunidad Wirixay pero en las sucesivas reuniones quedó en suspenso por el caso Maldonado.

«En el movimiento de áreas protegidas se ha superado el concepto de naturaleza virgen, que conllevaba la exclusión de los pueblos indígenas preexistentes en esas reservas», dijo Jorge Nahuel, werken de la CMN. «Los valores del Pijañ Mawiza se relacionan con nuestra forma de vida, de quienes convivimos desde siempre con él e incluye valores espirituales, culturales, de identidad, educacionales, de paz y terapéuticos. El reconocimiento como «Sitio Sagrado Mapuche» será una oportunidad única para desarrollar el mutuo entendimiento y convivencia entre dos instituciones que desde hace un siglo buscan mecanismos para superar una relación pasada cargada de violencia, abusos de poder e impunidad», afirmó.

Rechazo de los comerciantes

La iniciativa causó mucha polémica en San Martín de los Andes. La cámara que agrupa a los sectores turísticos, Ensatur, reclamó a través de una carta al presidente del directorio de APN, Eugenio Bréard, «poneles límites a las pretensiones de los pueblos originarios ya que actúan en desmedro de la actividad comercial de la región».

El secretario de Turismo de esa localidad, Esteban Bosch, manifestó su férrea oposición: «Lo vemos como una apropiación en exclusividad de un activo natural que es de todos los argentinos y con el cual los neuquinos tenemos una fuerte identificación simbólica. Tratarlo como símbolo religioso de una etnia es discriminar al resto».

«La figura de sitio sagrado puede crear, además, confusión respecto a cuál es su efecto y alcance. Recordemos cuando a la Justicia se le niega el acceso a un lugar sagrado» -añadió.

Nahuel defendió la propuesta sobre la base de que las actuales prácticas turísticas tienen un carácter unidireccional, refuerzan la diferencia de quien viaja, visita, mira y evalúa cuando del otro lado se encuentran pobladores mapuches que actúan como un integrante pasivo de ese producto turístico. «Así le turismo se vive como amenaza y supone una nueva frustración sobre la proyección de vida digna», dijo Nahuel. Y explicó que la propuesta «apunta también a rediscutir la carga turística del Lanín para salvaguardar los ecosistemas a largo plazo».

Actualmente, las comunidades mapuches gestionan el cobro por los tickets de ingreso ($120) al PNL y el 50 % de esa recaudación se reparte entre las siete comunidades preexistentes al parque, creado en 1937.

Mejoras en las prestaciones

Según Pedrozo, «hoy la prioridad dentro del parque no es declararlo sitio sagrado, sino salir en búsqueda de financiamiento para que los más de 110 servicios turísticos precarios que se brindan, entre campings, proveedurías y cabalgatas, tengan un piso de calidad. Queremos ayudar a las comunidades para que los servicios brindados por ellos mejoren. En lo inmediato, creemos que esa es la mejor forma de integración».

En San Martín de los Andes una porción del cerro Chapelco fue reconocida como parte del territorio de la comunidad mapuche Vera. Desde entonces el municipio los compensa con cánones y no ha habido, según las fuentes consultadas, impedimentos o restricciones para el uso.

En la visión de muchos locales reconocer al Lanín como sitio sagrado es abrir la puerta para futuros conflictos. «La lógica mapuche es siempre ir por más», dijo una fuente que participa de las mesas de comanejo.

Fuente: La Nación