Ignacio Capelli tiene 27 años y realiza un doctorado en el que estudia los minerales de las rocas de Vaca Muerta con el fin de encontrar las zonas más productivas. Corina Risso, de 66 años, viajó durante 10 años a la Antártida para vigilar la actividad de “Erebus”, el volcán activo más austral de la Tierra. Alfrido Wagner, de 56 años, analiza la contaminación de las fábricas en el agua y resuelve cómo volver atrás el daño ambiental. Aunque con trabajos tan disimiles, los tres tienen en común haber estudiado Geología, una carrera poco conocida pero necesaria para potenciar y preservar los recursos naturales del país.
“El geólogo trabaja en la tierra para extraer recursos naturales y, a la vez, evitar el deterioro del medio ambiente. Por eso tienen una buena salida laboral en el sector petrolero, minero, ambiental y de investigación”, afirma Corina Risso, especialista en volcanes y directora del departamento de geología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Por su parte, Claudio Parica, presidente del Consejo Superior Profesional de Geología, asegura que es una carrera con futuro. “En un país con recursos hídricos, petróleo en las cuencas del sur, minerales en la Cordillera y en el norte, el geólogo tiene un campo de aplicación muy amplio, y explotar todos esos recursos hace al desarrollo de Argentina”.
En el plano teórico, la riqueza de recursos naturales a lo largo de todo el territorio parecería ofrecer un sinnúmero de oportunidades para los geólogos. Sin embargo, transformar estos recursos en reservas reales requiere de proyectos de largo plazo, de inversiones millonarias y del contexto internacional.
“Lo que hacemos es tratar de encontrar nuevas áreas con hidrocarburos y resolver cuál es la que tiene mayor potencial para perforar y encontrar nuevas reservas de gas y petróleo”, cuenta Zolezzi, de 27 años. Aunque vive en Buenos Aires, tiene que hacer viajes de dos semanas a Mendoza, Chile y Colombia para dar asistencia técnica.
“Me apasiona mi trabajo por el desafío que tiene encontrar nuevos yacimientos y la importancia que tiene eso para el desarrollo de un país. En vez de estar en una oficina estoy rodeado de montañas y hermosos paisajes, intentando encontrar los recursos que necesitamos como sociedad”, reflexiona Zolezzi.
La base de la pirámide
Aunque el país posee cuencas sedimentarias a lo largo de todo el territorio, la producción de hidrocarburos se concentra en Neuquén, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. “Los geólogos son importantes porque forman la base de la pirámide del negocio durante la exploración de las cuencas y luego en el desarrollo de los yacimientos”, explicaron a LA NACION desde YPF.
En la compañía tienen un programa de becas para promover que los jóvenes estudien este tipo de carreras científicas, con el objetivo de capacitar profesionales en energía. Sin embargo, aclaran: “En la actualidad encontramos geólogos en el mercado. A los menores de 29 se los capacita para que puedan entrar en la industria. La búsqueda se dificulta a la hora de encontrar perfiles que sepan sobre recursos no convencionales, como Vaca Muerta. Son profesionales que trabajan en otros países con mayor desarrollo en este tipo de yacimientos”.
Además, agregan: “La contratación varía en función de la actividad. En los últimos dos años contratamos 15 geólogos por año, y este año alcanzamos ese número en 5 meses”.
Rodolfo Corbera trabaja como geólogo de reservorios. Estuvo en Pérez Companc, Petrobras, Pluspetrol y hoy en YPF. Vivió en pueblos como Catriel, en Río Negro, Pico Truncado, en Santa Cruz y Las Heras, en Mendoza, donde se encontraban los reservorios. Además, viajó por varios países de África, como Angola, siempre en el marco de analizar y definir cómo optimizar la perforación de los pozos. Sin embargo, durante su carrera, Corbera estuvo 2 años desempleado, período que coincidió con la caída del precio del petróleo en el 2014, cuando el barril estuvo en valores cercanos a los 30 dólares.
“Todo depende del precio internacional del crudo y de cómo esté el sector. En ese momento no conseguía empleo ni en Argentina ni en el exterior. Mover un equipo de exploración en la cuenca neuquina puede costar 2 millones de dólares por cada pozo. Para tomar esa decisión financiera la empresa tiene que saber a cuánto lo va a poder vender”, explica Corbera.
Actualmente, la producción petrolera está en caída ininterrumpida desde hace 20 años. “Si el país quiere revertir esta tendencia, va a necesitar mucho de los geólogos, tanto en la exploración de las cuencas del territorio como en plataforma continental, que va desde la costa hasta el talud oceánico”, explicó a LA NACION Jorge Lapeña, ex secretario de Energía. Además, agregó: “Vaca Muerta es un recurso inmenso. La posibilidad de transformar ese recurso en reservas comprobadas y ponerlo en producción de petróleo y gas va a requerir muchos geólogos”, agregó Lapeña, presidente del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi.
Dedicados al medio ambiente
Alfrido Wagner, hidrogeólogo de 56 años, atiende el teléfono un tanto apurado. Dice que tiene pocos minutos para la entrevista porque en la empresa donde trabaja llegó un importante proyecto y necesita buscar profesionales para llevarlo a cabo. Wagner trabaja en la compañía Environmental Resources Management (ERM) y se encarga de ver cuál fue la contaminación que causó una industria y ver la posibilidad de remediarlo. Para simplificarlo, Wagner explica: “Somos los que miramos abajo de la alfombra para ver qué barrieron históricamente y qué es lo que debemos sacar de ahí”.
“Cada vez se necesitan más geólogos especializados en medio ambiente. Primero porque en los últimos años mejoró la conciencia ambiental de la sociedad. Y segundo porque la legislación ha ido evolucionando”, detalla Wagner, director de remediación de ERM. En la empresa pueden llegar trabajos de la actividad minera en la Puna, del sector petrolero de Tierra del Fuego o en un derrame en una estación de servicio de Buenos Aires. Porque, según explica, el problema de la contaminación ambiental es que afecta al predio donde ocurre, pero también al llegar a la napa subterránea, el agua puede trasladarse a otro sitio.
Cuando Wagner se recibió de hidrogeólogo, en la década del ochenta, quería especializarse en aguas subterráneas, pero debió trabajar durante 8 años en una empresa petrolera. “No había trabajo en ese rubro”, recuerda. Hoy en su empresa hay 30 profesionales técnicos, de los cuales 7 son geólogos. “Estamos pensando en incorporar más porque tenemos buen caudal de trabajo”, agrega.
Sin embargo, cuenta que a la mayoría de los jóvenes deben capacitarlos durante al menos un año porque llegan de la universidad con “una base práctica floja”. “La mayoría se especializa en hidrocarburos o minería porque lo ve como una salida laboral más probable y mejor remunerada”, dice Wagner sobre los universitarios.
Expectativas positivas en el sector minero
Carlos Herrman, de 56 años, es geólogo y trabaja como consultor en minería en el Servicio Geológico Minero Argentino, un organismo estatal que genera información sobre el lugar donde se encuentran los recursos mineros en el territorio. Antes de recibirse, fue contratado por una minera productora de manganeso en Córdoba y Mendoza. “Cuando cerró el yacimiento me quedé sin trabajo y me dediqué a hacer un doctorado. Pero al primer atisbo de reactivación volví a la minería”, recuerda Herrmann.
“La contratación de geólogos varía según la inversión en exploración y el desarrollo de nuevos yacimientos mineros. Cuando surgen nuevos proyectos, se incrementa la demanda”, explicaron desde la empresa Minera Andina del Sol (compañía que surge de la fusión entre la canadiense Barrick Gold y la china Shandong Gold).
Es que el sector minero, al igual que el petrolero, depende de la fluctuación de la actividad. “El proceso de exploración de un mineral, en el cual el geólogo tiene un rol clave, puede durar hasta diez años. Se requiere un país con estabilidad y regulación clara, porque las empresas realizan inversiones millonarias”, explica Herrmann.
“En Argentina, el ciclo de desarrollo minero lleva más de 20 años”, informa Herrmann. Porque en la actividad minera uno de los factores que la potencia es la demanda mundial. “En el norte tenemos litio desde hace millones de años. Pero no había interés por explorarlo porque nadie lo demandaba. Ahora se lo llama ´oro blanco´ y con el boom de los celulares se requiere para las baterías”, ejemplifica.
Junto con Chile y Bolivia, el país conforma el llamado “triángulo del litio”, una de las tres reservas con mayor cantidad de minerales del mundo. “Argentina tiene mucho potencial en 6 elementos: litio, plata, oro, cobre, potasio y borato. Somos atractivos”, destaca Herrmann. Sin embargo, hay siete provincias en el país, con gran variedad de minerales, que tienen prohibida la actividad. Una de ellas es Chubut, que tiene la reserva de plata más grande del mundo.
Sueldos y cantidad de egresados
En la película argentina Plata Dulce de 1982, el protagonista, un pequeño industrial devenido en inversor financiero le prohíbe a su hijo estudiar geología: “Con esa carrera te vas a morir de hambre y encima me vas a llenar la casa de piedritas”.
La frase es mitad cierta y mitad falsa. “Lo de guardar rocas es cierto. Los geólogos amamos viajar, hacer trabajo de campo, y nos llevamos muestras para investigar”, asegura Corina Risso, directora del departamento de Geología de la UBA. Especializada en volcanes, tiene pequeñas muestras de sus trabajos en la Cordillera de los Andes, Hawai, Islas Canarias y Australia. Además, durante 10 años realizó campañas a la Antártida para vigilar la actividad de “Erebus” y “Terror”, dos volcanes turísticos.
Sin embargo, la otra mitad de la frase de la película es falsa. El sueldo de un geólogo con 8 años de experiencia en una empresa grande puede ser de entre 100 mil y 200 mil pesos, según la guía salarial de Adecco de 2018. Los salarios más altos se encuentran en la Patagonia, y luego le siguen la Ciudad de Buenos Aires, el centro argentino, Cuyo, el NOA y el NEA.
En los últimos 10 años, se duplicó la cantidad de egresados de la carrera de grado de geología en las 17 universidades públicas que la brindan en todo el país. Los egresados pasaron de ser 125 en el 2006 a 255 en 2016. Lo mismo ocurrió con los inscriptos, que pasaron de ser 662 en 2006 a 1290 en 2016, lo que significa un 95% de aumento. Las facultades que mayor cantidad de profesionales forman son la Universidad de La Plata, la de Buenos Aires, la de Córdoba y la de San Juan, según datos del Ministerio de Educación de La Nación.
De los profesionales, el 30 por ciento se dedica a la investigación, el 25 por ciento a la industria petrolera, el 20 por ciento a la minera, el 10 por ciento al medio ambiente y a la hidrogeología y el resto a la geología aplicada, como por ejemplo en la construcción de edificios o caminos. “Los datos representan un promedio, porque los porcentajes varían según la región y su respectiva actividad económica”, explica Claudio Parica, presidente del Consejo superior profesional de geología.
Especialista en geoquímica, Parica realizó 20 campañas a la Antártida para estudiar la evolución climática en el ambiente antártico y hoy se encuentra trabajando en la Patagonia en el análisis de recursos hídricos en áreas desérticas. “La investigación es importante porque el conocimiento es soberanía”, opina Parica.
Ignacio Capelli tiene 27 años y actualmente se encuentra realizando un doctorado. Durante la carrera hizo una pasantía en una empresa petrolera y otra en una central nuclear. Al recibirse arrancó un doctorado con beca del Conicet. “Financiados por tres empresas petroleras, hacemos estudios sobre cómo era Vaca Muerta en el período Jurásico. En mi caso, analizo los minerales de arcilla de la roca para ver cómo era el paleoclima en ese momento. El objetivo final es entender cómo se comporta la cuenca en esos 400 metros de espesor y entender cuáles son los intervalos más convenientes para producir”, detalla Capelli.
Además, agrega: “Quiero formarme en algo que el día de mañana me permita volver a reinsertarme en el sector privado”. Es que la geología, a diferencia de otras ciencias, puede desarrollarse tanto en el ámbito público de la investigación pero también en el profesional del sector privado.