Sierra Grande, Provincia de Río Negro, 20 de febrero de 2025. El aeropuerto privado de Puerto Lobos, en las cercanías de Sierra Grande, Río Negro, ha pasado a manos de la empresa Manzil S.A., en una operación que ha causado gran revuelo. La compra, realizada por capitales vinculados a Emiratos Árabes Unidos, no solo pone en evidencia un nuevo giro en las inversiones extranjeras en Argentina, sino que también plantea incógnitas sobre su posible rol en la ambiciosa planta de gas natural licuado (GNL) proyectada para la región. La relación entre este aeropuerto y el futuro de la infraestructura energética en el país comienza a generar interrogantes cruciales sobre el futuro económico de la zona.
El aeropuerto de Puerto Lobos, inaugurado hace 17 años por el magnate británico Joe Lewis, es una infraestructura de alto nivel, con una pista de 2.200 metros que lo coloca al nivel de aeropuertos internacionales. Sin embargo, su venta a la empresa Manzil S.A., con un 95% de sus acciones en manos de Ignacio Petrocchi Massuh y el restante 5% en poder de Daniel Ortiz, ha levantado sospechas, especialmente cuando se consideraron los vínculos de la firma con inversores provenientes de Emiratos Árabes.
La adquisición se produce en un momento clave para el futuro energético de Argentina. En particular, la región de Sierra Grande está siendo considerada para el desarrollo de la planta de GNL, un proyecto que implicará procesar gas natural de Vaca Muerta para su exportación, y que representa una inversión millonaria. Este movimiento plantea la posibilidad de que el aeropuerto juegue un papel esencial en las futuras operaciones logísticas de dicho proyecto. Aunque hasta ahora ni los nuevos propietarios ni las autoridades provinciales han brindado detalles específicos sobre los planes a largo plazo para el aeropuerto, el debate sobre su relación con el proyecto de GNL sigue creciendo.
La diputada provincial Magdalena Odarda ha sido una de las principales voces que advierten sobre la falta de transparencia en torno a la operación. Según la legisladora, el aeropuerto, a pesar de su importancia estratégica, no está registrado para el pago de impuestos específicos y sus operaciones continúan sin el control adecuado de las autoridades fiscales. Además, en el marco de este debate, se han señalado posibles irregularidades sobre la transferencia de la propiedad, especialmente en cuanto a los impactos fiscales y económicos que podrían derivarse de este cambio.
En tanto, el desarrollo de la planta de GNL en Sierra Grande, que sustituirá a la proyectada en Bahía Blanca, podría ser uno de los factores clave que justifiquen esta operación, dada la ubicación estratégica del aeropuerto, a solo 30 kilómetros de Sierra Grande y a menos de 1.000 metros del mar. Este cambio de manos en el aeropuerto, aunque envuelto en misterio, parece estar estrechamente relacionado con la expansión de los proyectos energéticos en la región. Los inversores internacionales, incluidos los de Emiratos Árabes, podrían estar posicionándose estratégicamente para asegurar el acceso logístico y aéreo necesario para el transporte de gas y otros recursos en el futuro cercano.
A pesar de la falta de detalles claros por parte de los nuevos propietarios y las autoridades provinciales, sectores políticos y sociales exigen mayor información sobre los términos de la transferencia y sobre las implicancias que podría tener en el desarrollo económico de la zona. El aeropuerto de Puerto Lobos podría ser clave para consolidar a la región como un centro energético crucial, pero la falta de transparencia en la operación genera incertidumbre sobre los beneficios y los posibles riesgos para la comunidad local.
En este contexto, la venta del aeropuerto a Manzil S.A. abre la puerta a nuevas preguntas sobre el futuro de los proyectos de gas y energía en la región, el papel de las inversiones extranjeras y la necesidad de una mayor supervisión y control en las operaciones estratégicas del país. Sin respuestas claras, solo el tiempo dirá cómo se desarrollará este complejo panorama económico y energético.