Ante las consecuencias innegables de la contaminación por plásticos, personas de todo el mundo están rechazando los artículos plásticos desechables y se están comprometiendo con estilos de vida sostenibles.
Los gobiernos también están actuando: más de 50 países se han unido a la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente, el mayor movimiento mundial de lucha contra la basura marina.
Las empresas no pueden permitirse ignorar esta protesta pública. Muchas industrias están elaborando planes para eliminar los plásticos de un solo uso, usar más plástico reciclado en sus empaques y trabajar en un reciclaje más efectivo.
La presión no proviene solo de los consumidores. Bloomberg informó en junio que un grupo de 25 inversores que administra más de US$ 1 billón en activos exigió que Nestlé, PepsiCo, Procter & Gamble y Unilever redujeran su uso de empaques plásticos. En la solicitud, respaldada por la organización sin fines de lucro As You Sow, se pidió a las empresas que divulgaran el uso anual de empaques de plástico, establecieran objetivos de reducción y facilitaran el reciclaje y la transición a empaques reciclables, reutilizables o compostables tanto como fuera posible.
La necesidad de actuar urgentemente es innegable: los humanos han producido alrededor de 8.300 millones de toneladas de plástico desde la década de 1950 y se prevé que esa cifra aumente a alrededor de 34.000 millones de toneladas en 2050. Se estima que la producción de plástico crezca 40% en la próxima década, con compañías de combustibles fósiles invirtiendo miles de millones de dólares en nuevas industrias de fabricación de plástico en Estados Unidos.
Las empresas que usan plásticos claramente tienen un papel fundamental que desempeñar para cambiar esta dinámica insostenible. La industria de bienes de consumo es particularmente consciente de que los clientes ya están rechazando los productos de las empresas que no evitan el uso de plástico desechable.
La esperanza es que esta nueva realidad pueda generar innovación y oportunidades. Ya muchas firmas, grandes y pequeñas, están haciendo cambios. Aquí hay solo algunos ejemplos:
- En abril, el gigante suizo de alimentos Nestlé se comprometió a que sus empaques plásticos serían 100% reciclables o reusables para 2025. La empresa quiere fomentar el uso de plásticos que permitan mejores tasas de reciclaje y eliminen o cambien las combinaciones complejas que dificultan el reciclaje.
- Unilever también se ha comprometido a garantizar que todos sus envases de plástico sean totalmente reutilizables, reciclables o compostables para el año 2025. Unilever respalda la iniciativa para una Nueva Economía del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur y pretende publicar antes de 2020 toda la gama de materiales plásticos utilizados en sus procesos de embalaje para ayudar a crear un protocolo para la industria.
- En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, Volvo anunció que al menos 25% de los plásticos utilizados en sus nuevos modelos de automóviles a partir de 2025 se fabricarán con materiales reciclados.
- El gigante de bebidas Coca-Cola, que usa alrededor de 120.000 millones de botellas al año, lanzó en enero su campaña World Without Waste y se comprometió a reciclar una botella o lata usada por cada nueva que se venda a partir de 2030. Para ese año, también prometió aumentar a 50% la cantidad de contenido reciclado en botellas de plástico y está experimentando con diferentes técnicas de recolección para reciclar sus productos, incluyendo el respaldo a los esfuerzos de los gobiernos y la industria.
- McDonald’s ha dicho que hará todos sus empaques a partir de fuentes renovables y reciclables para el año 2025.
- Dell apunta a que sus empaques no generen ningún tipo de desechos para el año 2020, utilizando materiales de fuentes sostenibles. La empresa de informática ya utiliza basura marina plástica reciclada y otros materiales como el bambú y aspira a que todos sus empaques sean finalmente aptos para el compostaje o la recolección doméstica.
- Evian de Danone fabricará todas sus botellas a partir de plástico reciclado para 2025.
- La tienda británica Iceland prometió eliminar los empaques de plástico de sus productos propios para fines de 2023.
- Procter & Gamble, que fabrica el champú Head & Shoulders, produjo el año pasado la primera botella de champú reciclable, fabricada con hasta 25% de plástico recuperado de playas. Además se ha comprometido a hacer que todos sus envases sean reciclables o reutilizables para el año 2030. Su marca de lavado, Fairy Liquid, ya ha producido una nueva botella de plástico, hecha con plástico 100% reciclado y 10% de basura marina plástica. Las botellas se desarrollaron en asociación con TerraCycle.
- La cadena de muebles sueca IKEA se ha comprometido a eliminar gradualmente los productos de plástico de un solo uso de sus tiendas y restaurantes para 2020. La firma dice que está comprometida con la eliminación de los plásticos a base de petróleo y quiere garantizar que todos sus productos de plástico estén hechos con materiales reciclados.
En Gran Bretaña, el Pacto de Plásticos del Reino Unido busca aprovechar este movimiento a favor del cambio. Alrededor de 60 empresas, incluidas Coca-Cola, Pepsi, P&G, Unilever y Nestlé se han adherido al pacto, que incluye objetivos para eliminar empaques problemáticos o innecesarios mediante el rediseño, la innovación o modelos alternativos de entrega, y garantizar que 70% de los empaques de plástico efectivamente se reciclen o composten.
En colaboración con la Fundación Ellen MacArthur, la organización de sostenibilidad WRAP lanzó el pacto en abril, con la esperanza de crear un impulso hacia un cambio sistémico en la forma en que usamos el plástico.
Algunos activistas argumentan que debido a que los objetivos de reciclaje tienden a ser voluntarios, se necesita legislación para obligar a las empresas a usar plásticos de manera más sostenible. Peter Skelton, quien lidera el pacto por parte de WRAP, dice que la legislación es una parte importante del rompecabezas y que el apoyo del gobierno puede ser una herramienta poderosa, pero que no es la solución definitiva.
“Las empresas están bajo tanta presión de los accionistas, socios, consumidores y ONG que solo quieren saber cuál es la mejor solución. No necesitan más presión en términos de legislación porque ven que los plásticos están bajo amenaza”, añade Skelton.
Una forma en la que los gobiernos podrían ayudar a explotar esta conciencia corporativa sería ofreciendo incentivos financieros a las empresas que exploran alternativas al plástico. Estos podrían incluir reembolsos de impuestos, fondos de investigación y desarrollo, incubación de tecnologías, alianzas público-privadas y apoyo a proyectos que reciclen artículos de un solo uso y conviertan los residuos en recursos. Todo se trata de impulsar la innovación empresarial.
En un informe reciente, ONU Medio Ambiente examina el potencial de reemplazar los plásticos convencionales con una gama de materiales naturales, como papel, algodón, madera, algas y hongos, y tecnologías alternativas, y biopolímeros de nueva generación fabricados a partir de fuentes de biomasa. También destaca a empresas, desde multinacionales hasta emprendimientos, que están innovando en este campo.
Por ejemplo, una empresa con sede en Nueva York ha desarrollado envases compostables que utilizan desechos orgánicos y micelio fúngico. El material se puede modelar y se ha usado para enviar productos de alto valor, incluidas las computadoras Dell.
El informe concluye que las empresas deben incluir la sostenibilidad en sus modelos comerciales, a veces inspirándose en las comunidades locales para encontrar alternativas al plástico disponibles a partir de plantas y animales. La innovación y el espíritu empresarial son fundamentales. Sin duda, este es precisamente el dominio en el que deben brillar las empresas líderes del mundo.