Ushuaia.-El hotel Arakur, un cinco estrellas abierto hace un año en Ushuaia, fue construido sobre una reserva natural propia, de 100 hectáreas. Para evitar talas, se lo emplazó tallando una roca, y se reutilizaron los escombros en la misma construcción. El aire acondicionado por geotermia y la aislación térmica reforzada ahorran energía, lo mismo que “los flujos de renovación de aire variables según la ocupación”, dice Lucas Paracha, director de Marketing.
Construir con esas características de sustentabilidad es más costoso, pero “a la larga hay un retorno de la inversión”, comenta. A los dueños de Arakur los movió “una filosofía de compromiso con el ambiente”, según Paracha. Eso no quita el beneficio adicional de que los huéspedes, especialmente si se trata de europeos que pasan hacia la Antártida, tiendan a dar preferencia a las opciones verdes.
En un sector clásicamente gastador de recursos, algunos hoteles están tomando iniciativas que mejoren su relación con el ambiente. Se trata, por lo menos en la Argentina, de iniciativas voluntarias y parciales, movidas por el doble incentivo de bajar costos y atraer a clientes “ecológicamente conscientes”.
El 38% de los viajeros en un estudio realizado por TripAdvisor en 2013 dijeron que habían estado en hoteles “ecoamigables” y un 9% se fija especialmente que el hotel al que van lo sea. A la hora de juzgar qué cualidades son importantes para que un hotel sea eco-friendly, la conservación de la energía fue lo más valorado, seguido del ahorro de agua y del papel reciclado.
Desde hace algunos años, los hoteles han habituado a los huéspedes al cartelito que los exhorta a reutilizar toallas y sábanas para evitar derroches de agua y detergentes.
El flamante hotel Wayna Killa, del gremio cervecero, hace más que eso. Ubicado en Tafí del Valle, Tucumán, es probablemente el hotel más sustentable del país: tiene una planta de tratamiento de aguas grises que vuelven al sistema, para el riego o descarga de baños. La piscina se purifica por electroactivación, y el mismo método interviene en el lavado de ropa. La calefacción usa la energía del sol, lo mismo que las placas fotovoltaicas que generan toda toda la elecricidad del hotel. Las amenities son biodegradables. Desde el gremio dicen que la construcción costó más que en la variante standard, pero que el móvil no es de dinero sino de “crear conciencia”. Así y todo, la inversión a la larga rinde: “Las placas fotovoltaicas recuperan la inversión en diez años”, por ejemplo.
La asociacion de los hoteles de turismo, AHTRA, tiene un programa de ecoetiquetado para hoteles que se embarcan en mejoras de su gestión ambiental. El sello “Hoteles más verdes” ya está en el frente de 24 hoteles, dos en el nivel avanzado y el resto en el inicial. La categoría de “excelencia” aún no tiene aspirantes, dice Emiliano Mastelli, coordinador del plan.
Desde este año, la CABA tiene un “Ecosello” que viene acompañado de créditos blandos del Banco Ciudad para realizar mejoras y de otros beneficios, como descuento del 15% del ABL en el año de la certificación. Unos 50 hoteles ya se anotaron, con proyectos que van desde reemplazar luces dicroicas por leds hasta construir terrazas verdes y capacitar personal. El Madero y el Hyatt son algunos grandes hoteles que vienen trabajando su perfil “verde”.
Pero no todos son cinco estrellas en la movida. Un hostel en Palermo, el Pampa Eco Hostel, desde su construcción hace 5 años tuvo la consigna de “Reducir, Reciclar, Reutilizar”. Los termotanques solares ahorran 30% del gas en invierno y 70% en verano. También es solar la iluminación de las áreas públicas, y el agua de lluvia se almacena, para el riego y lavado de veredas. “La industria ecosustentable no está muy desarrollada en la Argentina, y es cara. La inversión se recupera a muy largo plazo”, sostiene la gerente Rocío de Oña. Pero algunos huéspedes del hostel de 45 plazas lo eligen por esos rasgos sustentables, especialmente “si son de Canadá o del Norte de Europa, donde esa conciencia está más desarrollada”.
Fuente: Clarin