MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Santa Rosa – A esta altura resulta innegable la marcada preocupación que se ha instalado en la provincia de Mendoza con relación al río Atuel, puesta de manifiesto a través de distintos sectores con ópticas variadas, pero todas apuntando a lamentar la actitud pampeana por el comienzo del nuevo juicio y a dolerse por la falta de conversaciones técnicas y políticas.

En realidad, es bien sabido que esas conversaciones las propuso La Pampa a lo largo de décadas y los «hermanos mendocinos» ignoraron o despreciaron olímpicamente. Curiosamente ahora les molesta que la prensa nacional e internacional se ocupe del tema del río robado y utilice expresiones tales como «desastre ambiental», «éxodo de población» y «decisión unilateral de Mendoza». Sería interesante conocer qué sinónimos serían del agrado de los cuyanos.

Sorprende que sectores hasta ayer partidarios de la inflexible postura de «ni una gota de agua a La Pampa», súbitamente hayan despertado a la verdad e insten en llegar a un acuerdo urgente entre ambas provincias reconociendo, de paso, un riego no eficiente en su provincia y el deterioro físico y sufrimiento humano que tuvo y tiene nuestro territorio por la sustracción del Atuel. Y como al pasar ofrecen una solución a la mendocina: que La Pampa acuerde el trasvase del río Grande al Atuel (una obra que reconoce el Tratado del río Colorado) y vuelque parte o todo el cupo que le corresponde del Colorado, así -según los cuyanos- sobraría el agua y se solucionaría el problema. Olvidan un pequeño detalle: el problema se solucionaría con agua que también le corresponde a nuestra provincia y ayudaría, de paso, a las centrales hidroeléctricas mendocinas.

Pero además de estas propuestas más o menos engañosas, algunos olvidadizos mencionan que este diferendo tiene una duración de medio siglo cuando dentro de poco se cumplirán cien años del primer despojo, y construyen una línea defensiva de falsedades muy parecidas a mentiras. Así un diputado provincial, al tiempo que se queja «del poder de lobby que tiene La Pampa en los medios de difusión nacional» dice alegremente que la hidrografía del Atuel en nuestro territorio que se menciona y describe en las demandas data nada menos que «de 1850 y ésa no es la estructura actual del río de ninguna forma».

La ocurrencia del legislador causaría risa si no se tratara de un asunto tan serio. El respaldo a los reclamos pampeanos tiene como base informes y documentos nacionales modernos e insospechables de parcialidad alguna, como que fueron elaborados por organismos especializados. Es el caso de los mapas que publicara el por entonces Instituto Geográfico Militar y a los que puede acceder cualquier persona, sea o no legislador.

La bravuconada del diputado, que se permite descalificar las razones que llevaron a la Corte Suprema de Justicia a declarar la condición interprovincial del río, llega incluso al exabrupto cuando advierte que en La Pampa «no han hecho una puta obra sobre el Atuel». La falta de templanza que denota la expresión lo lleva a no advertir que mal se pueden hacer obras si no existe un mínimo de agua segura, y que el lecho del Atuel estuvo décadas enteras sin escorrentía.

FUENTE: laarena.com.ar