Un despertar colectivo en el Día Mundial del Clima
Viedma, Rio Negro, 26 de marzo de 2025. Cada 26 de marzo, el mundo recuerda el Día Mundial del Clima, una fecha que busca concientizar sobre los impactos de la crisis ambiental y la necesidad urgente de actuar. Pero en Río Negro no se quedó en un recordatorio simbólico: la provincia lo transformó en un llamado a la acción concreta. No hubo discursos vacíos ni gestos superficiales.
Lo que se puso en marcha fue un conjunto de decisiones y programas que demuestran que, cuando se habla de clima, lo que está en juego no es solo el ambiente, sino también la calidad de vida de las personas, la salud de las comunidades y el futuro de las generaciones que vienen. Río Negro decidió mostrar que se puede marcar la diferencia actuando en lo local, con proyectos reales y palpables.

Foto: Credito: Gobierno de Rio Negro. Planta de separación de RSU
GIRSU: más que basura, esperanza
Uno de los avances más significativos es la implementación de la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU). Durante décadas, miles de familias tuvieron que convivir con basurales a cielo abierto, respirando aire contaminado, expuestas a plagas y enfermedades. Hoy, en localidades como Viedma, Campo Grande, Cordero, Cinco Saltos, Cipolletti, Allen y Fernández Oro, esa realidad comienza a cambiar.
El cierre de los basurales no significa solamente limpiar un terreno. Significa cerrar una herida ambiental y abrir la puerta a un modelo de desarrollo sostenible que prioriza la salud de la población y el respeto por la naturaleza. En los nuevos centros de tratamiento, los residuos se separan, se clasifican y una parte importante vuelve al circuito productivo como material reciclado. Allí donde antes había humo, basura y contaminación, ahora empieza a surgir un ciclo virtuoso de recuperación, empleo verde y dignidad para los trabajadores que encuentran nuevas oportunidades en la economía circular.

Foto: Credito: Gobierno de Rio Negro. Personal de medio ambiente provincial gestionando envases de productos fitosanitarios
Economía circular con impacto real
El compromiso de Río Negro también se traduce en iniciativas innovadoras que apuntan a reducir el impacto de residuos particularmente peligrosos. Uno de los ejemplos más claros es la recolección de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Computadoras, celulares, electrodomésticos y todo tipo de aparatos tecnológicos que ya no sirven dejaron de ser un problema para transformarse en un recurso que puede reciclarse y reutilizarse. Cada jornada de recolección implica sacar de circulación toneladas de materiales contaminantes, evitando que terminen en basurales o ríos y liberando a las comunidades de un pasivo ambiental que parecía inevitable.
A esto se suma la alianza con CampoLimpio, una organización que trabaja junto al sector agropecuario para dar una solución responsable al destino de envases vacíos de fitosanitarios. En Río Negro, esta articulación permitió recolectar más de 105.000 envases y 23 toneladas de plástico que antes quedaban abandonados en campos, canales de riego o márgenes de ríos. Cada envase recuperado es un pequeño triunfo que evita la contaminación de suelos y aguas, y demuestra que cuando el Estado, las empresas y la sociedad trabajan juntos, se logran resultados concretos y medibles.
Un modelo ambiental con rostro humano
Detrás de estas cifras y proyectos hay algo mucho más profundo: una visión de provincia que asume que la crisis climática no es un problema lejano ni abstracto, sino una realidad que se siente en cada barrio, en cada chacra y en cada río de la región. Río Negro eligió no mirar hacia otro lado. Eligió reconocer que el cambio climático golpea con inundaciones, sequías, incendios y pérdida de biodiversidad, y que solo se puede enfrentar con políticas públicas firmes, articulación entre actores y una ciudadanía activa.
El modelo que se está construyendo en la provincia no es un simple plan ambiental: es una apuesta por la vida. Es un esfuerzo colectivo que involucra a gobiernos locales, instituciones educativas, trabajadores, productores y vecinos. Todos tienen un rol en esta transformación. Porque cuidar el clima no es solo reciclar o cerrar un basural: es repensar el modo en que producimos, consumimos y habitamos nuestro territorio. Y cuando se lo hace con decisión, el impacto trasciende la gestión y se convierte en un legado.
Conciencia colectiva: cada vecino, cada localidad
El Día Mundial del Clima nos recuerda que el planeta necesita gestos globales, pero esos grandes cambios empiezan en lo pequeño, en lo cercano. Cada bolsa que no termina en la calle, cada electrodoméstico entregado en un punto limpio, cada envase que vuelve al sistema y no contamina un canal, cuenta. Cada acción suma.
Lo que Río Negro está mostrando es que cuando se crean las condiciones, la ciudadanía responde. Las comunidades locales están aprendiendo a separar sus residuos, los productores agrícolas a manejar de forma segura los envases, y las nuevas generaciones a comprender que el ambiente no es algo externo, sino la base misma de nuestra existencia. El desafío es enorme, pero el mensaje es claro: el cambio climático no se enfrenta con palabras, sino con acciones concretas y colectivas.
Andrés Nievas
Técnico en manejo ambiental, consultor Ambiental y escritor para medios locales e internacionales sobre temas de geopolitica y medio ambiente.