MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

(Por: Ing. Roberto Tronelli)

¿Es razonable prohibir el uso de cianuro en la minería?

En los últimos tiempos, se ha hablado mucho sobre la utilización del cianuro en minería y realmente creo que es necesario seguir tratando de transferir información a la población para que el pánico que se ha instalado en la sociedad, con relación al uso del cianuro disminuya y se pueda dialogar compatibilizando intereses en la búsqueda del bien común.

 

En el mes de septiembre de 2004, se me remitió, dado mi carácter de delegado en la Provincia de Río Negro del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM), desde los estamentos del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo de nuestra Provincia, un proyecto de ley que prohibía la utilización del cianuro en minería.

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Mi opinión fue desarrollada en ese momento – repito, septiembre 2004 – en un extenso informe, avalado por las autoridades del CADIM. En él traté de poner de manifiesto lo más claramente posible, que el tratamiento con cianuro era ambientalmente factible de utilizar, y para una mayor claridad conceptual sobre el asunto, comencé como en todos mis informes, con las conclusiones haciendo la pregunta medular del asunto: “¿Puede usarse el cianuro y la lixiviación de los minerales con cianuro en forma segura para el ambiente y las personas?” Contestándola seguidamente en forma taxativa con: “Sí, técnicamente hay maneras de utilizarlo en forma segura para el ambiente y las personas.”

 

En ello traté de resumir lo que la tecnología y experiencia nos dicta a los Ingenieros de Minas sobre tal asunto. Dicha aseveración fue apoyada a lo largo del informe por un desarrollo técnico sobre el cianuro y las técnicas de su uso en minería.

 

Por último en el informe expresaba mis felicitaciones a las autoridades por haber realizado el pedido de opinión a nuestro colegio profesional, pues creo firmemente que una sociedad organizada echa mano a todos los recursos que forma y que las regulaciones proyectadas deben apoyarse necesariamente, en cada caso, en la ciencia que trate la temática atendida por ellas; puesto que es necesaria la cuota de verdad que el conocimiento humano posee, para ponerla a disposición de los que tienen la responsabilidad de legislar, y que la ley se base en el conocimiento más probable conocido a la fecha de legislar.

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En aquel momento, la Legislatura de la Provincia de Río Negro archivó el proyecto por inviable en razón de la información recibida.

 

Sin embargo, apenas 7 meses después, sancionó, a propuesta del Gobernador, una ley igual a la que había rechazado originalmente.

 

En ese segundo escenario, antes del tratamiento y sanción de la ley que prohibió el uso del cianuro en las explotaciones mineras, me tocó actuar nuevamente. Mantuve variadas y prolongadas reuniones con los legisladores y funcionarios del poder ejecutivo, en forma individual, grupal o integrando un plantel de expositores expertos, con el objeto de seguir brindando información sobre el tema.

 

En todos los casos se les volvió a explicar y a asegurar los dichos de mi primer informe, en el sentido de que existía la tecnología suficiente para abordar cada uno de las preocupaciones que surgen del uso del cianuro.

 

De Río Negro a Nueva Zelanda

 

Finalmente, a los efectos demostrativos, reafirmé tal aseveración, con la entrega de la foto aérea, que se acompaña en este artículo, de la mina de oro “Martha”, con proceso de cianuración, ubicada en la localidad de Waihi, en Nueva Zelanda.

 

En la misma puede verse que la mina está ubicada y operando en lo que yo denomino “la plaza San Martín”, o sea, en el centro de la población. Además pueden observarse a los famosos “relaves” o “colas”, y a los estériles, o sea los deshechos de la mina, ubicados a las afueras de la población rodeados por campos con cultivos y ganadería, lo que indica que pueden aislarse sin afectar a las demás actividades económicas y sociales.

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Si se sigue observando la fotografía puede verse el mar a no más allá de 5 km de la mina y los relaves.

 

Observando la imagen, ¿no surge automáticamente reflexionar de que el desarrollo minero, aún el que utiliza cianuro, puede realizarse en forma ambientalmente sustentable o de otro modo los habitantes de Waihi serían suicidas?

 

Esto sucede en Nueva Zelanda el país que está catalogado con menor corrupción en el mundo, por lo que no puede pregonarse fácilmente que se ha permitido esa explotación mediante soborno a los funcionarios. Evidentemente en ese país del primer mundo se conjuga la generación de bienestar común echando mano a todos los recursos: agricultura + ganadería + minería + turismo.

 

Este ejemplo, que uso en forma constante como efecto demostrativo, sobre la posibilidad cierta de una minería insertada ambientalmente, tiene su correlato local en la explotación minera con cianuro de “Cerro Vanguardia” en la provincia de Santa cruz.

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El motivo de no haber hecho primeramente cita a “Cerro Vanguardia”, es debido a que, seguramente, por el actual estado de agitación de nuestra sociedad argentina, el ejemplo hubiera estado teñido por los alcances conceptuales de los términos como corrupción, venalidad, coima, soborno, cohecho, etc., reflejo de una sociedad sospechada y descreída, pero en la que de algún modo, para no caer en la atomización y la anarquía, debemos reforzar la confianza, promover la reconciliación y consolidar los acuerdos entre partes para poder cambiar la tendencia. Creo que se puede y cada uno de nuestro lugar individual y las instituciones desde su responsabilidad social tiene que asumir la tarea.

 

Un desarrollo minero en la época actual, en la que surge con más fuerza la necesidad de una sociedad organizada y solidaria, debe estar basado en la existencia de objetivos comunes y nexo adecuado entre comunidad, empresa minera y autoridades, y ello nace del diálogo. Y por otra parte es un grave error creer que por la negligencia, corruptibilidad o afán desmedido de lucro y voracidad de algunos, se puede echar por tierra la posibilidad de desarrollo de una comunidad a través de la incorporación de actividad minera totalmente compatible.

 

Es un hecho incontrastable que el cianuro es la sustancia química más apta en la actualidad para la recuperación del oro y la plata y la tecnología que se aplica, en forma responsable y controlada, es la más adecuada. El 95% del oro que se produce en todo el mundo se produce con la utilización del cianuro. El desconocer este hecho es negar la realidad.

 

En esta catarata de versiones sobre la temática, hay algunas que citan la existencia de otros métodos distintos a la utilización del cianuro para la extracción de oro y plata de los minerales que lo portan. Las personas que las echan a rodar normalmente olvidan de aclarar las escalas o sobre que actúan tales sustancias. Lo cierto es que no existe otro método económicamente factible de utilizar industrialmente que no sea la extracción por cianuro.

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Creo que en el dictado de la mencionada ley, no existió un preconcepto, sino un prejuzgamiento poco racional, de que la actividad es perjudicial y ello ha sido utilizado para tomar una decisión de acuerdo a los intereses sectoriales, partidarios o ideológicos de utilidad para el ejercicio del poder y no conforme a la búsqueda del bien común.

 

El tratamiento del proyecto de ley en la cámara, tuvo las características de un unánime y tácito juicio sumario cuyo veredicto ya estaba resuelto por anticipado y la ley fue sancionada por los legisladores, y la falta de compromiso con la comunidad, reinó sin oposición.

 

Como rionegrino lo que me preocupa es que nuestra “Línea Sur” cada día se despuebla más, que las familias se desintegran, emigrando los miembros más jóvenes a Bariloche, Viedma y al Alto Valle; que la posibilidad de desarrollo de los pobladores, medida como calidad de vida, cada día disminuye; que en la actualidad, con solo los proyectos de exploración minera en la zona de Jacobacci ingresan $100.000 mensuales en sueldos y servicios y que con la puesta en marcha de proyectos mineros de envergadura, como el de Calcatreu, el ingreso alcanzará a varios millones, y que ahora es posible que desaparezca todo ello, y finalmente, que se pierda la invalorable posibilidad de la formación profesional de las personas a lo largo de toda la vida de la operación minera, aportando a esa zona los recursos humanos capacitados imprescindibles para desarrollar posteriormente otras actividades, coadyuvando de esa manera a mantener en el tiempo la sustentabilidad de la calidad de vida de los habitantes.

 

Desde el nacimiento de nuestra provincia, todos los gobernantes han planificado y dicho que el desarrollo de la “Línea Sur” estaba basado fundamentalmente en dos ejes, la ganadería y la minería; que ello conllevaría el mejoramiento del ferrocarril, del resto de la infraestructura y que potenciaría el asfaltado de la ruta nacional Nº23, ahora que aparece un importante proyecto minero, me pregunto por qué saboteamos ese plan de desarrollo.

 

Otro tema que me han expresado los legisladores personalmente y colectivamente, haciéndose eco de los que pregonan el no a la minería, que la actividad minera acabaría con el agua de la línea sur. Puedo aseverar que es un prejuicio sin sustento y lo afirmo como alguien que tuvo la responsabilidad de conducir el manejó de la minería y de las aguas subterráneas de la Provincia de Río Negro, durante 9 años. El agua para la explotación minera es como cualquier otro insumo, como el combustible, el explosivo, etc., si se la puede obtener en el lugar sin problemas eso contribuye a bajar los costos, pero si, a los efectos de la provisión se provoca un impacto que disminuye la posibilidad de utilización del agua para la población, para las explotaciones ganaderas o de cualquier otro tipo ya instaladas, se estaría provocando un perjuicio y por lo tanto la servidumbre de uso de aguas que hay que pedir en el ámbito del Código de Minería y el Código de Aguas Provincial, lo impedirían. Es decir, la actividad minera no implica poder hacer cualquier cosa como algunos insinúan sino que en resumen – tiene que evaluar sus necesidades, debe pedir autorización para el uso y las autoridades deben autorizar el cupo que pueden utilizar, y obtener el agua del lugar que estén autorizados a hacerlo. Hay legislación suficiente para resguardar que se deprede el recurso y el ambiente.

 

Que la minería produce impacto, es un hecho innegable como la vida misma, pues como toda actividad humana cae dentro del concepto que he copiado al pié de página de mi papelería profesional que dice: “…se debe reconocer que el hombre como parte integrante de la tierra, no ha sido ni será ajeno a su evolución y que su interferencia forma también parte del orden natural.”

 

El impacto ambiental cero, no existe. Hay que trabajar, para reducir los impactos negativos al mínimo, con explotaciones racionales, con reciclaje de desechos y desperdicios, y potenciando los impactos positivos.

 

Pregonar que el cianuro es una sustancia peligrosa, es una perogrullada y pensar que bajo ese solo y limitante concepto, separado de la realidad del accionar de la tecnología, se dictaminó la ley rionegrina de prohibición del cianuro en la minería, es ofensivo para la comunidad.

 

¿! Sustancia peligrosa !? ¡Convivimos con miles de sustancias peligrosas! Nuestros paisanos de la línea sur, en los baños de sus las ovejas utilizan químicos. Dado que los animales nadan y pueden beber el líquido del baño, si la cantidad de químico supera las indicadas, las ovejas se intoxicarían y morirían. ¿Por qué no pasa? Porque los paisanos saben el como debe hacerse; tienen una cultura para relacionarse con esa sustancia peligrosa. Obviamente que con el cianuro se puede contaminar. Es posible, pero con un manejo tecnológico adecuado es poco probable. Los que estamos preparamos para desarrollar y utilizar tecnología fuimos formados para distinguir y aplicar los conceptos de posible y de probable, ese conocimiento lo debemos poner al servicio de la comunidad.

 

¿Riesgos? Convivimos con los riesgos y no por eso dejamos de actuar. Si viviéramos bajo un estado permanente de terror, la humanidad se paralizaría. La sociedad asume riegos para vivir.

 

Verdaderamente la historia de la minería muestra que en su desarrollo se han producido graves contaminaciones de distintos tipos, por desconocimiento, improvisación o en muchas ocasiones por no respetar el ambiente en la búsqueda, a toda costa de mayores ganancia. Negarlo es una necedad.

 

La información sobre el devenir de la historia es imprescindible para que aprendamos de los errores institucionales, técnicos y sociales, voluntarios o involuntarios, que se cometieron y tratar de no repetirlos. No podemos quedarnos en la historia pues sería negar la propia experiencia. Tener memoria es la posibilidad de mejorar nuestras relaciones sociales y en la ciencia sirve para avanzar en el conocimiento y optimizar los procesos tecnológicos para hacerlos más seguros y más eficientes.

 

Se prohibió el uso del cianuro en minería alegando la falta de “certeza científica”. La única certeza que tenemos los seres humanos es que vamos a morir, cualquier otra certeza es una vanagloria de cualquiera que se la atribuya.

 

El carácter de científico, conlleva una altísima cuota de humildad. Ningún conocimiento científico se basa en la certeza. Un científico, definido como tal en sentido estricto, luego de obtener todos los datos posibles de sus investigaciones, humildemente siempre dirá que: con los elementos de juicio que se tienen a la fecha, la explicación, el efecto o el resultado más probable, es tal. ¿Entonces en base a que certeza científica se ha legislando?

 

La minería se puede llevar adelante con cuidado del ambiente, con tecnologías desarrolladas para ello. En el caso de la temática del cianuro en particular, debido al conocimiento cierto de su peligrosidad, se ha desarrollado lo que se denomina el “Código Internacional de Gestión del Cianuro”, bajo los auspicios del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cuya meta fue plasmada en la Declaración de Misión del Código que dice:

 

“Ayudar a la industria mundial de explotación aurífera a mejorar la gestión del cianuro y así minimizar los riesgos para los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente ocasionados por el uso del cianuro en la minería del oro, y reducir las preocupaciones de la comunidad con respecto a su uso.”

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De allí la importancia de la existencia de dicho código, del que son signatarias las empresas e instituciones no gubernamentales, que cuenta con organismos de auditoria y control permanente sobre las mismas, para asegurar la fabricación, transporte y uso correcto del reactivo y sus eventuales desechos, en la producción de minerales de oro.

 

Con relación a todo ello, la información permanente al personal interno de las empresas es el primer paso en la comunicación de la naturaleza y el alcance de los riesgos para la comunidad en general. Sobre los riesgos además se deben coordinar con las autoridades apropiadas, programas efectivos de comunicación y planificación para casos de emergencia. La información y la comunicación, en todos los casos, es el pilar donde descansa la seguridad del personal y la comunidad.

 

Ser y Parecer

 

En todo esto creo que también las empresas mineras poseen una carga de responsabilidad importante, por la incomunicación o comunicación no adecuada con la comunidad y el Estado. Una empresa minera en los actuales tiempos, debe de transparentar sus acciones a la comunidad donde desarrolla sus tareas y al Estado, en todos los aspectos, desde el mismo momento que instala sus actividades. Por otra parte, debe hacer hincapié en que su accionar, además de tener un rédito para ella, tiene beneficios para la comunidad; el efecto demostrativo para ello es la apertura de la información económica financiera del negocio a realizarse sobre el recurso minero. Además de demostrar que sus planes y acciones contemplan responsablemente el antes, el durante la explotación y el después del cierre de la mina.

Aquí aparece la importancia de lo qué se informa y de quién lo informa; esto último es de altísima importancia. Malos comunicadores han provocado y provocan daños en las relaciones, extremadamente difíciles de revertir.

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Seguramente con una exposición pública como a la que está sometida mina “Martha”, los desaciertos que produzca una gestión empresaria deficiente, serán puestos en evidencia rápidamente, coadyuvando ello a que cualquier peligro sea rápidamente identificado y subsanado por el Plan de Emergencias, que debe ser necesariamente diseñado para todo el sistema de operación del cualquier yacimiento minero.

 

Del mismo modo, la comunidad tendrá una mirada e impacto visual positivo, observando como se va remediando, con un Plan de Rehabilitación Progresiva los terrenos ocupados por la acumulación de relaves y estériles, rehabilitándolos progresivamente y reconvirtiéndolos en áreas aptas para otros usos. Por otra parte, el mensaje que reciben de la observación del hecho de tener el rajo principal de la mina en el centro de su ciudad, será positiva si conocen perfectamente que el Plan de Cierre de la mina, contempla que al término de la explotación minera, el “cráter”, cuya superficie será de 24 hectáreas, con 700 metros de largo, 450 metros de ancho y 200 metros de profundidad está diseñado para convertirse en un lago para fines recreativos. Las propuestas finales de rehabilitación, que han sido acordadas con la comunidad de Waihi, incluyen áreas con playas y lagunas que podrán ser utilizadas para estos fines, lo cual podrá constituirse en un atractivo turístico de la localidad y de la región. ¿Por qué no lo podemos en la Argentina lograr también que se acuerde con la comunidad involucrada, el post cierre de una mina?

 

Con respeto a las autoridades y organismos del Estado, caemos en un hecho común, de que no cumplen acabadamente con sus obligaciones y en especial con transmitir a la comunidad señales claras de ser confiables.

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Se hace necesario e impostergable tomar como una Política de Estado el hecho de formar dentro de las estructuras gubernamentales, cuadros profesionales aptos, bien remunerados, financiados con fondos provenientes de las mismas empresas a las que se auditen, capaces de ejercer el control ambiental de los procesos mineros, debiendo establecerse, según mi criterio, que en esta temática tengan responsabilidad penal sobre sus actos.

 

Debe conformarse un Estado en el que los técnicos de un área de gobierno se encuentren a la altura de discutir en paridad de condiciones con los técnicos y empresarios de la actividad privada. Esto no es una utopía pues en otras épocas los técnicos de un área de gobierno se encontraban capacitados para ello y existía una mística para estar a la altura de las circunstancias.

 

Todas las actitudes vistas de las empresas privadas y del Estado, proveen de un valioso material a los que se muestran “extremistas” contrarios a la actividad minera, que irresponsablemente, pues no se hacen cargo, en absoluto, de asumir las consecuencias de sus acciones, que es la de frenar la posibilidad de sacar de la miseria a los que hoy la padecen, conduce a personas, mal informadas pero bien intencionadas, a reaccionar con terror y a peticionar ante las autoridades para que prohíban la actividad.

 

Cada vez me convenzo más que el proclamado ¡no! a la utilización del cianuro en minería y a otros aspectos de la actividad, no deviene de un convencimiento sobre que no existe tecnología apropiada para superar los inconvenientes, sino que usan el pánico como instrumento en una contienda de intereses ideológicos. Entonces, si el tema es ideológico seamos honestos e instalemos en la sociedad, a través de sus estamentos, la discusión ideológica, pero no que se utilice el método del terror infundado, para tapar el hecho que no pueden lograr imponer de otra manera su pensamiento de cómo distribuir la riqueza, o defender sus intereses sectoriales o políticos. Me enseñaron que interferir con la verdad es inmoral.

 

Minería y Sustentabilidad

 

Los que pensamos que puede hacerse minería compatibilizando su accionar con la sustentabilidad de las demás actividades y la vida, tenemos la obligación social de comunicarlo, señalando que:

  • Existen la factibilidad técnica de realizarlo,
  • Los planes ambientales para conducirlo,
  • La posibilidad de control y participación,
  • La existencia de planes de contingencia de riesgos con alertas tempranas,
  • Los planes de remediación y de atención al cierre de los emprendimientos mineros.

Para finalizar, creo que la minería aparece para nuestra provincia y el país, como un factor de desarrollo que potenciará las actividades tradicionales, logrando aumentar la diversificación de los recursos, aumentando con ello la estabilidad del sistema económico en los tiempos de baja de algún sector de la producción, y como creadora de riqueza. Esto pondrá en manos de los organismos de nuestra sociedad organizada, la responsabilidad de elaborar las regulaciones adecuadas para que la distribución de ese aumento de la riqueza alcance a todos los habitantes de nuestro país y en especial a los de las zonas donde se instalen las operaciones mineras.

 

A pesar de los acontecimientos desafortunados que terminaron con la sanción de la ley citada, creo firmemente en el principio que dice que, sin importar cuán grandes o pequeños sean los conflictos, la solución duradera sólo puede venir mediante un diálogo y una negociación cara a cara. Debemos abandonar las actitudes autistas o histéricas.

 

Los argentinos deberíamos agradecer a Dios el habernos dado un país con tantos recursos y rogarle para que dirija el criterio de todos a apoyar el bien común.

 

*Roberto Tronelli

El Ing. Roberto Tronelli es miembro de la Comisión Nacional de Medio Ambiente del Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) y delegado de CADIM en la Provincia de Río Negro. Fue director General de Minería e Hidrogeología de Río Negro desde 1975 hasta 1983. Fue Director de Promoción Minera de la Nación, desde 1984 hasta 1989. Se desempeña como consultor independiente desde 1990.

 

Acerca de CADIM: El Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) es una institución fundada hace 50 años con el objeto de divulgar, promover y bregar por el conocimiento y desarrollo de la actividad minera en el país.

 

Web page: www.cadim.org