Wildpolsried, un pueblo de la región alemana de Baviera, se ha convertido en un referente mundial de las energías renovables. ¿Su maravilla? Ha sabido aplicar una simple idea básica: la transición energética es un objetivo prioritario, debe implicar a todo el pueblo, y también beneficiar a sus habitantes.
La doble apuesta de buscar ese paso a las energías verdes logrando una gran implicación de sus habitantes y, por lo tanto, fomentando la economía local caracteriza a este pequeño gran milagro verde que ha convertido la energía alternativa en una fuente de riqueza para el municipio.
En otras palabras, los inversores externos no han sido los impulsores de esta iniciativa, que empezó a cobrar fuerza con el inicio de siglo, coincidiendo con la edad dorada de las energías verdes en el país, al margen de que ahora Alemania se encuentre en la punta de lanza de los países que más se mueven hacia la tan necesaria sociedad baja en carbono.
Un primer impulso
Antes de la importante reducción de los subsidios que se disfrutaron en el país germano en los años noventa, Wildpolsried supo aprovechar las ayudas de forma que ahora, cuando éstos están recortándose, su camino andado los convierte en imparables.
A su vez, los productores locales de energía solar y eólica han disfrutado de precios fijos y acceso prioritario a la red, por lo que se trata de inversiones con apenas riesgo. Un escenario idóneo para ir a por todas, tal como hizo este municipio bávaro, un modelo que no deja de suscitar la curiosidad de los expertos, políticos, funcionarios y diplomáticos. Cada año centenares de visitantes acuden a interesarse por Wildpolsried, el pueblo de las energías limpias.
Quintuplican la energía que necesitan
¿Y, qué se encuentran al llegar? Una población de alrededor de 2.600 residentes, situada al pie de los Alpes bávaros, donde se las han ingeniado para producir cinco veces más electricidad de la que consumen.
Un excedente que además no cesa de aumentar gracias a un mix energético procedente de la eólica, la fotovoltaica, geotérmica, biomasa y ahorro de energía. No en vano, durante las últimas dos décadas ha estado invirtiendo en infraestructuras como paneles solares, instalaciones de biogás, generadores y un sistema hidroeléctrico.
Todo comenzó cuando el ayuntamiento de la ciudad elaboró un documento titulado “Wildpoldsried Innovativ richtungsweisend”, en el que se planteó la estimulación del crecimiento de las energías verdes mediante la inversión en nuevas instalaciones comunitarias sin endeudarse. Para lograrlo, se apostó por materiales de construcción ecológicos, como la madera, la protección de los recursos hídricos y el ahorro, una noción que adquiere un gran significado en una comunidad pequeña en la que se está acostumbrado a gastar poco y hacer mucho.
Es decir, no se gasta en lo que se puede hacer por uno mismo, con lo que los proyectos empezaron a dar sus frutos antes de lo esperado, hasta superar las mejores expectativas con creces. Resultado: se obtuvo energía para las necesidades del pueblo y un excedente que traía una lluvia de millones de euros cada año.
La meta de la independencia energética ha quedado sobradamente superada, por lo tanto, convirtiéndose en un inmejorable ejemplo de la tremenda transformación energética que está llevando a cabo el país, conocida como la Energiewende.
El ejemplo alemán
Desde hace alrededor de dos décadas, Alemania está a la cabeza como promotor de las energías renovables no convencionales (ERNC), principalmente la energía solar fotovoltaica, la eólica y la biomasa. Fue en diciembre de 1990 cuando se aprobó la primera de ley de fomento a las ERNC, obligando a las distribuidoras a comprar este tipo de energía. Desde entonces, se ha reforzado la normativa en este sentido.
Destaca la ley aprobada en abril de 2000, Ley de energías renovables, y sus sucesivas modificaciones, cuya finalidad es aumentar la participación de las ERNG en la generación de electricidad de forma paulatina. Los objetivos son llegar a un 35% en 2020, a un 50% en 2030, a un 65% en 2040 y a un 80% a mitad de siglo.
Por otro lado, el costo extra lo están asumiendo los consumidores con tarifas más altas por la electricidad. De igual manera, las subvenciones salían del dinero de los contribuyentes y de las pymes
Aun así, es un esfuerzo que, si todo sale según lo previsto, realmente habrá valido la pena para el país y también como ejemplo a seguir.
Imaginemos un escenario futuro: Año 2050. Alemania, ha conseguido producir el 80% de su electricidad con energías limpias, además de haber haber cerrado los últimos reactores en el 2022, por lo que llevan casi tres décadas sin depender de la energía nuclear.
Nada queda de aquellas 17 plantas de energía nuclear que había a comienzos de siglo, además, por lo que se ha acabado con el peligro que suponen estas instalaciones a nivel ambiental y, consecuentemente, también se preserva la salud pública.
Una transición a un sistema energético mucho más ecológico, basado en las renovables. En definitiva, si Alemania cumple sus objetivos, el país se convertirá en el motor de la energía limpia en Europa y buena parte del mundo. Pero la realidad no es tan de color de rosa. A pesar de invertir fuertemente en energías renovables, el carbón sigue siendo clave para garantizar una energía confiable, abundante y barata, con la que paliar la intermitencia del suministro de las energías verdes, así como el encarecimiento de la tarifa que éstas suponen.
Por otro lado, el año 2050 es un objetivo demasiado lejano, y llevar a cabo su ambicioso plan es mucho más complicado que convertir un pueblo en un paraíso para las renovables, sin que ello reste méritos a Wildpoldsried. Muy al contrario, tanto una como otra iniciativa tienen la gran virtud de apostarlo todo al verde, dejando abierta la puerta a la esperanza en un mundo mejor.
En palabras del vicealcalde, Günter Mögele, “la gente se sorprende de que el Energiewende esté sucediendo tan rápido”, y de hecho no puede extrapolarse a un proyecto nacional, pero sí es un ejemplo increíble del gran potencial que tienen las energías verdes cuando los ciudadanos y sus municipios trabajan juntos.
Fuente: http://www.ecologiaverde.com/
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