MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Aves playeras, un tesoro turístico aún sin desarrollar

Casi sin proponérselo pero dedicando un tiempo preciso, aprovechado en intensidad. Sin montar una logística para desplazarse a lugares claves dentro de la bahía. Con más espíritu lúdico que competitivo, los integrantes de la fundación ambientalista Inalafquen se sumaron a las actividades por el Día Mundial de la Observación de Aves. Y con su tarea San Antonio Oeste se convirtió en la mejor rankeada de Río Negro, ya que avistaron 97 especies durante la jornada del 5 de mayo pasado. Dejaron atrás a General Roca (83) y Valle Medio (55), que obtuvo el tercer puesto.

“El resultado confirma el enorme potencial que tiene nuestra zona para el turismo de observación de aves. También nos plantea el desafío de que esta actividad se desarrolle cuidadosamente, con guías de probada honestidad y conocimiento, respetuosos de los cuidados en un área natural protegida” expresaron en un escrito.

Los expertos consideraron que “bien manejada”, la observación de aves generaría ingresos para la zona.

Tal como el avistaje embarcado de fauna marina y el buceo, se apunta a quebrar la estacionalidad de un destino que explota en el verano con el atractivo de la belleza de sus playas.

“En este momento bien podríamos estar preparados para recibir turistas que estén en la búsqueda del chorlito ceniciento (una especie en riesgo), o del cauquén, que están en nuestra costas. Pero tenemos todo el año para disfrutar de las distintas aves. En primavera vemos movimientos de ostreros en parejas, porque se preparan para la nidificación. Y está la llegada de pájaros en el monte, como las golondrinas. A veces estas presencias son tan cotidianas que no las contamos como atractivos. U olvidamos que un buen plan puede ser, por caso, salir al monte para ver qué especies nuevas podemos encontrar”, manifestó Gabriela Mansilla, experta en el tema e integrante de Inalafquen.

Mansilla explicó que en la bahía San Antonio existen tres clases de aves. “Son las de monte, las playeras y las marinas, que encontramos al ir mar adentro en salidas embarcadas”. Para avistarlas “hay que tener en cuenta como es el hábitat de cada especie. No hay que olvidarse de que para observarlas hay que ingresar a su medio, por eso es importante conocer cómo es el comportamiento de cada una ellas. Para no interferir provocando impactos”. Mansilla consideró que contar con un espacio físico de interpretación sería clave para retomar la actividad.

Durante años funcionó en el ingreso a Las Grutas un centro de avistajes, formado por un equipo interdisciplinario. Se cerró por diferencias con el concesionario.

“Los guías tienen que estar preparados”

La bióloga Patricia González explicó que en los últimos años “se incrementó la cantidad de gente que viene a avistar, y de allí surge la necesidad de contar con guías preparados”.

Es que el impacto que puede provocar alguien que desconoce el comportamiento de las especies, o pretende incursionar en cuatriciclos por áreas sensibles pese a la prohibición vigente, puede ser muy perjudicial.

“En las playas hay temporadas de nidificación de ostreros. Ellos para engañar a sus predadores hacen un pocito en la arena, y los huevos no se ven. Si pasan vehículos los aplastan. Además los pichones no escapan, se aplastan contra el piso ante una amenaza. Y también pueden morir pisados” alertó. “Cuando son más grandes, tardan 40 días en empezar a volar. Algunos conductores que toman como gracia arremeter contra ellos porque les gusta verlos levantar vuelo y los matan. Aunque se ven grandecitos, los ostreros de esa franja no pueden volar” añadió. “Lo mismo ocurre con los juveniles de flamencos”.

Otra de las amenazas que viven los ostreros se funda en que cada pareja “tiene un territorio de 100 o 200 metros de playa. Y cuando ven personas, para preservar a su cría, se alejan de ellos y van a otro sitio para tratar de llamar la atención del posible predadores.

Apuntan a crear un corredor regional con aves “emblema”

“Un corredor de avistaje de aves fortalecería el turismo en toda la región”, aseguró la experta Gabriela Mansilla, quien sueña con lograr ese objetivo.

Las ciudades de la región que podrían formar parte de él son muchas, y cada una tiene un ave “emblema”.

“En cada lugar podés encontrar especies que se pueden tomar como ‘bandera’ ya sea porque son carismáticas, endémicas (sólo viven en esa zona) o están en peligro de extinción” expresó Mansilla.

“Tanto en la provincia como en la costa fácilmente se puede trabajar estableciendo un corredor para observadores. Y eso sería una gran fortaleza en el mercado turístico. Porque se puede aspirar a captar a un turismo extranjero, que seguramente visitará el lugar si tiene una gama mucho más amplia, que le dé la posibilidad de observar distintas especies. Y que tal vez no vendría para ver sólo un ave, o ir a un sólo lugar”.

También existen clubes de observadores de aves (Coas).

“La institución más grande del tema en Argentina, que justamente es ‘Aves Argentinas’ tiene una red de observación de especies en todo el país. Tiene un registro de los pájaros por regiones y los clubes se organizan y viajan para observarlos. En nuestro caso, lo bueno es estar preparados para recibirlos. A San Antonio ya vinieron varios Coas”. apuntó la experta.