MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Bóveda «del fin del mundo» diseñada para proteger semillas de cataclismos globales

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard, comúnmente conocido como la bóveda del fin del mundo, es el almacén de semillas más grande del planeta cuyo objetivo es salvaguardar las semillas de las plantas que sirven de alimento para el ser humano.

El enorme depósito subterráneo cuenta con más de 860.000 muestras provenientes de casi todas las naciones, incluyendo a Irak y Corea del Norte.

Esta famosa bóveda «del fin del mundo» fue construida en una ladera de montaña del Ártico para proteger el suministro de alimentos a nivel mundial en caso de un cataclismo global.

La intención es evitar «una futura pérdida de diversidad». Todas estos duplicados están en el interior de búnker, a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte. Está construido para resistir el paso del tiempo y a los desastres naturales o a los provocados por el hombre.

Localizado en una isla remota del archipiélago noruego de Svalbard ; la bóveda del fin del mundo es una obra de ingeniería resistente a terremotos, radiación, actividad volcánica y a la crecida del nivel del mar.

La instalación tiene capacidad para almacenar 4,5 millones de muestras de semillas, y cada una contiene 500 semillas guardadas herméticamente en una bolsa de aluminio. En la actualidad, hay más de 850.000 muestras de más de 60 instituciones y de casi todos los países del mundo.

Inaugurado en 2008, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard está financiado y gestionado por el ministerio de Agricultura y la Alimentación de Noruega, el Global Crop Diversity Trust y el Banco Genético Nórdico. Además, un Consejo Asesor Internacional se encarga de supervisar el funcionamiento. Por todo ello, Noruega gasta 300.000 dólares anuales.

A pesar de que en el mundo existen más de 1.700 bancos genéticos que contienen colecciones de cultivos alimenticios, las especiales condiciones meteorológicas de este lugar del Polo Norte son las que permiten la máxima seguridad.

-18ºC es la temperatura óptima a la que deben ser guardadas las reservas de semillas. Esa temperatura puede ser mantenida en la bóveda de Svalbard incluso en caso de fallo eléctrico gracias al permafrost, capa de hielo permanentemente congelada del exterior que actuará como refrigerante natural.

Según explica ‘Global Crop Diversity Trust’ en su página web, esta bóveda «garantizará durante siglos millones de semillas representando cada variedad de cultivo importante disponible en el mundo hoy».

La conservación de las semillas en la bóveda es un servicio gratuito, y los países que guarden allí sus muestras seguirán siendo los propietarios de las mismas. Es decir, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard funciona como una caja de seguridad.

Fuente: Crónica