Glaciarium se encuentra a sólo 7 kilómetros de El Calafate, sobre la ruta hacia el Glaciar Perito Moreno, a pocos metros de haber pasado Bahía Redonda -saliendo de la ciudad hacia Puerto Bandera-, donde a la izquierda se ven los carteles de ingreso al predio y el portón de entrada, desde donde hay que recorrer unos mil metros de camino de ripio hasta acceder al edificio principal.

El Centro Glaciarium fue creado con el propósito de promover el conocimiento y exaltar los sentidos que intenta, con nobles recursos estéticos y narrativos, explicar al visitante la magnificencia de los glaciares.

Para ello se diseñó un espacio vivo, donde predominan estímulos visuales y sonoros, interactivos y entretenidos, y que contribuyen al conocimiento.

En un paisaje donde domina la estepa, el perfil del edificio se recorta sobre el horizonte dando la impresión de un glaciar solitario sobre un terreno en el que miles de años atrás dominaban esos gigantes de hielo, cuyos rastros aún pueden adivinarse.

Glaciarium, único en América Latina en su estilo y concepto, invita a conocer más a fondo todo lo que los glaciares tienen para decir, y es una introducción perfecta a la visita del Parque Nacional los Glaciares, ya que permite comprender antes de ver y de disfrutar, abre los sentidos y despierta la curiosidad.

Si el turista decide ir después de conocer el famoso glaciar Perito Moreno, el lugar se convertirá en un cierre perfecto del circuito porque logrará que todo lo visto cobre un sentido diferente, dejando la puerta abierta a un conocimiento más profundo.

Su visita es una forma de enriquecer el viaje a la Patagonia, pudiendo disfrutar y comprender mejor el espectáculo que se vive en el Parque Nacional Los Glaciares.

El edificio, de 2.500 metros cuadrados, pone en valor los glaciares, permite conocer su evolución, y es el resultado de años de estudio y de recorrido de miles de kilómetros sobre hielo, de exploradores y científicos.

Al recorrerlo, el visitante se siente espectador y protagonista al poder disfrutar de las diferentes proyecciones y también terminar con una copa en el Glacio-Bar, que es el primero en su tipo que se construyó en el país y a partir del cual ya se inauguraron otros en diferentes lugares turísticos.

En ese espacio para el descanso, antes de seguir recorriendo el Glaciarium, en el singular bar todo es de hielo: paredes barra, mesas, bancos, copas, y no cualquier hielo, sino del propio glaciar que a pocos kilómetros espera con su majestuosa figura.

El ingreso a ese recinto donde la temperatura es de 10 grados bajo cero, para lo cual se provee de capa, guantes y botas especiales, es una invitación para probar algún trago de bebida blanca, aperitivos, licores y bebidas sin alcohol.

Al bar se puede ingresar cada media hora, con una estadía máxima de 20 minutos, comenzando el primer turno a las 10.30, mientras que el último turno es media hora antes del cierre, aunque se recomienda realizar reservas para evitar tener que hacer largas colas de ingreso.

El edificio, de 2.500 metros cuadrados, pone en valor los glaciares, permite conocer su evolución, y es el resultado de años de estudio y de recorrido de miles de kilómetros sobre hielo, de exploradores y científicos.

Una vez satisfechos, los turistas pueden continuar con el recorrido de Glaciarium por alguno de sus dos pabellones, a los que se ingresa por un pasillo oscuro donde sólo se escucha el sonido de la gotas de agua; un efecto sobre lo que significa el deshielo.

Paneles que hablan de la formación del hielo, historia de exploradores y científicos, trabajos de grandes fotógrafos argentinos como Florian Von der Flecht, Daniel Wagner y Andrés Bonetti atrapan la mirada y hacen soñar.

Un poco más adelante, es el turno del comienzo del universo y los períodos glaciológicos, con una maqueta que representa el campo de hielo y el origen de los glaciares, además de pantallas interactivas que permiten apreciar, por ejemplo, el retroceso del glaciar Upsala.

El glaciar Perito Moreno, por supuesto, tiene un lugar de privilegio, donde se muestra su inmensidad y su famoso dique natural que luego se desmorona con un gran rompimiento.

El recorrido termina en un túnel que despierta sensaciones a través de un interesante sistema de proyecciones simultáneas -previo visitar el lugar donde se homenajea al Perito Francisco Pascasio Moreno- tras un emocionante recorrido de unas dos horas.