MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Miles de vehículos para uso compartido empiezan a llegar a las capitales europeas | A diferencia de los sistemas de préstamo tradicionales, no precisan de estaciones fijas y su candado se desbloquea con el teléfono móvil.

Ofo, Mobike, Obike, Gobee… Son algunas de las compañías asiáticas que están revolucionando a nivel global el concepto de ‘bicicleta compartida’. A diferencia de los sistemas de préstamo que existen desde hace años en muchas ciudades, entre ellas Gijón y Avilés, estos vehículos no usan estaciones fijas, sino que pueden cogerse y dejarse en cualquier lugar.

Su candado se desbloquea a través de una aplicación de teléfono móvil, mediante la lectura de un código QR que identifica a cada bicicleta. Una vez finalizado el trayecto, basta con cerrar el candado y cualquier usuario podrá cogerla en ese mismo punto. Al contar con sistemas de geoposicionamiento, además, a través de la aplicación de cada compañía se puede localizar cuál es la bicicleta disponible más próxima en cada momento.

Las compañías cobran a los usuarios en función del tiempo de uso, con precios que parten desde 0,5 euros por media hora, si bien en los lugares donde empiezan a dar sus primeros pasos son habituales las promociones que permiten un uso gratuito, bien en días concretos o durante los primeros minutos de paseo. Algunas de ellas, además, cuentan con sistemas de puntos que bonifican o penalizan a sus usuarios bajándoles o subiéndoles el precio en función del uso que hagan del servicio, teniendo en cuenta por ejemplo si las bicicletas se dejan en lugares adecuados o si se informa de averías o deficiencias en los vehículos. El cobro se hace automáticamente, descontándolo de una recarga previa.

Gestadas en países como China o Singapur, donde empezaron a dar sus primeros pasos y sus bicicletas se cuentan ya por millones, estas empresas han registrado este año un crecimiento exponencial, dando el salto definitivo a toda Asia, Europa, Estados Unidos y Australia. La singapureña Obike, con apenas diez meses de vida, ya está presente en trece países. Las bicicletas de Mobike ya ruedan por Londres, Milán, Rotterdam y, desde hace unos días, por Berlín. Ofo está presente en urbes como Cambridge, Washington y Sidney. Y Gobee acaba de desembarcar en París. En esta vertiginosa carrera comercial, en la que las compañías pugnan por ser las primeras en implantarse en cada territorio, dos de ellas han hecho recientemente su primera incursión en España: OBike en Madrid y Granada, y Ofo en Madrid. «Estamos estudiando diversas ubicaciones a nivel nacional», confirman desde esta última empresa de cara a su llegada a más ciudades españolas, aunque sin concretar si en sus planes entra alguna localidad asturiana.

Conocidas ya como el ‘Uber’ de las bicicletas, en referencia a la compañía que en los últimos años dio un vuelco al sector del transporte privado de viajeros, estos vehículos están haciendo lo propio con la movilidad urbana, aunque no sin problemas. Sus colores -identificativos de cada empresa- llenan calles enteras de Shanghai, Pekín o Hangzhou, a veces estacionadas en hileras interminables y otras, en los lugares más transitados, directamente amontonadas una sobre otra. Y en ciudades como Munich miles de ellas desembarcaron de la noche a la mañana, sin previo aviso a las autoridades locales, y no tardaron en ocupar aceras y lugares donde representaban un estorbo, dada la libertad de los usuarios para dejarlas en cualquier lugar. Por eso, algunas capitales estudian ya normativas específicas para regular tanto la ocupación del espacio público que hacen las empresas de forma gratuita como el uso de estas bicicletas en sí.

Por otra parte, algunas de las empresas, como BlueGoGo, empiezan a sufrir las consecuencias de una expansión demasiado vertiginosa, en un sector que algunos expertos identifican con una burbuja de dimensiones munciales.

Fuente: http://www.elcomercio.es/sociedad/revolucion-bicis-asiaticas-20180102001042-ntvo.html