El proyecto de plantas nucleares en el país que tanto revuelo causó en la provincia y que seguía vigente por las intenciones de Sierra Grande de que la central se construya allí, se desmoronaría debido a la suspensión por parte del presidente de la Nación, Mauricio Macri del acuerdo con China para el financiamiento de la iniciativa.
El difícil contexto económico del país es lo que habría hecho decidir a Macri para declinar la posibilidad y evitar así un endeudamiento de 12 mil 500 millones de dólares con el país asiático.
Las obras de la cuarta central, Atucha III a instalarse en Lima, Zárate, se consideraban de inicio inminente e iban a generar más de 5 mil puestos de trabajo. Respecto a la quinta, la misma correspondía a Río Negro. El año pasado el gobernador que primero anunció la llegada del proyecto, se opuso al mismo tras la falta de consenso social. Por su parte el intendente de Sierra Grande presentó hace poco un amparo judicial para que se declare inconstitucional laley aprobada en la Legislatura provincial que prohíbe la instalación de centrales nucleares. La intención de Iribarren era que la planta se construya en su localidad.
Según publicó Clarín en su plan de bajar el déficit fiscal, de cara a un acuerdo con el FMI, el Gobierno negoció con China la suspensión de las obras, que se iban a hacer con un crédito blando del país asiático y con 8 años de gracia para empezar a pagarlo para que Atucha III, cuyo proceso de construcción y puesta en marcha se estimaba en siete años, generara ingresos que permitieran hacer frente a las obligaciones, recordaron a Clarín fuentes del sector. El monto total de la construcción era de u$s 14 mil millones, de los cuales China iba a financiar el 85%.
‘Por ahora todo suspendido, se evaluará más adelante‘, dijeron cerca del vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui. Incluyeron en esto a la quinta central frente a informaciones iniciales de que el proyecto seguía en pie para después de 2022.
Atucha III estaba proyectada como la cuarta central, luego de Embalse, y Atucha I y Atucha II. En mayo de 2017, en China, Macri firmó el acuerdo marco para la construcción de las dos nuevas centrales nucleares. La cuarta se iba a hacer con tecnología canadiense y la quinta, cuyas obras empezarían hacia 2020, enteramente china.
La noticia cayó como una bomba en la zona de Zárate, donde esperaban verse beneficiados con la reactivación económica de la construcción, y también en Neuquén, donde la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito, de mil empleados, sobrevive por meses sin producir y sus expectativas estaban puestas en la cuarta central, que iba a funcionar con agua pesada.
El matutino porteño recordó que la quinta central era la que iba a construirse inicialmente en Río Negro pero el gobernador Alberto Weretilneck, su principal promotor y que viajó a China con Macri en 2017, terminó por rechazarla tras haber caído derrotado en las PASO de 2017. La central nuclear era rechazada por la Iglesia Católica, organizaciones ambientalistas, partidos políticos y sindicatos rionegrinos. Hasta ahora, esta central no tenía ubicación definida.
La construcción de ambas iba a elevar a 10% el aporte de la energía nuclear al sistema eléctrico, que actualmente apenas supera el 6%. Lo que no explicó el Gobierno -que oficialmente tampoco quiso confirmar la información- es la vinculación entre el ajuste que se viene con la baja de estos proyectos, cuando hasta ahora se había destacado que el crédito a los chinos se empezaría a pagar con la planta ya produciendo, dentro de ocho años. Consultados por este diario voceros del Ministerio de Energía se limitaron a responder ‘sin comentarios‘, y el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, no respondió al llamado de este diario a su despacho.