Por primera vez, científicos han creado un modelo climático para predecir los efectos de los parques solares y eólicos sobre el clima y la vegetación.
En un artículo que se acaba de publicar en Science, una investigación co-dirigida por Yan Li, investigador en la Universiad de Illinois, y Eugenia Kalnay, de la Universidad de Maryland, ha asegurado que si se levantaran grandes instalaciones de este tipo en el desierto del Sáhara y en el Sahel, esto tendría un efecto beneficioso sobre las temperaturas y las precipitaciones, porque aumentaría la oscuridad y la rugosidad de la superficie. Además, esto aumentaría la cobertura vegetal, lo que a su vez multiplicaría estos efectos beneficiosos.
«Los estudios hechos anteriormente han mostrado que las grandes granjas solares y eólicas pueden cambiar el clima a escala continental», ha dicho en un comunicado Yan Li. «Pero estos modelos no han tenido en cuenta la vegetación, y podrían predecir impactos climáticos muy distintos de los que tendrían verdaderamente».
En esta ocasión, los investigadores decidieron tener en cuenta la influencia de las plantas. Y se centraron en el desierto del Sáhara y en el Sahel por varios motivos, tal como han escrito en el artículo: ambos constituyen la zona desértica más extensa del mundo, están habitado de forma muy dispersa y son muy sensibles a los cambios. Además, su localización resulta idónea, porque están en África y cerca tanto de Europa como de Oriente Medio, zonas que experimentan una gran y creciente demanda energética.
«Ya se sabía que la rugosidad de la superficie y el albedo pueden afectar al clima y a las precipitaciones», ha dicho J. Shukla, experto en clima de la Universidad George Mason no implicado en el estudio, para referirse a dos de las causas por las cuales parques solares y eólicos podrían cambiar el clima en el Sáhara. «Pero esta es la primera vez que se concluye que una vegetación dinámica llevaría a un fenómeno de retroalimentación positiva».
Sin embargo, lo cierto es que la escala de las instalaciones necesarias para causar el milagro en el Sáhara y en el Sahel es tan inmensa que parece solo posible en la ciencia ficción. Para ello, las granjas eólicas y solares simuladas en este estudio tendrían que alcanzar una extensión de nueve millones de kilómetros cuadrados, es decir, todo el Sáhara. Esto generaría una media de 3 a 79 teravatios (esto equivale a 10^12 vatios) de energía cada año, respectivamente.
«En 2017, la demanda energética global fue de 18 teravatios, así que esta es mucha más energía de la que actualmente se necesita en todo el mundo», ha reconocido Yan Li.
Los beneficios de los molinos
Aparte de que esto podría cambiar en un futuro, lo interesante es que el modelo presentado por estos investigadores es capaz de explicar el efecto sobre el clima de este tipo de instalaciones, introduciendo el factor de la vegetación.
En efecto, han predicho que los parques eólicos generan aumentos regionales de temperatura, sobre todo en las mínimas, en la cercanía de la superficie. La causa está en que los molinos promueven la mezcla vertical de aire, y hacen descender el más cálido de las alturas. Este aumento es de 2,16ºC temperaturas mínimas y de 1,85 en máximas.
Además, las granjas eólicas aumentarían las precipitaciones en una media de 0,25 milímetros diarios en el Sáhara, y de 1,12 milímetros diarios en el Sahel, lo que equivale a una duplicación, aproximadamente. Esto ocurriría porque los molinos promueven la mezcla de las masas de aire y un aumento de la humedad.
Esto tiene una interesante consecuencia: «Este incremento de las precipitaciones lleva a un aumento de la cobertura vegetal, lo que a su vez promueve las precipitaciones», ha dicho Li. Por una parte porque reduce el albedo (el porcentaje de radiación solar reflejada) y por otra porque la vegetación aumenta la evaporación, la fricción del viento con el suelo y la cobertura de nubes.
Los cambios provocados por los paneles solares
Por otra parte, según las conclusiones de este estudio, las centrales solares tienen un efecto positivo similar tanto en lluvias como en temperaturas. Esto ocurre porque los paneles reducen el albedo de la zona, lo que también promueve le crecimiento de la vegetación y el consiguiente incremento de precipitaciones.
En concreto, el aumento de temperaturas es de 1,28 ºC en las máximas y de 0,97 en las mínimas. En cuanto a las precipitaciones, se logra un incremento de 0,13 milímetros por día en el Sáhara y de 0,57 en el Sahel.
Si ambos tipos de instalaciones se combinaran, los efectos positivos aumentarían. Se lograría un aumento del 150% en precipitaciones y de 2,65 grados en las temperaturas mínimas en el Sáhara. En el Sahel, sin embargo, ocurriría un aumento sustancial de precipitaciones: de 200 a 500 milímetros más por año, «que es lo suficientemente importante como para tener un impacto destacado en la ecología, el medio ambiente y la sociedad», escriben los autores del estudio.
Estas instalaciones «podrían ayudar a la agricultura, al desarrollo económico y al bienestar social del Sáhara, el Sahel, Oriente Medio y otras regiones cercanas», ha dicho Safa Motesharrei, coautor e investigador en la Universidad de Maryland. Esto es especialmente importante si se recuerda que el Sáhara, el Sahel y Oriente Medio están entre las zonas más secas del mundo, y que sufren del problema de la pobreza.
Además, según Motesharrei, «la disponibilidad de tantas cantidades de energía limpia permitiría la instalación de plantas desalinizadoras», lo que también tendría un gran impacto en la expansión de la agricultura, la salud pública, la producción de comida y la restauración de la biodiversidad.
Han concluido que si se planificara con cuidado, parques solares y eólicos podrían abastecer de energía al mundo y tener un impacto beneficioso en el clima del Sáhara y del Sahel. Aunque hoy en día estamos lejos de instalaciones tan gigantescas como las estudiadas ahora, han dado muchos ejemplos de próximos proyectos de paneles solares y molinos de viento que, según ellos, muestran que cada vez más, esta «utopía» es posible.
Por ello, han abogado por las energías renovables como la solución primaria para hacer frente al reto global de la energía, el cambio climático y la sostenibilidad ambiental y social. «Esta podría ser nuestra mejor oportunidad para sostener la vida en este planeta a la vez que mejoramos la calidad de vida de todo el mundo», han dicho los autores del estudio.
Fuente: diario ABC de España