Bariloche – La recuperación de la planta, clausurada y desguazada por el menemismo en los 90, demandó una inversión al país de 27 millones de dólares. Pero no producirá uranio enriquecido. El proyecto apuntó a manejar el enriquecimiento de uranio y demostrarlo al mundo, para integrar e influir en las decisiones del selecto grupo de naciones poderosas que maneja la comercialización de insumos industriales –de uso en energía nuclear o no- en el mundo.
Financiado por el Ministerio de Planificación Federal de la Nación con 27 millones de dólares, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) cumplió a fines del año pasado con un proyecto histórico del país, abandonado por las políticas neoliberales aplicadas por el ex presidente Carlos Menem en los 90: dominar el ciclo completo del combustible nuclear.
Se trata de la reactivación del Módulo Experimental de Enriquecimiento de Uranio del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, que en diciembre logró enriquecer hexafluoruro de Uranio 235 del 0,71% (como el mineral está en la naturaleza) al 0,74%. Y recientemente fue sometida a una audiencia pública sobre su impacto ambiental.
Parece poco, más si se tiene en cuenta que las centrales de Embalse y Atucha I demandan uranio enriquecido en un 20%.
Incluso la planta de Pilcaniyeu no producirá uranio enriquecido, por lo que no lo proveerá a ninguna central, reactor ni equipo nuclear argentino ni mundial.
Pero el reciente y aparente minúsculo logro –que en realidad es fenomenal- alcanza de sobra para instalar al país en las decisiones de un puñado de países que dominan la comercialización de insumos de uso industrial en todo el mundo. Actúa en base a criterios de no proliferación, pero maneja un gran listado de insumos y productos que no necesariamente son de uso en la industria nuclear.
Se trata del Nuclear Suppliers Group (NSG, Grupo de Proveedores Nucleares en español), que funciona dentro de Naciones Unidas, y pese a contar con medio centenar de países miembros es manejado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, China, Rusia, Francia e Inglaterra.
“Así como manejan la política del mundo, lo hacen con los insumos o productos industriales. Tienen autoridad sobre una lista de insumos o productos supuestamente necesarios en la proliferación bélica nuclear, pero que en su mayoría son de uso industrial no nuclear, y dicen a quién se los puede vender y a quién no”, explicó a Económicas Bariloche un científico de la CNEA.
Argentina estaba fuera del NSG desde el abandono del desarrollo de la energía nuclear, dispuesto por el ex presidente Carlos Menem. Incluso el cierre y desmantelamiento del complejo de Pilcaniyeu, que trabajaba normalmente durante el gobierno de Raúl Alfonsín, fue parte de ese proceso regresivo neoliberal, fundado en presiones de Estados Unidos.
Y volvió recientemente, a partir de la recuperación del Plan Nuclear Nacional, lanzada en 2006 por el ex presidente Néstor Kirchner, sostenida por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la que se invirtieron miles de millones de dólares en distintos proyectos. (Ver síntesis en el link adjunto)
Cuando el Plan comenzó a reactivar la planta de Pilcaniyeu, el país pasó a integrar la mesa chica de las decisiones del NSG. El año pasado, cuando el emprendimiento marchaba a pasos agigantados a lograr su cometido, Argentina fue elegida a cargo de la Presidencia. Y a principios de este año, se convirtió en el primer país desde su fundación en 1975 en ser reelecta al frente de la organización.
En eso fue determinante la reactivación de Pilcaniyeu y la demostración de que puede enriquecer Uranio en apenas tres décimas.
Argentina compra el uranio que usa, lo diluye y fabrica las pastillas de combustible, y va a seguir haciéndolo. Pero este logro le facilitó las operaciones y mejoró el precio. Además el país tiene ahora un voto determinante, para impedir que le nieguen la posibilidad de comprar insumos o productos industriales comunes a países de Latinoamérica, por ejemplo.
A futuro, además, el país podrá decidir producir uranio enriquecido, y sólo deberá hacer una nueva inversión y destinar tiempo a lograrlo en Pilcaniyeu. Porque el know how es argentino.
FUENTE: Económicas Bariloche