Medio Ambiente y Erradicación de la Pobreza: transformando vida y planeta con dignidad ecosistémica

Medio Ambiente y Erradicación de la Pobreza: transformando vida y planeta con dignidad ecosistémica

Viedma, Rio Negro, 17 de octubre de 2025. Imagina un futuro donde cada persona puede vivir con dignidad, sin temor al hambre, y donde la naturaleza florece y se regenera aun en los lugares más vulnerables. Este es el ideal que abraza el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, una jornada global que demuestra que eliminar la pobreza no solo beneficia a las personas sino al medio ambiente y a las generaciones futuras.

Cada 17 de octubre, Naciones Unidas convoca a gobiernos, sociedad civil y comunidades afectadas a unirse para transformar modelos de desarrollo excluyentes en sistemas ecológicos, participativos y equitativos. Conectar pobreza y medio ambiente no es solo un ejercicio teórico: revela cómo la injusticia socioeconómica profundiza la degradación ambiental, y cómo las soluciones basadas en justicia climática y protección ambiental pueden romper ciclos de exclusión y vulnerabilidad. Acompáñanos a explorar por qué este día es clave para reimaginar sociedades más justas y sostenibles.

¿Qué es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza?

Este día tiene sus raíces en un masivo acto de solidaridad realizado en 1987 en París, frente al Trocadero, donde miles de personas se reunieron para afirmar que la pobreza extrema es una violación de los derechos humanos. Fue un reconocimiento colectivo a las víctimas de la miseria, el hambre y la violencia, y servía de plataforma para exigir un cambio global.

Luego, la Asamblea General de la ONU institucionalizó esta fecha como un día anual de reflexión, acción y exigencia. Desde entonces, este día se ha convertido en un espacio de encuentro donde personas que viven en pobreza comparten sus experiencias, organizaciones de base reclaman justicia y el mundo renueva el compromiso de terminar con la desigualdad. No es un día de discursos vacíos, sino una oportunidad para escuchar, visibilizar, actuar en conjunto y avanzar hacia un planeta donde la dignidad sea un derecho real para todas y todos.(Naciones Unidas)

La conexión con el medio ambiente: pobreza y crisis ecológica compartida

La pobreza no ocurre en el vacío: muchas personas en situación de privación habitan zonas altamente expuestas a desastres, degradación del suelo, deforestación o escasez de agua. Este vínculo entre desigualdad material y fragilidad ecológica es una realidad compartida por millones. La degradación ambiental agrava las condiciones de vida y limita la capacidad de recuperación frente a sequías, tormentas o escasez climática. Invertir en soluciones ambientales —participación comunitaria, restauración de ecosistemas, manejo sostenible de suelos y bosques— no solo mejora el entorno, sino que también rompe ciclos de pobreza al fortalecer medios de vida más resilientes.

De esta manera, armonizar justicia social y justicia ambiental se convierte en clave para erradicar la pobreza hoy y proteger el planeta mañana.(UN DESA, Naciones Unidas)

Temas de cada año: cuando la erradicación abraza la equidad y la justicia

Cada edición del Día Internacional se marca por un enfoque temático que responde a las urgencias globales y reconoce las voces de quienes viven en pobreza. El tema más reciente destacó que el maltrato social o institucional puede ser tan dañino como la hambre: una forma de violencia cotidiana que niega el derecho a ser escuchado, a acceder a servicios básicos, a tener identidad y participación política.

Reconocer este maltrato es fundamental para promover sociedades más inclusivas, pacíficas y democráticas. La conexión con el medio ambiente se manifiesta cuando estas formas de violencia se traducen en falta de poder para exigir protección ambiental, acceso equitativo a recursos naturales o participación en decisiones sobre los territorios. Este enfoque reconoce que erradicar la pobreza exige transformar no solo economías, sino también políticas, percepciones y estructuras institucionales.(Wikipedia, Naciones Unidas)

Voces de quienes viven la pobreza: participación como herramienta de cambio

Uno de los valores centrales de esta jornada es dar protagonismo a las personas que viven pobreza. Desde su origen, se ha destacado la importancia de escuchar sus historias, valorarlas como agentes de cambio y empoderarlas para que participen en las decisiones que afectan sus vidas. Esta participación activa es una forma poderosa de dignificación que también fortalece las respuestas ambientales.

Las comunidades que sufren pobreza suelen ser guardianas de ecosistemas vulnerables: sabían cómo conservar el suelo, proteger bosques, gestionar el agua. Recuperar este conocimiento tradicional y combinarlo con políticas sostenibles crea soluciones efectivas. El día busca que estas voces sean centrales, no accesorias, en la construcción de un desarrollo que sea humano, justo y sostenible.(Naciones Unidas, UN DESA)

Desafíos globales: hacinamiento, exclusión, discriminación y crisis climática

En un mundo de abundancia, la presencia continua de pobreza extrema es una evidencia irrefutable de fallas sistemáticas. Muchas personas sobreviven con recursos precarios, sin acceso a vivienda adecuada, agua limpia, educación o salud. La combinación de discriminación, trabajos informales inseguros, crisis climáticas y sistemas financieros injustos limita su capacidad de desarrollo.

La pandemia reciente y la crisis costera han retrocedido años de avances. Además, el cambio climático afecta con más fuerza a quienes viven en pobreza: inundaciones, olas de calor, sequías o tormentas destruyen medios de vida y profundizan la inseguridad alimentaria. El mensaje de Naciones Unidas resalta que curar estas desigualdades exige reformar la arquitectura financiera global, invertir en protección social universal y promover empleos dignos que incluyan la economía verde y el cuidado del entorno natural.(UN DESA, UN DESA, Naciones Unidas)

Iniciativas ambientales con impacto social: cuando salvar al planeta empodera comunidades

Existen múltiples proyectos donde la protección ambiental se convirtió en motor de desarrollo comunitario. Iniciativas que restauran humedales, plantan árboles, reconstruyen suelos degradados o promueven energías renovables generan empleo local, mejoran la calidad de agua, rebajan los riesgos climáticos y fortalecen la vida en comunidades antes excluidas. Estos proyectos ambiental-sociales son ejemplos de cómo la justicia climática y la erradicación de la pobreza pueden ir de la mano.

En cada contexto, las protagonistas son personas que conocen su territorio, que lo transforman con soluciones prácticas y participan junto a ONG, gobiernos y organismos internacionales. Estas historias deben ser visibilizadas todos los años durante el evento global del 17 de octubre.(UN DESA, unsdg.un.org)

El compromiso institucional: una década y una agenda global

La ONU proclamó una Década específica para erradicar la pobreza entre 2018 y 2027, alineada con la Agenda 2030. Esta planificación global incluye una estrategia interinstitucional que conecta países, mecanismos regionales y comunidades. El objetivo: coordinar esfuerzos para cumplir con el ODS 1, fortaleciendo la protección social, el trabajo decente y la inclusión.

La clave del enfoque institucional no es solo financiar políticas, sino asegurar que aquellos que viven en pobreza participen en su diseño, implementación y evaluación. Esto garantiza que las soluciones respondan a sus necesidades reales y contribuyen a construir una sociedad más justa, integrada y ambientalmente viable.(Naciones Unidas, UN DESA)

Lo que falta por hacer: propuestas para avanzar con justicia ecológica

Aun con avances, el mundo necesita redoblar esfuerzos coordinados. Es necesario asegurar apoyo social real con empleos dignos, acceso universal a salud, educación y cuidados. También urge cerrar brechas de participación, luchar contra el estigma y transformar políticas discriminatorias.

En paralelo, deben promoverse estrategias ecológicas que vinculen recuperación ambiental con medios de vida sostenibles: agricultura climáticamente inteligente, restauración de ecosistemas, energía renovable comunitaria, protección hídrica local. Las políticas integrales que unen pobreza y medio ambiente definen una nueva narrativa: erradicar la pobreza no puede separarse del cuidado del planeta. Solo así se podrá construir un futuro donde las generaciones presentes y futuras vivan con dignidad y en equilibrio con la naturaleza.

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