MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

El presidente Javier Milei «es una catástrofe» para los indígenas en Argentina

Represión estatal, expulsiones forzadas, feminicidios y detenciones arbitrarias: las comunidades indígenas de Argentina enfrentan constantemente este tipo de ataques a sus derechos. Ahora, la llegada del ultraliberal de extrema derecha Javier Milei a la presidencia de ese país sudamericano no augura nada bueno para los pueblos originarios de la región, dicen varias voces.

Los indígenas en Argentina viven hoy en la ansiedad y la incertidumbre, explicó en una entrevista Moira Millán, indígena mapuche. Vivimos angustiados porque sabemos que se seguirán implementando proyectos mineros y el acaparamiento de nuestras tierras que trae su cuota de represión.

Moira Millán es una weychafe, una guerrera mapuche que lucha para que los indígenas recuperen sus territorios de los que fueron expulsados ​​desde la época colonial. La activista y escritora se hace pocas ilusiones sobre la elección del nuevo presidente Javier Milei.

Durante la campaña electoral, los indígenas estuvimos completamente ausentes del debate público. Los temas que nos afectan están muy lejos de ser su prioridad. Probablemente no habrá avances en cuanto al respeto de nuestros derechos fundamentales, explicó Millán.

Milei encarna la cultura racista y de odio anclada durante siglos en una Argentina que se considera como la Europa blanca de Sudamérica. Su llegada al poder es una catástrofe, porque será la continuación de un Estado negacionista y de una dictadura racista.Una cita de Moira Millán, weychafe mapuche.

Moira Millán
Moira Millán vive en Corcovado, en la provincia de Chubut, al sur de la Patagonia. El nombre mapuche de este territorio es Puelwillimapu.FOTO: MOIRA MILLÁN

Millán, sin embargo, no se considera derrotista. Aunque sabe que el camino será largo, sigue convencida de la utilidad de la movilización indígena. Hay tantas batallas que librar en todos los frentes: contra la pobreza absoluta que diezma nuestras comunidades, contra el despojo territorial, la desnutrición de nuestros niños, los feminicidios y las múltiples violencias institucionales.

Los mapuches, cuyo nombre significa gente de la Tierra, viven a ambos lados de los Andes, a caballo entre Argentina y Chile. No dudan en oponerse, a veces recurriendo a la acción directa, a la presencia de las multinacionales (mineras, forestales y petroleras) que explotan, sin su consentimiento, los recursos en sus territorios ancestrales. Sólo en Argentina se estima que el número de mapuches es de unas 400.000 personas.

Es muy probable que nuestras vidas, y especialmente las de quienes luchamos por la protección de los territorios y el respeto de nuestros derechos, estén particularmente amenazadas, afirma la activista y feminista mapuche de 53 años.

LOS INDÍGENAS BORRADOS DE LA HISTORIA EN ARGENTINA

Argentina tiene oficialmente 39 naciones indígenas reconocidas por el Estado federal, desde los mapuches hasta los aymaras, pasando por los guaraníes y los chanés, por nombrar sólo algunos pueblos originarios.

Muchos historiadores coinciden en que la construcción del Estado argentino, a lo largo del siglo XIX, fue impuesta mediante el sometimiento de los pueblos indígenas a través de campañas de exterminio progresivo y sistemático, como las llevadas a cabo por el presidente Julio Roca, admirado por Milei, quien entre 1878 y 1885 despojó de sus territorios a los pueblos indígenas pampa, ranquel, mapuche y tehuelche, utilizando para ello al ejército.

Los pueblos indígenas han permanecido invisibles durante mucho tiempo en la historia del país. A menudo están ausentes del panorama mediático y en el imaginario colectivo suelen representar una especie de folclore, explicó Jorge Pantaleón, profesor de origen argentino en el Departamento de Antropología de la Universidad de Montreal.

Aunque los arqueólogos han descubierto evidencias de una presencia indígena desde hace más de 10.000 años en Argentina, el país se considera más bien como una nación con raíces europeas, en particular con el asentamiento de oleadas de inmigrantes procedentes de España, Italia o Alemania, afirma el profesor.

Las autoridades coloniales hicieron todo lo posible para erradicar la presencia de los pueblos indígenas en suelo argentino, organizando desde muy temprano políticas genocidas. Durante siglos, los pueblos originarios nunca formaron parte de la narrativa nacional hasta que comenzó el proceso de democratización del país a principios de los años 1980 con el reconocimiento de los derechos humanos. Los indígenas argentinos son vistos como un problema y no como una riqueza.Una cita de Jorge Pantaleón, profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Montreal.

Una persona con una bandera mapuche.
En Campo Maripe, en la provincia de Neuquen, la industria petrolera explota un territorio reivindicado por la comunidad mapuche.FOTO: AFP / EMILIANO LASALVIA

Según el censo de 2010, alrededor de un millón de argentinos se consideran hoy miembros o descendientes de un pueblo indígena sobre una población de 45 millones.

La victoria de Javier Milei plantea muchas interrogantes, especialmente en torno al respeto de los derechos humanos. Durante su campaña pronunció discursos agresivos sobre las minorías y sostuvo el negacionismo sobre los hechos ocurridos durante la última dictadura militar, añadió Pantaleón.

INCUMPLIMIENTO DE COMPROMISOS INTERNACIONALES

Las organizaciones humanitarias denuncian periódicamente las violaciones de derechos de los cuales son víctimas los pueblos indígenas en todo el país, desde las regiones del norte de la Argentina hasta la Patagonia.

En su último informe publicado en 2022, la organización Human Rights Watch destacó los numerosos obstáculos para que los pueblos indígenas en Argentina se beneficien de servicios básicos como el acceso a la justicia, la tierra, la educación o la atención médica.

Argentina ha fracasado repetidamente en implementar leyes que protejan los derechos de los pueblos indígenas, según las normas del derecho internacional; a dar consentimiento libre, previo e informado sobre decisiones gubernamentales y corporativas que podrían afectar sus derechos.Una cita de Informe de 2022 de Human Rights Watch sobre Argentina.

La mapuche Moira Millán señala que esta situación es responsabilidad de los sucesivos gobiernos argentinos que, según ella, han jugado constantemente en varios espacios para marginar a las poblaciones indígenas.

Buenos Aires firma tratados internacionales para quedar bien ante la comunidad internacional, pero en los hechos no los aplica. Tomemos, por ejemplo, el tratado sobre derechos lingüísticos y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, relacionado con los pueblos indígenas, ambos ratificados, pero nunca implementados en el terreno.Una cita de Moira Millán, weychafe mapuche.

Las autoridades envían a prisión a mujeres indígenas para invisibilizarlas. La mayoría de ellas no saben por qué están encerradas porque no hablan español. No existe ninguna garantía de un procedimiento justo y equitativo para estas personas, explicó Millán.

En realidad existe un conjunto de instrumentos jurídicos internacionales firmados por Argentina, confirma Silvina Ramírez, abogada en la provincia de Chubut, en la Patagonia, y especialista en cuestiones indígenas.

Incluso la Constitución de la nación reconoce desde 1994 los derechos de los pueblos indígenas, pero existe una enorme brecha entre los derechos reconocidos y su implementación, dijo la abogada.

Agrega que los derechos de los pueblos indígenas son violados reiteradamente, lo que los coloca en una situación de vulnerabilidad permanente. La principal violación se refiere a los derechos territoriales. Esto es lo que provoca el mayor número de conflictos actualmente.

Manifestación en Jujuy.
Las poblaciones indígenas de la provincia de Jujuy, en el «triángulo del litio», protestan contra una reforma de la Constitución provincial que facilita la explotación del mineral en sus territorios y limita su derecho a manifestarse.FOTO: AFP / LUIS ROBAYO

Ella mencionó los recientes levantamientos violentos ocurridos este verano de las poblaciones indígenas en la provincia de Jujuy, limítrofe con Bolivia, tras la reforma de la Constitución provincial llevada a cabo en junio que favorece la extracción de litio, cuya demanda aumentó vertiginosamente a escala mundial. Los pueblos originarios no fueron consultados sobre esta cuestión. Esto es muy grave porque se trata de la explotación de sus territorios y posibles repercusiones ambientales importantes, explicó Ramírez.

En Argentina, como en Canadá y otros países de la región, los territorios son devastados por la minería, las minas a cielo abierto, la explotación de petróleo y gas, el desarrollo inmobiliario, la expansión de la industria agrícola y ganadera, y todo esto se hace en los territorios indígenas.Una cita de Silvina Ramírez, abogada.

En un contexto tan tenso, la presidencia de Javier Milei incrementa el riesgo de agravar la situación, teme la abogada, precisando que aún es demasiado pronto como para predecir cómo planea gobernar el país.

Milei probablemente mantendrá algún tipo de continuidad histórica en lo que respecta a la situación de los indígenas. Desde el regreso de la democracia a Argentina, los distintos gobiernos se han mostrado bastante reticentes en cuanto al respeto de los derechos de los pueblos indígenas. No importa si son nacionalistas o populares, de izquierda o de derecha.Una cita de Silvina Ramírez, abogada.

Ramírez teme sin embargo que el nuevo presidente, apodado por algunos como el loco, implemente rápidamente su programa de motosierra, que implica recortes draconianos en el gasto público.

Con sus declaraciones bastante hostiles, al igual que las de la vicepresidenta Victoria Villarruel, hacia los pueblos indígenas, sospechamos que el gobierno podría eliminar el financiamiento de las organizaciones y hacer desaparecer el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y todos los programas sociales, dijo.

Para la activista mapuche Moira Millán, el futuro de los pueblos indígenas en ese país no es para alegrarse. Sin embargo, ella destaca que es una weychafe y que no abandonará a su pueblo, a pesar de las amenazas que enfrenta. Tendremos que unirnos todos y hacernos más fuertes para atravesar la noche oscura que se avecina en el horizonte, destacó la indígena.

Fuente: Espaces Autochtones / I. Houdassine

Adaptación: RCI / R. Valencia