La fuerza de la educación ambiental en la vida diaria
Viedma, Rio Negro, 26 de enero de 2025.. Cada 26 de enero el calendario nos invita a detenernos y pensar: ¿qué estamos haciendo para cuidar la Tierra que habitamos? Ese día se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, una fecha que no busca ser un simple recordatorio, sino una oportunidad para reflexionar sobre nuestros hábitos cotidianos y cómo impactan en el planeta.
En Río Negro, esta conmemoración no pasa desapercibida. Muy por el contrario, se convierte en un momento de reafirmación: la provincia elige renovar su compromiso con la educación ambiental, entendida no solo como un programa escolar o una política pública, sino como un camino colectivo para aprender a vivir de manera más consciente y responsable.
¿Qué significa educar en ambiente?
La educación ambiental no es dar clases de biología ni repartir folletos con consejos aislados. Es algo mucho más profundo: es generar conciencia crítica, invitar a la ciudadanía a hacerse preguntas y, sobre todo, ofrecer herramientas para transformar la realidad.
En Río Negro, este enfoque se cristaliza en la Estrategia de Educación Ambiental Integral (EAI), una iniciativa conjunta de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático y el Ministerio de Educación y Derechos Humanos. Su objetivo es claro: que niños, jóvenes y adultos puedan comprender los desafíos que nos impone el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o el uso desmedido de los recursos, y que al mismo tiempo aprendan a ser parte activa de la solución.
Escuelas que enseñan con el ejemplo
En muchas escuelas rionegrinas, la educación ambiental ya forma parte de la rutina diaria. No es extraño ver a los más chicos separando residuos en cestos de colores, aprendiendo a hacer compost en el patio o visitando áreas naturales protegidas para conocer de cerca la flora y fauna que habita su provincia.
Los docentes, convertidos en verdaderos multiplicadores, no se limitan a dar teoría: enseñan con proyectos prácticos, desde huertas comunitarias hasta charlas sobre energías limpias. “Si los chicos entienden desde temprano que el agua no es infinita y que cada residuo mal gestionado tiene consecuencias, tendremos adultos mucho más responsables”, comenta una maestra de Viedma que participa en talleres provinciales.
De la comunidad para la comunidad: campañas que inspiran
Pero la educación ambiental no se queda en las aulas. También se multiplica en plazas, calles y playas. Río Negro impulsa campañas de tenencia responsable de mascotas, jornadas de limpieza comunitaria en la costa atlántica, talleres de reciclaje creativo y encuentros donde vecinos aprenden sobre energías renovables o manejo de residuos domiciliarios.
Estos espacios no solo transmiten información, también generan comunidad. Familias enteras participan, jóvenes proponen soluciones innovadoras, y los adultos mayores comparten experiencias sobre cómo antes se vivía con menos desperdicio y más aprovechamiento de recursos.
Áreas Naturales Protegidas: el aula más grande y más viva
Con 13 Áreas Naturales Protegidas, Río Negro cuenta con un patrimonio natural que es, al mismo tiempo, un laboratorio vivo y un aula sin paredes. Allí, los guardas ambientales cumplen un rol fundamental: no solo cuidan los ecosistemas, también educan a quienes los visitan.
Un grupo escolar que llega a la estepa patagónica no vuelve igual: los chicos aprenden a identificar huellas de animales, a valorar el silencio de un bosque, a comprender por qué no hay que dejar residuos en la montaña o encender fogatas en zonas de riesgo. Esa experiencia práctica, lejos de los pupitres, suele ser más transformadora que cualquier libro.
La Ley Yolanda: capacitar para decidir mejor
La educación ambiental también atraviesa al Estado. La Ley Yolanda, vigente en todo el país, obliga a que funcionarios y agentes públicos reciban formación en temas ambientales. Río Negro la hizo propia a través de la Ley “Q” N.º 5.522, asegurando que cada decisión política, desde una obra pública hasta una licitación, se piense considerando su impacto ambiental.
Este paso es clave: no se trata solo de educar a la ciudadanía, sino también a quienes diseñan las políticas que nos afectan a todos. Porque no habrá futuro sostenible si las autoridades no comprenden la urgencia de cuidar el ambiente.
Una provincia que apuesta al futuro
Lo que ocurre en Río Negro es un ejemplo de cómo se puede tejer un pacto social con la naturaleza. La provincia demuestra que la educación ambiental no debe ser una materia aislada, sino un eje transversal que atraviese la escuela, la familia, el barrio y el Estado.
Cada jornada de limpieza, cada charla sobre energías renovables, cada capacitación en áreas naturales es una semilla que se planta. Y como toda semilla, necesita tiempo y cuidado para germinar. Pero Río Negro está mostrando que el camino ya comenzó y que los frutos pueden cambiar la manera en que habitamos la Patagonia.
Educar para cuidar la vida
Educar en ambiente es educar en valores. Es enseñar a respetar lo que nos rodea, a consumir de manera consciente, a entender que cada recurso tiene un límite. Es, en definitiva, educar para la vida.
Río Negro lo sabe y por eso redobla su compromiso en el Día Mundial de la Educación Ambiental. Porque solo a través del conocimiento, la conciencia y la acción colectiva podremos construir un futuro más justo, más verde y más humano.
Andrés Nievas
Técnico en manejo ambiental, consultor Ambiental y escritor para medios locales e internacionales sobre temas de geopolitica y medio ambiente.