Junín – El aumento de la población y la gran presión antrópica ejercida sobre los recursos de agua dulce de la Tierra han ocasionado una disminución en la cantidad y calidad de los mismos. Según el Dr. Ashok K. Chapagain en el mundo se extraen cerca de 4.000 km3 de agua/año, de los cuales aproximadamente un 70 % es utilizado por la producción agropecuaria, 11% por las ciudades y un 19% por la industria.
Los números hablan por sí solos: la producción de un kilo de ternera requiere 16.000 litros de agua; para producir una taza de café se necesitan 140 litros de agua; fabricar una camiseta de algodón de 500 gramos requiere de 4.000 litros de agua (desde la obtención de la materia prima a la industrialización).
La magnitud de la utilización del agua puede calcularse para un producto particular, para un grupo bien definido de consumidores (por ejemplo, una persona, ciudad, provincia, estado o nación) o de productores (por ejemplo, un organismo público, empresa privada o sector económico)…por lo tanto hoy existen herramientas para poder calcularla.
La utilización de indicadores: huella hídrica
La huella hídrica es un indicador de uso de agua que tiene en cuenta tanto el uso directo como indirecto por parte de un consumidor o productor. La huella hídrica de un individuo, comunidad o comercio se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad así como los producidos por los comercios.
El Catedrático Arjen Y. Hoekstra, creador del concepto de la huella hídrica señala que “El interés por la huella hídrica se origina en el reconocimiento de que los impactos humanos en los sistemas hídricos pueden estar relacionados, en última instancia, al consumo humano y que temas como la escasez o contaminación del agua pueden ser mejor entendidos y gestionados considerando la producción y cadenas de distribución en su totalidad”.
Asimismo explica que los problemas hídricos están por lo general íntimamente relacionados con la estructura de la economía mundial ya que muchos países han externalizado significativamente su huella hídrica al importar bienes de otros lugares donde requieren un alto contenido de agua para su producción. Por lo tanto se genera en los recursos hídricos de las regiones exportadoras una importante presión, donde muy a menudo no existen mecanismos para una buena gobernanza y conservación de los recursos hídricos.
“El aumento de la eficiencia y productividad en el uso del agua puede ser una herramienta poderosa para mejorar la sostenibilidad y la competitividad” (Aldaya et al, 2011) y así en la Huella Hídrica deberán ser tenidas en cuenta las posibles exigencias del mercado en cuanto a la certificación para las exportaciones de productos agroalimentarios argentinos. Según el estudio publicado por Arribas- Rodríguez, Argentina y Brasil son los grandes exportadores de agua virtual de la región, especialmente en cuanto a comercio agrícola y ganadero, ocupando además el segundo y quinto lugar en el mundo respectivamente.
Si bien su dependencia hídrica del exterior es mínima (3.8 y 9.2%), habría que considerar detenidamente en planes y políticas hídricas, agrícolas y comerciales, los costos ambientales del comercio de agua virtual. En Argentina algunas instituciones ya comenzaron a realizar estudios. Por ejemplo el INTA efectuó ensayos de evaluación del comportamiento de distintos cultivos y cultivares –tradicionales y alternativos– para identificar los que brindan mejor productividad económica del agua, reflejada en el aumento de la cantidad de granos producidos con igual o menor cantidad de agua, como así también, en la producción de cultivos de mayor valor económico y menor requerimiento hídrico. A su vez determinaron, según evaluaciones realizadas en las planicies medanosas del este de La Pampa, que el costo hídrico que representa producir 1 kg de carne puede variar entre 10 y 40 mil litros de agua, según el manejo realizado en cada proceso.
Algunas acciones encaminadas por la Pcia de Bs As en este último tiempo aparecen como positivas. La creación por parte de la Autoridad del Agua (ADA) del Banco Único de Datos de Usuarios de los Recursos Hídricos –BUDURH – tiene como objetivo identificar con exactitud la real demanda de abastecimiento que tienen los concesionarios del servicio, y además establecer y sistematizar las necesidades de utilización de las aguas subterráneas y superficiales. El Budurh es el primer paso para iniciar un nuevo modelo de administración: La gestión Integrada de los Recursos Hídricos. De todos modos entiendo que esta medida debe ser acompañada por una política seria y continua de divulgación de información y control, y no como una forma más de recaudar dinero.
FUENTE: El Diario de la Expoagro